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La historia en los siglos XVII y XVIII

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Cuando se refiere a la crónica conventual, Porras menciona que “no se preocupa mucho de la fidelidad histórica” sino que su propósito es “edificar o moralizar”. ¿No resulta egoísta esta postura, e incluso hipócrita, a la luz del comportamiento de clérigos y autoridades españolas? ¿Crees que podría establecerse algún equivalente con nuestros actuales medios de comunicación?

Ocurre que la crónica conventual, en su propósito moralizador, destaca los servicios espirituales prestados por las órdenes religiosas en la época colonial. Al mismo tiempo, presenta los hechos de la vida de sus miembros, cuyas trayectorias virtuosas son exhibidas como paradigmas de conducta cristiana. Y algo que es propio de la cultura barroca: abunda en detalles nimios y destaca la ocurrencia de eventos milagrosos y sobrenaturales. La crónica conventual, en ese sentido, no se preocupó tanto de la fidelidad histórica cuanto de su objetivo edificante. Sí hay en este tipo de crónica un ocultamiento informativo (aquí podríamos establecer cierta equivalencia con la práctica de algunos medios de comunicación de nuestra historia reciente, como se sugiere en la pregunta). Un ejemplo de lo dicho se observa en que la crónica conventual no informa sobre desórdenes ocurridos en las órdenes religiosas ni tampoco del relajamiento de costumbres por parte de sus integrantes, situación que no fue excepcional en los siglos del dominio español en América.

El surgimiento del Mercurio Peruano (1791-1795) se debe al interés revisionista de sus redactores que observan la historia con una “cátedra de nacionalismo”. ¿Cuánta influencia y trascendencia alcanzó este periódico? ¿Qué hábitos y posturas ideológicas corrigió?

Mercurio Peruano tuvo gran influencia en el despertar del nacionalismo criollo y en la divulgación sobre el conocimiento científico del Perú. Sus colaboradores fueron ilustrados y hombres de ciencia, pertenecientes a la Sociedad de Amantes del País, entre quienes se encontraban Hipólito Unanue y José Baquíjano y Carrillo. Mediante sus estudios, informaban acerca del Perú y corregían versiones publicadas por los enciclopedistas europeos. Porras destaca, entre otros aspectos, que sus redactores se ocuparon de los incas y que en su periódico se tratara, por primera vez, la historia indígena.

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