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Introducción

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La presente investigación fue realizada en medio de las actividades académicas ordinarias, entre abril del 2015 y diciembre del 2016. Su desarrollo, así como la redacción de este libro en que se exponen resumidamente sus resultados, han demandado más esfuerzo que mis anteriores trabajos. Ensayar en las líneas siguientes algunas explicaciones sobre este hecho puede también servir como una primera aproximación a la materia de estudio.

Primero.- En cuanto empecé la revisión que se prolongó por casi dos años de abundante y variada literatura, nacional y extranjera, sobre Internet, se puso en evidencia que no solo estaba ante un medio de comunicación, cuya naturaleza aún resulta incierta o indefinible, sino sobre el cual, incluso, no hay unanimidad en la forma de denominarlo. Unos lo escriben como nombre propio y por tanto con mayúscula (Internet); otros, como nombre común y con minúscula (internet). Unos anteponen al sustantivo el artículo determinado masculino (el internet); otros, el femenino (la internet); y también hay quienes evitan anteceder artículo alguno y, simplemente, lo llaman Internet o internet. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) afirma que corresponde denominarlo como sustantivo de nombre propio, de género ambiguo y que no es recomendable anteponerle artículo, sino simplemente decir Internet. Esta es la opción asumida en la presente obra. Sin embargo, el DRAE también dice que, en caso de ser necesario, dicho sustantivo debe llevar el artículo femenino.

Segundo.- En la investigación sobre Internet, me he ocupado de un instrumento y un medio de comunicación que recién ha empezado a entrar en mi vida en la última década. Por tanto, este trabajo se ha ido haciendo a la par que aprendía poco a poco —y, ciertamente, solo una parte de lo básico o elemental— sobre la naturaleza, las funciones y la terminología de Internet y también mientras iba experimentando y practicando rudimentariamente con él. No sucedió así en las investigaciones que desarrollé anteriormente sobre otros medios y actividades de comunicación. El cine, la radio y la publicidad ya existían cuando yo nací, y la televisión entró a mi vida cuando empezaba la adolescencia. Por tanto, al afrontar el estudio de estos medios y actividades de comunicación, no solo tenía cierto conocimiento teórico, histórico y técnico sobre ellos, sino que también había vivido algunas experiencias personales y directas con ellos como consumidor y, a veces, como productor, director o en algún otro rol creativo, ya sea como profesional o como aficionado.

Tercero.- Esta investigación también ha sido más difícil de realizar por la brevedad de la existencia de Internet en general y por el desarrollo aún mucho más corto del instrumento móvil o portátil con el que ahora es operado dicho sistema cada vez en mayor número. Justamente, la tarea de especial observación y análisis realizada en esta investigación se ha centrado en el uso cotidiano del Internet móvil, el que, a veces, también va a ser identificado indistintamente, en esta exposición, con la abreviación IM. Y, también, para no abandonar del todo su denominación precedente, como teléfono móvil o teléfono celular.

Cuarto.- Otra dificultad especial para la realización de esta investigación ha sido que, a lo largo de sus casi dos años de duración, la tecnología sobre la utilización de Internet móvil ha seguido pasando por múltiples modificaciones, tanto de orden cualitativo como cuantitativo. Este instrumento y medio de comunicación ha continuado cambiando mientras se realizaba el proceso de observarlo, evaluarlo y comprenderlo. Basta poner como ejemplo de esta situación la aparición a mediados del año 2016 de la aplicación y juego Pokémon Go de la empresa Nintendo y el impacto inusitado (y, luego, tan fugaz) de diverso orden que esta novedad tecnológica de combinación de la realidad aumentada y de la geolocalización ha desatado en brevísimo tiempo, incluso en los espacios académicos.

Quinto.- Hay que destacar, también, que cada uno de los medios de comunicación estudiados en mis libros anteriores mantuvo sus respectivas áreas de producción, distribución y consumo separadas de las de los otros durante gran parte de su desarrollo. En cambio, Internet es diferente, pues este medio de comunicación no solo ha absorbido y concentrado todos los anteriores, sino que, además, utiliza múltiples soportes, plataformas, lenguajes, aplicaciones, herramientas, funciones, etcétera. Y en el pequeño aparato del Internet móvil, smartphone o teléfono inteligente, hoy tenemos correo, teléfono, prensa, radio, televisión, cine, video, fotografía, biblioteca, álbum familiar, diario íntimo, agenda, juegos, negocios, coloquios, clases, publicidad, marketing, guías, citas privadas y un largo etcétera. Además, Internet sigue abasteciéndose constantemente de nuevos instrumentos, herramientas y contenidos para hacer vivir más experiencias a los usuarios. Por tanto, tratar de estudiar, conocer, entender y explicar cualquier aspecto, por reducido que sea, de esta realidad tan compleja de comunicación, de un sistema de redes que está dotado de una tipicidad tan singular, implica una exigencia sin precedentes.

Sexto.- Finalmente, y como consecuencia de las explicaciones antedichas, esta obra ha sido más difícil, porque tampoco está identificada, ni ha cuajado (y no se sabe si ello sucederá algún día), una agenda común, básica o universal sobre la temática de la regulación o de la autorregulación de Internet en general y del Internet móvil en particular. Menos aún se conoce cómo estudiar los retos que esta tecnología plantea a los sistemas normativos estatales o públicos, institucionales o privados, así como a los sociales o informales, que pretenden o intentan encauzar, controlar, ordenar, dominar, en suma, limitar y restringir, de algún modo, la utilización de este instrumento tecnológico de gran repercusión en la comunicación y en la cultura contemporáneas.

Los párrafos anteriores, en que he dado cuenta de algunas de las limitaciones personales para realizar esta investigación sobre Internet, también han puesto en evidencia las mayores exigencias que provienen del mismo objeto de estudio, tales como su amplitud, diversidad y variabilidad. Todo ello ocasionó que, desde el inicio, tuviera muchas dudas, tanto temáticas como metodológicas, acerca de cómo abordar esta investigación, y ello ha repercutido, por ejemplo, en algunas disparidades entre las preguntas de la encuesta y del cuestionario aplicados en el capítulo tercero, como se anotará en su momento. Lo único que no se puso en cuestión a lo largo de todo el proceso de investigación fue el propósito fundamental de observar y analizar con la mayor dedicación posible algunos aspectos de la relación entre Internet, el derecho y la ética.

El orden de esta obra es el siguiente: luego de la introducción, se ha dedicado el primer capítulo a delimitar el objeto de la investigación. En el segundo, se ha desarrollado una aproximación al conocimiento de la naturaleza y las características principales de Internet. En el tercer capítulo, se han reseñado y comentado los datos que fueron recogidos mediante una encuesta y un cuestionario sobre cuatro situaciones específicas de transgresión normativa en el uso del Internet móvil y se han incluido algunas breves reflexiones normativas. En el cuarto, se recurrió al marco conceptual sobre la anomia y la cultura de transgresión nacional a fin de tratar de entender e interpretar los casos de infracción revisados. En el capítulo quinto, se han esbozado algunas acotaciones en torno a cómo afrontar algunos de los retos sociojurídicos concernientes a las situaciones revisadas y a la utilización del Internet móvil en general.

Al final del libro se han incluido cinco anexos con material complementario sobre puntos referidos en los diferentes capítulos y cuya consulta completa puede ser de interés para algunos lectores. En el primer anexo, se ensaya una especie de consejos (u oraciones laicas, como las llamo) para tener presentes antes de navegar por el IM. El segundo y el tercer anexo contienen los textos completos del cuestionario y la encuesta aplicados y explicados en el capítulo tercero. En el cuarto anexo, se incluye la resolución del Concejo Distrital de La Punta que regula el uso de la aplicación Pokémon Go. Y, finalmente, en el quinto anexo, se presenta una relación de películas cuya temática principal es la problemática ética y legal relacionada con Internet, lo que demuestra la creciente importancia cinematográfica —y, por ende, cultural— del tema. Este último valioso trabajo de recopilación, selección y comentarios ha sido realizado especialmente para este libro por el comunicador profesional, connotado cinéfilo y cineasta Eduardo Gutiérrez Salcedo, a quien le expreso públicamente mi agradecimiento.

La investigación que se expone en esta obra ha sido la última realizada como profesor principal ordinario de la Universidad de Lima, pues mi relación con ella concluyó el 9 de enero del 2017. Debido a este suceso único, grato y nostálgico a la vez, me siento facultado a ejercer el derecho y el deber de agradecer públicamente a la institución y a sus autoridades, en especial al rector, Óscar Quezada Macchiavello; a los decanos de las facultades de Derecho y de Comunicación, Oswaldo Hundskopf Exebio y Walter Neira Bronttis, y a la directora del Instituto de Investigación Científica, Teresa Quiroz Velasco. También, a mis colegas profesores, al abogado César Mendoza Gutarra, quien reside en Washington D.C., al personal administrativo, a los alumnos, exalumnos, a los practicantes, Valeria Zirena y, en especial, a Ulises Ríos Munive, quien en la etapa final contribuyó muy eficientemente a la culminación de este trabajo. Todos me brindaron su apoyo y compañía, y muchos también su amistad, además de haber sido un continuo estímulo para afrontar mis tareas durante los treinta y nueve años trascurridos en la universidad.

Ha sido un privilegio pertenecer a esta organización. Las múltiples incidencias de orden nacional, institucional y particular, acaecidas inevitablemente en un período tan largo, no impidieron que la Universidad de Lima me brindara siempre el espacio más propicio posible para desarrollar en forma constante mi temprana e inusual vocación de investigación y docencia sobre el derecho de la comunicación, nacida desde que fui su alumno en un Programa de Cine y Televisión en 1969, antes de que se abriera la Facultad de Comunicación, y cultivada, luego, como profesor en ella desde 1978, y también en la Facultad de Derecho desde su fundación en 1981. Además, durante estas cuatro décadas, la universidad siempre me apoyó generosamente cuando tuve que desempeñar diversos cargos públicos y privados en relación con mi especialidad.

También ha sido una muestra de la constante y decisiva contribución de la Universidad de Lima a mi carrera que el Fondo Editorial haya publicado mis siguientes libros: Derecho y comunicaciones. La prensa, la gente y los gobiernos (1987 y 1997), Censura y promoción en el cine (1991), Del dicho al hecho ¿hay mucho trecho? Confrontación entre la propaganda política y la actuación parlamentaria (1992), La radiotelevisión, espectro del poder y del futuro (1994), El derecho de la comunicación en el Perú (2009), Ética de la comunicación periodística (2013), Ética de la comunicación publicitaria (2014), Ética de la comunicación televisiva (2015) y Ética de la comunicación cinematográfica (2016).

Al igual que en mis últimos cuatro libros, la mención a la ética en el título de este tiene solo un carácter referencial y de conexión temática general con dicho conjunto, pues su contenido se sitúa más específicamente en los planos sociológico, legal y deontológico.

Las últimas palabras de agradecimiento al terminar mi carrera académica son para mi esposa Luisa Najarro Johnson. Sus silencios y sus preguntas acompañaron los míos durante este medio siglo de camino y son los causantes de todas mis obras.

José Perla Anaya

Ética de la comunicación en Internet móvil

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