Читать книгу Las aventuras del jabalí Teodosio - José Manuel Domínguez - Страница 9
ОглавлениеIntroducción a “Las aventuras del jabalí Teodosio”
Eran los años de la crisis que había empezado en 2008. En España existía una sensación de que todo iba cuesta abajo y sin frenos. Los empleados de la empresa privada temíamos seriamente por nuestro empleo y veíamos con preocupación el devenir de la economía y el mercado laboral. En aquel inquietante ambiente, mi mujer y yo decidimos hacer el esfuerzo económico, y asumir el riesgo, de inscribir a nuestras hijas en un colegio británico de Ciudad Lineal, en Madrid, cercano a casa. Pensábamos que era, entonces o nunca, la ocasión para aprender bien un idioma que es la puerta al mundo global, que tanto esfuerzo cuesta aprender imperfectamente de adulto y cuyo conocimiento, dos años después, me permitió aprovechar una buena oportunidad laboral en Estados Unidos, desde donde escribí estos cuentos.
Durante aquellos meses, yo llevaba a mis hijas al nuevo cole todos los días, justo antes de ir a la oficina y salvo que estuviera de viaje. El colegio se encontraba a unos 20 minutos andando desde casa y tanto a las niñas como a mí nos hacía falta ejercicio (para el que nunca sobran ocasiones en la vida que llevábamos en los inviernos de Madrid), con lo que yo les proponía ir caminando. Ellas, naturalmente, no querían. Preferían ir tranquilamente sentadas en el coche. Así que, para convencerlas, les decía que si íbamos a pie, en vez ir atento a conducir, yo podía ir contándoles un cuento por el camino. Tenía que inventarme uno cada día, hacerlo interesante y concluirlo justo al llegar al colegio, lo que era todo un reto. Siempre pensaba que me iba a resultar imposible, que no se me iba a ocurrir nada nuevo. Pero en todas las ocasiones, por no sé qué inspiración traída por el aire matutino madrileño o el tráfico de la calle de Arturo Soria, aparecía una nueva historia en mi imaginación.
La idea del jabalí protagonista de los cuentos nació de mis vicisitudes diarias como padre. Cuando las niñas se ponían insistentes pidiendo algo imposible (una chuche antes de comer, el enésimo vídeo, ir al parque a las 11 de la noche…), yo imitaba la voz de un niño caprichoso y les decía una y otra vez: “yo quiero un jabalí”. Lo repetía en voz cada vez más alta, pataleaba el suelo, hasta que ellas me miraban estupefactas y me intentaban explicar que NO podía tener uno, que no tenía sentido y que era solo un capricho. Eso les hacía olvidarse del suyo. Y así se me ocurrió la idea de contarles cuentos de ese simpático animal, que era primo de los tres cerditos del cuento clásico.
Las historias del jabalí Teodosio están diseñadas con tres vertientes. La primera de ellas es la literaria. Usando mi condición de lector y aficionado a la escritura, he intentado barnizarlos con un leve toque lírico, que aporte sensibilidad y ternura. Para ello he empleado frases más bien cortas, pero he introducido a propósito algún vocabulario no habitual para los niños más pequeños, precisamente para provocar su pregunta sobre el significado al adulto que se los lea o que esté junto a ellos, y que ese hecho conduzca a un progresivo enriquecimiento del lenguaje.
Creo que, en el principio del siglo XXI, las historias, tanto en libros como en el séptimo arte o televisión, se han vuelto cada vez más trepidantes. Esto es aún más acusado en el cine infantil o juvenil, donde la mayoría de las escenas duran apenas unos segundos antes de cambiar a otra, en una sucesión de flases que a los pertenecientes a la Generación X nos desborda. Frente a eso reivindico la narrativa que planteaba, por ejemplo, la película “Memorias de África”, que sumergía al espectador en el ritmo lento de la vida y en los paisajes del África colonial de principios del siglo XX. Soy consciente de que las peripecias del jabalí pueden resultar difíciles a los más jóvenes, acostumbrados al rápido ritmo de las películas de aventuras y los videojuegos. Pero, precisamente por ello, creo esta vertiente necesaria como un aprendizaje a la reducción de velocidad. Si es un adulto el que lee las andanzas de Teodosio al niño, puede jugar a que cierre los ojos e intente imaginarse a los personajes y los paisajes tal y como se detallan, aprovechando esa parte para cultivar el disfrute tranquilo de una descripción o recreación.
La segunda vertiente de “Las aventuras del jabalí Teodosio” es la de los valores. Como directivo de empresa, he leído durante años decenas de libros de desarrollo y mejora personal. Esto se ha unido a la formación de posgrado que he recibido sobre liderazgo y gestión, y a mi propia experiencia manejando equipos de personas. Ese acervo me ha servido no solo para mi trabajo, sino para mis relaciones personales y mi vocación de padre. Me he dado cuenta de que mucho de lo que he aprendido está completamente ausente en la educación durante la escuela primaria y también en los cuentos infantiles clásicos. Algunos de esos valores que he inyectado en las vivencias del jabalí son útiles para la vida profesional, otros para la personal, y alguna pequeña lección tiene que ver con aspectos que algunos consideran pasados de moda, pero que yo, sin embargo, creo muy necesarios, como los modales en la mesa.
Por último, como tercera vertiente, he añadido a las historias gags y bromas de brocha gorda. Caídas y coscorrones. Confusiones y torpezas. Travesuras de los personajes, todas ellas de esas que desatan la risa de los pequeños y hacen que, al terminar el cuento, les deje un regusto alegre y ganas de que llegue otro día para escuchar o leer más capítulos. Son el pequeño anzuelo, la cubierta de caramelo que envuelve las vertientes uno y dos que he explicado antes.
Los cuentos están pensados para ser leídos durante un viaje o de camino al colegio, para aquel que pueda hacerlo mientras otro conduce o en transporte público. O en cualquier otro momento tranquilo. Cada capítulo está dividido en dos o más partes, cuya lectura supone menos de diez minutos, pudiéndose realizar por separado y dejando la siguiente parte para otro rato u otro día. Recomiendo leerlos con entonación teatral, exagerada incluso, apoyándose en gestos y ruidos onomatopéyicos, sin miedo a alargar las pausas y a masticar incluso las palabras. A mí me dio buen resultado esa técnica que copié de la formación profesional que he recibido para hablar en público. Los niños un poco más avanzados en lectura pueden hacerlo por sí mismos.
Cada una de las historias tiene una sección de comentarios que pueden ayudar a un adulto a entender los valores y temas que se tratan en ese capítulo (la segunda vertiente de los cuentos, que menciono más arriba) y que se esconden en las diferentes metáforas. Recomiendo adentrarse en ellos antes de leerle el cuento al niño o de comentarlo con él, si es el propio niño quien lo va a leer.
Los valores que se incluyen en los cuentos son muy variados, pero se podrían dividir en cinco bloques. El primero de ellos es sobre la relación con uno mismo. Recuenta hábitos de higiene, orden, modales en la mesa, conveniencia de ejercicio físico, comer sana y moderadamente, etc. En muchas ocasiones, Teodosio es confundido e interpelado por otros como un cerdo en lugar de un jabalí y él repite siempre “no soy un cerdo, soy un jabalí”. Es una frase que encierra una reafirmación de su idiosincrasia, de aceptación de ser quién es y de no estar dispuesto a renunciar a ello.
El segundo bloque habla de la relación con otras personas. Aquí se incluyen, sobre todo, aspectos como la actitud y comportamiento hacia los demás, empezando por el respeto y la amabilidad, el tener en cuenta a los otros en el transcurso de la vida cotidiana o la generosidad. Hay también conceptos de ética, escondidos detrás de frases sencillas, o pautas de comportamiento de los animales del bosque. Creo que la mayor parte de estas ideas las tengo implantadas desde la infancia y, por lo tanto, se las debo a mis padres.
El tercer bloque es un grupo de valores que tienen que ver con la actitud personal y dirección en la vida. Tener el coraje de perseguir tus sueños u objetivos, por ejemplo, es un tema importante en algunos capítulos. Disfrutar del camino y no solo de la meta, o tener el valor de aceptar cambios o probar experiencias nuevas. La actitud positiva y la aceptación de la realidad que no puedes cambiar aparecen también en las vicisitudes del jabalí. Las ganas de aprender de Teodosio son una constante en todas las historias. Muchas de estas ideas se las debo a mi mujer y a su gusto por la filosofía zen.
El cuarto bloque es un conjunto de ideas interiorizadas a raíz de mi posgrado en dirección de empresas y están sacadas del mundo corporativo, aunque son valores y tácticas que he podido comprobar que se pueden aplicar a la vida diaria. Incluyen cuestiones como el pensamiento estratégico y la toma de decisiones, el manejo de proyectos, la gestión por objetivos, la superación de dificultades, la búsqueda de soluciones negociadas para que todos ganen, el trabajo en equipo o el liderazgo mediante el ejemplo.
El quinto bloque, con raíces en mi profesión de ingeniero industrial, son herramientas e ideas sacadas de Lean y Six Sigma, esa filosofía de trabajo que llevó a las empresas japonesas a un espectacular éxito en los años 80 y que se ha extendido no solo por el sector industrial, sino también por el de servicios. Algunos de los conceptos incluidos en estas historias de Teodosio son el justo a tiempo (Just In Time), definición de puntos de reorden y gestión de inventarios por ayudas visuales, el bajar al terreno o Gemba (que me gusta traducir como gestionar manchándose las manos), el uso de procedimientos operativos (Standard Work), la tormenta de ideas, la experimentación o los eventos Kaizen de mejora continua. Se puede ampliar información sobre estos conceptos en Internet, pero la visión general de cada uno se transmite por sí misma en los episodios.
Aunque he agrupado las ideas y valores en bloques para explicarlas en esta introducción, los conceptos están convenientemente distribuidos por todos los cuentos de la manera que resultaba más propicia en cada historia. Prácticamente cada capítulo tiene una o más ideas de cada bloque arriba descrito.
En general, y como conclusión, estos cuentos tienen el objetivo de ser un enlace entre adultos en la mitad de su carrera profesional y sus hijos, como un libro de desarrollo personal puesto al nivel de niños en edad infantil. Pueden ser utilizados también en entornos escolares como libro de lectura y comentario.
A mucha gente le inquieta el mundo que dejará a sus hijos. Yo me conformo con preocuparme y ocuparme de las hijas que dejaré al mundo. Estos cuentos e ideas me ayudaron en esa tarea y los he puesto por escrito con la esperanza de que puedan apoyar a alguien más, de la misma manera que lo hicieron conmigo.