Читать книгу Afganistán - Jorge Melgarejo - Страница 5

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Este libro está dedicado a todos los periodistas y en su conjunto a quienes en algún momento decidieron vivir la aventura de Afganistán y que me escogieron para compartir mil arduas situaciones por un solo instante grato; suficiente para que valiera la pena.

Carlos Bosh, Ignacio Barjau, Miguel García, Jaume Bartroli, de TV3, por su gran profesionalismo y exquisito sentido de la amistad.

Julio Fuentes, de El Mundo, asesinado en la carretera Jalalabad-Kabul, en homenaje a la abrumadora humanidad que le invadía y a sus largas charlas nocturnas. Hablaba solo y dormido, tal vez fuera consecuencia de sus temores.

Alfonso Rojo, camuflado, parecía un afgano más.

Ana González, dejó de cuidarse para velar por mí, en los tiempos de la malaria, nunca se quejó.

Catty Cannon y Joe Gal, de Canadian Press y Horchi Bei, de Japan Press. A los tres, en recuerdo por habernos salvado la vida mutuamente en las montañas del Nuristán. Catty también, después caería herida en «combate».

Georgina Higuera, de El País, por ahumarme con sus gigantescos puros (cubanos según ella), despertando la curiosidad de los afganos.

Ernesto Atanasio, de TVG, gallego hasta la médula.

Juan Carlos Vásquez, de Edith Media TV (actualmente en CNR TV), sus monerías alegraban la vida a los muyahidines.

Stan Boiffin Vivier, de Le Fígaro; jamás olvidaré su envejecido trozo de queso.

Juan María Calvo Roy, de EFE, por haberlo intentado.

«Q». Saqamaki, extraordinario fotógrafo y mejor amigo, el más osado, vive en Nueva York, si pierdes su dirección, búscalo en cualquier guerra.

A Soraya Malik, nieta de Amanullah, rey de Afganistán, por su cálida e inigualable amistad.

Especialmente al querido y recordado Mr. Shaffi, conductor y amigo en Peshawar, que durante años me condujo y me ayudó a descubrir los secretos de Pakistán y los laberínticos senderos del Pastunistán, sin él todo hubiera resultado más difícil. «Crazy pathan’s» —pathanes locos— decía, él era un gran pathan.

...a los afganos que me protegieron abriéndome las puertas que conducen a los intrincados caminos de Afganistán, algunos de los cuales perdieron la vida en el cometido.



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