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Capítulo 1 - (…-1910)
La previa, inicios y ascenso a Primera

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Para destacar la importancia de la formación y origen del Racing Club de Avellaneda, se hace necesario conformar una breve reseña histórica que contextualice, social, local e internacionalmente, para obtener una precisa dimensión del acontecimiento.

Hacia fines del siglo XIX, como consecuencia de la Revolución industrial, se producen fuertes migraciones de países europeos hacia diferentes destinos, entre los que se destacaban Canadá, Estados Unidos, Australia, Brasil y Argentina.

Por aquella época Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi fueron los propulsores y lideraron el pensamiento de la apertura para el ingreso de forma masiva de los inmigrantes europeos, por considerar que era el modo de modernizar la industria, ya que pensaban que el indio y el gaucho no eran mano de obra calificada. El primer censo realizado durante la presidencia de Sarmiento en 1869 arrojó una población de 1.836.490 habitantes, logrando un aumento hacia el final de su mandato, 5 años más tarde, de 280.000 como consecuencia del ingreso de inmigrantes. Durante las presidencias de Bartolomé Mitre (1862-1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880) se ha permitido la llegada de grandes empresas extranjeras, con aportes de capital y mano de obra propia, principalmente inglesa y francesa, para el desarrollo de líneas ferroviarias.

Entre los últimos años del siglo y las primeras décadas del siguiente, se produjo una acelerada y fuerte expansión de la red ferroviaria, a lo largo y ancho del país. Entre 1895 y 1914 se habían construido más de 30.000 kilómetros de vías. Si no me equivoco, esto es considerablemente mucho más que 10 kilómetros de subte por año. Comentario al margen, esta expansión de red ferroviaria se ha extendido a lo largo y ancho del país, multiplicándose la generación de pueblos en torno a las estaciones de tren. Todo esto elaborado por operarios ingleses en su gran mayoría.

La corriente inmigratoria proveniente de Europa, entre los años 1869 y 1914, aportó una cantidad de habitantes nuevos de 5.000.000. Lo que eleva, en el segundo censo nacional, realizado en 1914, la población al número de 7.885.237 habitantes. Pero nos pasamos de largo. Una cita y volvemos a la llegada de los ferrocarriles y estos trabajadores ingleses.

El sociólogo Eric Dunning, experto en el estudio del deporte, señala que la separación entre deportes elitistas y deportes populares fue un proceso general que se repitió en la mayor parte de los países del mundo, de la mano de la reducción de la jornada de trabajo y la consecuente aparición del tiempo libre para amplios sectores de la población.

Con el aluvión de extranjeros que arribaron a nuestro país y particularmente los trabajadores ferroviarios de origen británico, se produjo lo que podríamos llamar una epidemia nacional y popular: el fútbol. Nos hemos contagiado el amor a este deporte de sus inventores, los ingleses, quienes solían jugarlo cerca de sus lugares de trabajo, puertos, estaciones de tren, etc. Por tal motivo, no solo los clubes más antiguos tienen nombres en el idioma inglés, sino que mucha terminología de origen anglosajón se ha argentinizado. Por ejemplo, la palabra “offside” mutó en “orsai”, “penalty” en “penal”, “referee” en “referí”, “out ball” en “aubol” y la más representativa de todas “foot ball” en “fulbo”. Con el tiempo nos fuimos apropiando del lenguaje y también independizando de los ingleses, y en esto último Racing Club también fue primero, pero lo ampliaremos en detalle más adelante.

Así es como en la primera década del siglo XX se produjo una creación masiva de clubes. Se han fundado más de 300 clubes en los primeros diez años del siglo. La gran mayoría siguen vigentes en la actualidad. Pero los más antiguos con vigencia aún y que fueron creados en el siglo XIX son Gimnasia y Esgrima de La Plata (1887), Rosario Central (1889), Banfield (1896) y Estudiantes de Buenos Aires (1898), entre otros.

Una mención especial para un club que tuvo poco recorrido, pero grandes logros en ese corto tiempo, que es el Alumni Athletic Club. Fundado en 1898 y disuelto en 1911, el Alumni fue el club más destacado del amateurismo. Su fundador es reconocido como el padre del fútbol argentino, el escocés Alejandro Watson Hutton. En ese corto lapso de trece años, el club participó de trece campeonatos argentinos y ganó diez. A punto de igualar este récord estuvo Racing con nueve títulos en doce años.


Por aquella época, nacía en 1856 el austríaco Sigmund Freud, quien años más tarde sería el inventor y fundador del psicoanálisis, habiendo descubierto el inconsciente y describiéndolo como la tercera herida narcisista de la humanidad. La primera ofensa a la humanidad, dice, fue el derrumbe de la teoría geocéntrica. A partir de Copérnico es que se determina que la Tierra no es el centro del Universo, sino un planeta más que gira alrededor del sol (ofensa cosmológica). La segunda es la teoría de la evolución darwiniana, según la cual el hombre no es una creación divina, sino que forma parte del reino animal y desciende de otras especies animales (ofensa biológica). La tercera es que no controlamos nada con la razón, sino más bien que somos controlados por nuestro inconsciente (la ofensa más sensible de naturaleza psicológica).

Mientras tanto, hacia fines de siglo, gobernaba en Argentina el presidente Julio Argentino Roca por segunda vez, ya que lo había hecho en su primer período desde 1880 a 1886, pero en esta oportunidad recibe al siglo, presidiendo al país entre los años 1898 y 1904. El pueblo de Avellaneda fue declarado ciudad en el año 1895, aunque en aquella época no era como la conocemos en el presente. El territorio lindante al riachuelo era Barracas al Sur. En 1904 se promulga la ley que declara como Partido y ciudad cabecera a Avellaneda en honor al entonces presidente Nicolás Avellaneda. Por lo tanto, podríamos adelantarnos a decir que el club de nuestros amores, también fue primero en esto (primero que el Partido de Avellaneda), ya que fue creado con anterioridad. Pero no nos adelantemos.

¿Cuál historia?

La idea de construir un pasado es para aprehender un presente. Cualquier objeto de estudio se encuentra atravesado por un contexto histórico y social. De modo que la temporalidad (pasado, presente y futuro) es parte del objeto y no puede quedar excluida si se pretende asirlo. Para el estudio de un fenómeno, no nos interesa la cronología, que existe, sino más bien dicha temporalidad lógica. Cualquiera sea el objeto, aunque en nuestro caso se trate de Racing, Psicoanálisis y Política. Nuestro objeto de estudio no es el pasado. Eso corresponde a la publicación del hallazgo de documentación registrada, es decir, la historia. La modalidad del verbo “historizar”, verbo en tiempo presente, refiere a una posición activa en la investigación. El estudio de un objeto que es dinámico tiene movimiento, cambia. Y también cambia el investigador. Hay un dicho que señala que una persona no se mete dos veces al mismo río. Porque el río cambia y la persona ya no es la misma. La diferencia con el sustantivo “historia” es que refiere una posición pasiva, fija, constante del estudio. Solamente indica el relato de los hechos registrados en documentación hallada.

Desde este lugar, señalaremos básicamente dos corrientes de pensamiento históricas. El positivismo y el racionalismo. Mientras el primero hace foco sobre una verdad objetiva sin considerar al observador del objeto, o sea al sujeto, el segundo admite una multiplicidad de verdades subjetivas, dando cuenta de que la realidad del acontecimiento dado como único, preestablecido, no existe, sino que podemos hablar de realidades psíquicas. La primera está basada en lo empírico, la experiencia observable, comprobable y verificable, de los hechos. Algunos de sus pensadores referentes son Tomas Hobbes, John Locke, David Hume. Algunos psicólogos que ubicamos en esta vía de pensamiento son Wundt, James, Watson, Skinner. Concentrados básicamente en la idea de que existe una sola respuesta para un estímulo, o más conocido como el principio de causa y efecto. En esta línea de continuidad, ubicamos a la psicología experimental, el conductismo, el cognitivismo, la psicología de la Gestalt y otras psicologías modernas, con similar marco teórico bajo la misma corriente de pensamiento.

La segunda, el racionalismo, invierte los componentes de la otra corriente teórica y pone en el centro a la razón, en lugar de la experiencia. Esto queda sintetizado en la fórmula de Descartes que señala que la existencia es consecuencia del pensamiento, dice que “porque pienso, existo”. Este cambio de lugares modifica la posición desde donde se produce la investigación, revolucionando el panorama estudiado. Algunos de sus pensadores referentes son René Descartes, Spinoza, Leibniz. También tenían como meta las verdades universales, pero manifestaban que estas verdades evidentes en sí eran innatas y no derivadas de la experiencia.

Por lo tanto, esta línea de pensamiento propone una perspectiva más amplia y menos rígida, permitiendo otros caminos, discontinuidades o desvíos, al punto que Sigmund Freud contradice a Descartes, destronando a la razón y ubicando en el centro al inconsciente. En resumen, señalamos tres miradas con diferente posición, que son actuales, coexisten y observan la realidad desde lugares distintos: la experiencia, la razón y el inconsciente. Mencionaremos algunos psicólogos referentes, de este lado del río, que construyen el camino para la fundación del psicoanálisis. El primero fue uno de sus maestros y el segundo amigo y colega de mayor experiencia. Ellos son Jean Martin Charcot y Joseph Breuer. El de referencia y fundador, Sigmund Freud y, en continuidad para algunos y discontinuidad para otros, Melanie Klein y Jacques Lacan. Freud también fue un gran lector y admirador de pensadores como Spinoza y Nietzsche. No encontramos una fecha exacta para datar el inicio de la práctica del psicoanálisis. Sin embargo, la ubicaríamos hacia fines de siglo, casi simultáneamente con la fundación del Racing Club de Avellaneda. A lo largo de la obra de Freud, formado como neurólogo, podemos dar cuenta de que en los primeros años hay una resistencia en renunciar a su posición de científico. En sus comienzos, se observa cierta búsqueda de la etiología, de cómo se origina el psiquismo en la biología. Pero rápidamente se va separando de ese lugar y desarrolla su mejor producción teórica.

Transcurriendo el primer año del siglo, más precisamente en el mes de abril de 1901, en París, nacía Jacques Lacan (tres grandes nacimientos en la misma época: el psicoanálisis, Lacan y Racing). Fue médico psiquiatra, pero quedó atrapado por la propuesta de Freud, habiendo realizado una lectura freudiana muy singular. Propuso el retorno a Freud, un modo particular de comunicar que los discípulos del fundador del psicoanálisis se habían desviado.


Cuando Lacan comenzaba a dar sus primeros pasos en la vida, en Barracas al Sur crecía la afición de los jóvenes por jugar al fútbol. Esta práctica, en esa zona lindante al Riachuelo, adquirió una dimensión que requería de la organización de un club para continuar avanzando. Fue así que un grupo de empleados del Ferrocarril Sud se juntaron y decidieron, después de varias reuniones y charlas informales, solicitarles a las autoridades de la empresa en la cual trabajaban que les cedan unos terrenos cercanos a la estación para construir una cancha de fútbol y poder jugar allí en horas de descanso. Finalmente, con la llegada de la respuesta afirmativa, se abrió camino para emprender un largo recorrido de desafíos, frente a equipos mejores (que estaban en su gran mayoría integrados por ingleses), con el fin de enriquecerse deportivamente a partir de estos enfrentamientos.

El deseo de estos muchachos comenzaba a materializarse. Contenidos por el nombre de Barracas al Sud, los jóvenes practicaban el deporte e iban participando de torneos, desarrollando experiencia en la práctica y al mismo tiempo produciendo necesidades, con el objeto de no ponerle límites a ese deseo colectivo. Sin embargo, el deseo se alimenta de ausencia, no de presencia. El ser humano quiere lo que le falta y no lo que tiene. Aquel grupo, al principio, solo tenía la alegría de reunirse a jugar al fútbol y no tenía más nada. Luego, tras un gran esfuerzo, consiguieron nada menos que un terreno para construir la cancha propia, pero lejos de ser esta obtención el objetivo final, se fueron multiplicando las faltas. Faltaban más cosas que antes (que no tenían nada). Entonces se abre un frente amplio de nuevas necesidades. Comienza una nueva búsqueda de algo que empezaba a “hacer falta”, que es la creación de una institución que esté dedicada exclusivamente al fútbol, que cumpla una función social, con la adquisición de socios que paguen una cuota simbólica y lograr de esta manera autogestionarse. El grupo que lideraba este empuje estaba conformado por los hermanos Artola, Germán Vidaillac y Leonardo Boloque. Realizaban diferentes reuniones con el fin de sumar adeptos, convencer de la idea a cada vez más gente, para finalmente (finalmente por ahora) conseguir fundar el club de fútbol. Un verdadero trabajo de política territorial. Las submetas se iban logrando de a poco, ya que las reuniones fueron cada vez más concurridas.

En la actualidad, en los últimos años se ha mencionado muy repetidas veces la palabra grieta, haciendo referencia a lo que separa a dos grupos de personas con ideas distintas para el mismo objetivo. Es decir, dos ideas –dos caminos–, un solo destino. No obstante, algunas personas acentúan la referencia de la grieta como si hubieran descubierto el aire para respirar. Pero debe ser tan antigua como la humanidad o tal vez la humanidad se haya creado después de lo que llaman grieta.

Hay otros modos de expresar algo similar a lo que signifique grieta. El que nos interesa, particularmente, es aquello que se le dice a alguien cuando sus opiniones son diametralmente opuestas a las propias, diciéndole: “… vos sos contra mía, vos estás en la vereda de enfrente...!”.

Como siempre, no existe inocencia en las elecciones, y mucho menos la elección de la frase destacada, ya que en aquellas reuniones lideradas por los hermanos Artola y Vidaillac empezaba a gestarse lo que más adelante comenzaría a estar en la vereda de enfrente. El sector de los disidentes decide separarse del grupo original para formar un equipo que se llamó Colorados al sud. “Dios no juega a los dados con nosotros”, profesa la frase que intenta comunicarles algo a los creyentes de las coincidencias. Si bien (y aunque usted no lo crea) nada tienen que ver los Colorados al sud con el actual club de Independiente. Solo a modo de hipótesis, podríamos interpretar que el deseo de crear un club venía con el germen de su rival, de la rivalidad. Como finalmente veremos más adelante, dos años después de nuestro nacimiento, se fundará el club de los vecinos de la vereda de enfrente. Nuestra rivalidad. Como si surgieran a modo de pequeño vástago de nuestra gestación, que justificaría una competitividad propia. Dos caras de la misma moneda. En la película de Batman, dirigida por Christopher Nolan se produce este diálogo:

Batman: —¿Por qué quieres asesinarme?

Guasón: —No quiero asesinarte. Qué es lo que haría sin ti…. Tú eres la otra parte de mí…

Dos caras de lo mismo. Se envidia el éxito del otro y se desea el propio. Se teme el fracaso propio y se goza el ajeno. ¿Qué hay de la envidia en el deseo, o del deseo en la envidia? ¿Qué hay del temor en el goce, o del goce en el temor? Un reflejo que devuelve la imagen especular, que pone en movimiento algún sentimiento. Dos lugares para uno que no existe, porque siempre somos al menos dos.


Volviendo a las viejas, pero tan actuales disidencias, Barracas al Sud y Colorados Unidos iniciarían un corto recorrido, de más fracasos que éxitos, trascurriendo el año 1902 y un par de meses de 1903. Por último deciden aunar fuerzas y se vuelven a juntar para finalmente fundar el club, el 25 de marzo de 1903. En la asamblea organizada ese día se acordó lo más importante. Ambos sectores debían resignar el nombre que los representaba anteriormente. Esa re-unión, necesitaba un nuevo nombre. Durante el debate, Germán Vidaillac, muestra una revista de automovilismo en cuya tapa estaba escrita en grande la palabra RACING. La asamblea votó por unanimidad la aprobación del nombre. Fueron 45 los socios iniciales, en una época en que el país era habitado por 4.500.000 personas. Un paréntesis: para contextualizar lo relatado, vale destacar la explosiva epidemia del fútbol por esos años en nuestro país. En la primera década del siglo se habrían fundado más de 300 clubes de fútbol.

Volvamos al día de la asamblea de fundación. Había que elegir un presidente y el que ocupó ese primer lugar como presidente y fundador de la institución fue Arturo Artola, con el apoyo de la mayoría. Se avecinaban días en que los logros se harían desear. Para entonces se desplazaban de local en local, para organizar las reuniones, ya que no poseían un lugar propio. Se ocuparon de recorrer las calles de Avellaneda puerta a puerta para conversar con los vecinos del barrio, con el fin de incrementar la cantidad de socios. La cuota social que proponían era de 50 centavos, mientras que los dirigentes pagarían un peso. El primer objetivo importante fue construir una cancha en la que los socios pudieran disfrutar del espectáculo con comodidad de las tribunas y que los jugadores dispusieran de un vestuario, donde pudieran tener las charlas técnicas, ducharse y cambiarse para los cotejos.

Una meta compleja requería acceder a los que tenían el poder en Avellaneda y provincia de Buenos Aires. Sin más, gestionaron diversos encuentros con funcionarios de la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, solicitando que se les venda o se les ceda un terreno a muy bajo costo y en muchas y cómodas cuotas. Para entonces el presidente del país recientemente electo era Manuel Quintana. La Provincia de Buenos Aires era gobernada por Marcelino Ugarte, quien repetiría gobernación en la siguiente década, momento glorioso para la Academia, ya que lograría el gran récord de ser heptacampeón. No tenemos información acerca de la simpatía por el club de aquel gobernador. Solo podemos asegurar que durante su gestión el club obtuvo grandes logros. Con la perseverancia y tenacidad de aquellos dirigentes, lograron obtener el predio ubicado en las calles Colón y Alsina, con una financiación muy generosa, de cuotas bajas, durante muchos años. Ese lugar obtenido es el que actualmente ocupa esa bella arquitectura que se conoce con el nombre de CILINDRO DE AVELLANEDA.

Respecto del equipo de fútbol que representaba al club, había una particularidad que también los convertía en los primeros. Aquel conjunto de jóvenes estaba integrado en su totalidad por criollos. Es una característica importante, ya que todos los equipos de entonces estaban formados en su gran mayoría por jugadores ingleses. Siendo los iniciadores de esa independencia, fueron aquellos criollos de nuestro club los que comenzaron a despegarse de los tradicionales y originarios ingleses, para comenzar a construir una identidad propia, nacionalizando el estilo de juego, el lenguaje y conformada en su totalidad por jugadores argentinos. Este aspecto nacionalista, esta argentinidad, tendrá su conexión, su correlato, al momento de la elección de los colores que los representará eternamente. Pero para esto habrá que esperar unos pocos años.

Como fiesta de inauguración del estadio, organizan un partido amistoso que se convirtió en un traspié vergonzoso. Los muchachos fueron superados ampliamente por el juego. A los cuarenta minutos ya perdían por una goleada de 10 a 0, momento en el cual se reúnen en medio de la cancha para suspender el juego, con el objeto de no seguir empañando el festejo. Luego de esta inauguración para el olvido, con el tiempo y los éxitos, este mal trago fue trocando por alegrías. Sumergidos en una racha de extensos triunfos, se convirtieron en un equipo invencible. Todos querían enfrentarlo, porque el desafío era conquistar a estos criollos que no perdían nunca. Habían adquirido tanto prestigio que la situación empujó a sus dirigentes a la ambición de competir en la Gran Liga, la categoría más alta.

Al principio, elegían para presidir al club con una frecuencia anual. Los presidentes fueron Arturo Artola (1903); Alejandro Carbone (1904); Pedro Werner (1905); retorna a la presidencia Arturo Artola (1906) y recién cinco años más tarde será reemplazado en 1911 por Luis Carbone.

La nueva necesidad en 1905 era, entonces, afiliarse a la máxima entidad del fútbol, la Argentine Association Football League (institución que precede a la AFA). Tras los esfuerzos requeridos, logran ser admitidos por dicha asociación y comienzan a competir en la segunda categoría. Esto produjo grandes cambios en lo deportivo y particularmente en lo social, debido a que Racing era el primer equipo conformado exclusivamente por criollos que competía en la Liga oficial. Era especialmente admirado por los aficionados al fútbol, de manera que la cantidad de socios se vio notablemente incrementada en esos años.

Un equipo de categoría debe ir bien empilchado, ¿no? Claro que sí. De estas cosas también se ocupaban los dirigentes. En los inicios, durante 1903, utilizaban una camiseta completamente blanca. Trascurriendo el 1904, la prenda soltaba líneas verticales de colores amarillo y negro, similar a la que identifica al Peñarol de Uruguay. En esta oportunidad había que vestir elegante, ya que se debutaba en la segunda categoría del torneo oficial de la Asociación de Fútbol Argentino, inaugurando una era ininterrumpida de participación en la alta competencia del país, a partir del año 1905. El diseño de indumentaria elegido para este momento especial estaba configurado por cuatro cuadrados en el frente. Dos de color rosado (más bien salmón), ubicados en una diagonal, y dos de color celeste, en la otra. Si bien no es el diseño de colores definitivo, esta composición de cuadrados en diagonal rosa y celeste es muy bien recordada. Tanto es así que fue homenajeada cien años después, en un partido en el 2005, frente a Instituto de Córdoba. Uno de los jugadores destacados que la vistió con el número 14 en su espalda fue Diego “Cholo” Simeone. En el año 1908, y durante los últimos dos de la década, previo al ascenso, utilizaron una de color azul con una franja horizontal de color blanco en el pecho.


1910 – Primera cancha de Racing. Primera década del siglo.

Créditos: Archivo Histórico de Racing Club

Aquel comienzo y durante unos pocos años, nada fue fácil para la institución en permanente formación. Sin embargo, sirvieron para ganar experiencia en la categoría y consolidarse económica, social y deportivamente. El detalle principal era que el equipo desplegaba un juego exquisito y digno de admiración por los aficionados del fútbol, con el agregado de la buena conducta en el campo de juego (hoy llamado “fair play”). Propiedades que, en su conjunto, lograban enamorar a los espectadores. A pesar de ser debutante en la categoría y sin renunciar a las características de juego mencionadas, el equipo siempre terminaba en los torneos en los primeros puestos, e inclusive había jugado algunas finales. Entre tanto, la masa societaria crecía rápidamente.

Finalmente llega el momento del sueño deseado. En 1910, Racing Club logra el título de campeón en la segunda categoría. De esta manera, consigue el ascenso al máximo nivel de competitividad del fútbol argentino. Semejante acontecimiento potenció diversos aspectos de la institución. Espectadores y simpatizantes acudían en masa para asociarse. Para ese año habría 410 nuevos socios inscriptos, número que registraba un incremento de 1000 % respecto de siete años atrás, cuando los fundadores salían puerta a puerta a buscar el apoyo de los vecinos del barrio. La trayectoria previa y la racha exitosa de los años venideros fueron claves en la historia del club. El reconocimiento de todos los sectores, como los espectadores, periodistas, hasta los jugadores rivales, ofrecería esa devolución afectiva. La consideración del amplio público expresaba que el equipo cuando jugaba, sea de visitante o local, daba una cátedra de juego. Como consecuencia de lo dicho es que se ganó el apodo de LA ACADEMIA.


Racing comenzaba a jugar en primera división en el inicio de la segunda década del siglo. En el país se celebraba el centenario de la Revolución de Mayo en un contexto de crisis y gran desigualdad social, biclasista. Deberían pasar algunas décadas para que surgiera la clase media. El segundo decenio es recibido con un estado de sitio decretado por el presidente José Figueroa Alcorta, como consecuencia de la muerte del jefe de policía Ramón L. Falcón, provocada por el estallido de una bomba casera durante una protesta. En dicha manifestación se pedía la renuncia del policía, quien había sido el responsable en los días previos de haber dado la orden de una brutal represión a una manifestación de obreros. El saldo de dicha represión había sido de 8 anarquistas muertos, 40 heridos y 16 líderes detenidos. Este acontecimiento fue conocido como “La semana roja de 1909”. El acusado como autor de la muerte de Falcón fue el anarquista oriundo de Ucrania, de 17 años de edad, Simón Radowitzky. La sociedad estaba polarizada entre unos pocos ricos muy ricos y muchos pobres muy pobres. A pesar de la desigualdad, el país era considerado como una potencia.

Este país de seis millones y medio de habitantes, en esos años había superado a Estados Unidos en exportación de cereales a Europa. Fue la época de mayor esplendor, de la llamada generación del 80 (Mitre, Sarmiento, Roca…). La celebración del Centenario sellaba la culminación de la obra llevada adelante desde la caída de Rosas. El festejo tuvo visitas destacadas. Entre ellas, la más importante para la alta alcurnia fue la de la infanta Isabel de España, tía de Alfonso XIII. Buenos Aires se había convertido en una ciudad moderna y europea, que rige el destino de una nación con mano de obra inmigrante y con un perfil claramente agroexportador. Muchos advertían las grietas y fisuras al interior del sistema y su opulencia superficial. Se producen actos de violencia por efecto del crecimiento de los sectores excluidos. No era una fiesta para todos. Sin embargo, y a pesar de lo dicho, un espíritu nacionalista atravesaba semejante escenario social.


El aire de nacionalismo que se respiraba como consecuencia de la conmemoración de la patria, por la Revolución de Mayo, ofrecía un escenario en el cual los colores celeste y blanco se replicaban en las calles del país con una fuerte presencia. Lo dicho anteriormente se convertiría en otro eslabón de la cadena de significantes que hicieron una fuerte conexión con la institución, ya que influyó fuertemente en la elección de los colores que la identificarían definitivamente. Este eslabón se conecta con firmeza a la marca de haber sido el primer equipo de fútbol formado íntegramente por criollos en el país, produciendo una sólida identificación a una insignia que se perpetuaría. De algún modo, el debate entre los dirigentes no fue ni complicado, ni extenso, debido a la unanimidad en la elección de los colores que los representarían a posteriori. Es un honor que años más tarde el equipo de equipos, la Selección Argentina de fútbol, copiara el modelo, convirtiéndolos (al menos en la indumentaria) en sus referentes. Así es como los bastones celeste y blanco en disposición vertical en la camiseta acompañan al equipo hasta la actualidad. También, a esta descripción la consideramos una lectura del porqué, cuando oímos alguna referencia a “la celeste y blanca”, inmediatamente, pensamos en el Racing Club de Avellaneda, o simplemente “la Academia”, para los amigos.


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