Читать книгу Jodorowsky: el cine como viaje - José Carlos Cabrejo - Страница 8
Introducción
ОглавлениеEn el documental Jodorowsky’s Dune de Frank Pavich (2013), el mítico realizador de El Topo (1970) y La montaña sagrada (The Holy Mountain, 1973) nos cuenta que buscó reproducir con aquellos filmes el efecto de las drogas. Son películas que aparecieron en los últimos tiempos de la contracultura norteamericana, en la que viajes mentales producidos por el LSD pero también por plantas alucinógenas como el peyote, influenciaron una serie de creaciones artísticas, sea del cine, de la literatura, de la música o de la historieta.
Alejandro Jodorowsky, enfundado en su vaquero de cuero negro, que cabalga en el desierto para enfrentarse a maestros del revólver que disparan balas espirituales, le dio a la contracultura su máximo héroe cinematográfico. El Topo es una película que logró ser exitosa en funciones de medianoche en Estados Unidos, una dinámica nocturna y ritual que posteriormente fue seguida por realizadores capitales como David Lynch o John Waters. Aquellos viajes lisérgicos, sin embargo, también abren paso al hallazgo de imágenes y símbolos de halo religioso. Si Jodorowsky pretendió que el espectador viva sus películas como un trip fue justamente para aproximarlo a un estado divino.
Para Jodorowsky, tal como lo expresa en aquel video que circuló en redes sociales y que lo muestra absolutamente desnudo para presentar su película La danza de la realidad (2013), el cine es sagrado. Por ello, el viaje del que habla el título de este libro es uno en el cual también se sacralizan las películas que nutren la cinefilia del también escritor, psicomago y tarotista: las imágenes circenses de Federico Fellini, la corporalidad sensual y violentada de Pier Paolo Pasolini, la iconografía del spaghetti western, el fetichismo de Luis Buñuel, las explosiones de sangre de las slasher movies, los monstruos de las primeras décadas del siglo XX de Universal Studios, etcétera. Ello sin olvidar las numerosas huellas literarias dejadas por Dante Alighieri, François Rabelais o Samuel Beckett.
Jodorowsky: el cine como viaje hurga en esas influencias cinematográficas que han marcado la obra fílmica del polifacético artista de raíces judíoucranianas, nacido en Tocopilla, pero a la vez busca decodificarlas, interpretarlas, entenderlas, en un lenguaje accesible y en una escritura apasionada por descifrar sus referencias a textos o símbolos del budismo, el hinduismo o el cristianismo, así como al tarot y a disciplinas terapéuticas desarrolladas por el realizador, como la psicomagia y la metagenealogía. En su aproximación a la breve y fascinante filmografía de Jodorowsky, el libro, más que ahondar en la biografía del director o en la historia de sus rodajes y proyecciones fílmicas, busca una contemplación de las películas y que ellas digan por sí mismas sus posibles sentidos, más allá de que coincidan o no con las propias lecturas que pueda haber hecho el cineasta de su propia obra. Como en un profundo estado zen, el libro “mira” las cintas de Jodorowsky para sentir que se “convierte” en ellas mismas, pero a la vez aprecia que ellas devienen parte de la esencia del cine contemporáneo para hallar el legado del director en películas contemporáneas de cineastas tan diversos como George Miller, Darren Aronofsky, Nicolas Winding Refn o Gore Verbinski.
Este libro está compuesto de cuatro capítulos. El primero aborda su cine de los años cincuenta y sesenta, que incluye su cortometraje La cravate (1957) y su escandalosa opera prima Fando y Lis (1968). El segundo se centra en sus películas de los años setenta, El Topo (1970) y La montaña sagrada (1973), que lo convierten en un realizador de culto a escala mundial. El tercero, sus filmes de los años ochenta y noventa, entre los que sobresale la brutal y conmovedora Santa Sangre (1989). El cuarto, su saga autoficcional desarrollada en este nuevo siglo y que hasta el momento abarca La danza de la realidad (2013) y Poesía sin fin (2016).
Los filmes de los años setenta de Jodorowsky recién en los últimos años han empezado a ser estudiados con mayor profundidad, dado que durante décadas no pudieron verse por canales oficiales a raíz de un conflicto legal, ya resuelto, entre Jodorowsky y el distribuidor Allen Klein (conocido por haber sido mánager de The Beatles) a mediados de la década pasada. Por lo pronto, este escrito se suma a los valiosos libros (revisados parcial o totalmente durante la redacción) de Michel Larouche, Massimo Monteleone, Ben Cobb, Jean-Paul Coillard, Andrea Chignoli y Diego Moldes, dedicados al cine del también famoso guionista de historietas (se pueden consultar los nombres de sus libros en las referencias), y a sus autores se les debe un profundo agradecimiento como enriquecedor precedente de esta obra, así como a las personas que de un modo u otro contribuyeron a la construcción de Jodorowsky: el cine como viaje: Adriana Arriola, Mónica Delgado, Nicole Grimm, Fernanda Huapaya, Isaac León Frías, Iván Pinto, Alonso Rabí, Sol Tello y Lauro Zavala.