Читать книгу Traumaterapeutas en la caja de arena - José Luis Gonzalo Marrodán - Страница 14
2.3 Fase de contemplación
ОглавлениеEn la fase de contemplación, una vez que las personas han creado la escena, es fundamental dedicar todo el tiempo que estas necesiten para que caminen despacio alrededor de la caja y observen, desde diferentes ángulos, lo que han construido. El terapeuta también mira en silencio y contempla la escena con atención plena. Esta fase es muy importante, porque, si bien la anterior está principalmente gobernada por el hemisferio derecho del cerebro (se produce una «disociación benigna» [Benito y Gonzalo, 2017] de manera natural y sin que el constructor de la escena en la caja realmente lo busque, es el propio cerebro quien lo hace, pues se activa el «pensamiento en imágenes» [Rae, 2013]), en esta segunda etapa contemplativa se produce progresivamente un diálogo entre el hemisferio derecho y el izquierdo a través del cuerpo calloso5. El hemisferio izquierdo, verbal y contador de historias, busca un sentido a lo que el derecho ha construido y es confrontado por este. En este momento, se pueden producir insights6, y algunos pacientes pueden tomar conciencia de que se les revelan aspectos del self disociados que no habían imaginado que emergerían a su conciencia. Si el terapeuta transmite seguridad, el paciente podrá regularse emocionalmente y aceptar de manera progresiva lo revelado en su caja de arena. Es posible, además, que, al contemplar la imagen, algunos clientes conecten con recuerdos traumáticos de su biografía que se activan al visualizar la escena de la caja. Pueden ser pacientes que han sufrido un trauma temprano y crónico de naturaleza compleja, como suele suceder en las víctimas de abuso sexual y/o maltrato, que pueden irse fuera de la «ventana de tolerancia a las emociones»7 por la desregulación emocional que suelen padecer a veces (Ogden y Fisher, 2016). Estas conexiones pueden conllevar una intensa abreacción8 emocional, pues los recuerdos que se activan, vía visual, de naturaleza traumática, son duros y dolorosos. Otras veces, al contrario, la imagen puede propiciar la desconexión y la distancia emocional como defensa. En este momento (y en otros de esta índole que puedan surgir durante la sesión con la caja de arena) es de vital importancia que la confianza y seguridad en la relación terapéutica puedan ayudar a los pacientes a estabilizarse. El terapeuta acompañará adecuadamente a estos y contendrá la expresión de lo que emerja, ofreciéndoles la posibilidad de que puedan usar algún recurso de regulación emocional (previamente ensayado) que les sea útil. Pero, sobre todo, es fundamental que el terapeuta permanezca a su lado, involucrado y presente, mostrándose contenedor y evidenciando «receptividad empática» (Ogden y Fisher, 2016).
«¡Deja que las miniaturas te elijan a ti!». ¿Te sientes atraído por esta? Entonces, ¡selecciónala! No pienses demasiado y déjate llevar. Tu hemisferio derecho, sede del pensamiento en imágenes, no se equivoca.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, hemos de prever que los clientes no puedan hacer una coexploración verbal de la caja de arena hasta que no estén regulados y manejen las emociones y sensaciones corporales intensas que experimentan, o hasta que no hayan salido de la desconexión o el bloqueo emocional. Como terapeutas hemos de ayudarlos a que, progresivamente, se adentren en la «ventana de tolerancia a las emociones» (Ogden y Fisher, 2016), usando recursos de regulación como «la respiración, el arraigo y la presentificación», todos propuestos por estas autoras. Cuando los pacientes están dentro de esta ventana, ya pueden procesar la información. Si se apartan de los márgenes de esta, estarán demasiado hiperactivados o, al contrario, hipoactivados, con lo cual no procesarán ni elaborarán, sino que reexperimentarán lo traumático sufrido en el pasado. Puede que para estas personas crear la escena en la caja de arena sea suficiente para una sesión, dejando la coexploración para otro día. «No todos los pacientes pueden hacer todas las fases de la caja de arena en una sola sesión» (Rae, 2013). Por ello, si se trabaja con esta técnica con clientes que presentan una traumatización compleja y temprana, es un requisito formarse en los modelos explicativos del apego, la mentalización y la terapia informada por el trauma.