Читать книгу El aikido - José Santos Nalda - Страница 6

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Etimológicamente la palabra AIKIDO está compuesta por tres vocablos: AI-KI-DO, cuyo significado es el siguiente:

AI =Noción de encuentro, de distancia a unir entre dos entes, de armonía, unión, amor... Al principio entre ambos oponentes hay una oposición que es preciso eliminar.
KI =Es un concepto de difícil traducción. Es la energía vital que tiende hacia la armonía de los opuestos. La presencia de espíritu. La actitud.
DO =Camino, accesis, modo de hacer o de enseñar, manera, Vía, norma de conducta.

Por lo tanto, el sentido de la palabra AIKIDO es la Vía para la coordinación y armonía de la energía física y mental.

El combate humano, el enfrentamiento físico de dos personas, es tan antiguo como el mundo.

Durante la Edad Media, en China y en Japón, los jefes de clanes (Daymios), que tenían soldados a su servicio, los ejercitaban continuamente para la lucha originando la casta de los SAMURÁIS, hombres diestros en el manejo del sable, la lanza, el arco, el bastón y el combate cuerpo a cuerpo a manos desnudas, con un código moral de honor rigurosísimo cuya aceptación comprendía un absoluto desapego a su propia vida, puesta incondicionalmente al servicio de su señor.

Por otra parte, la clase humilde, el pueblo, los desarrapados sometidos a continuos abusos y humillante opresión por sus gobernantes, tenían prohibido el uso de cualquier arma tradicional; así que para defenderse –lo que también les estaba vedado– se vieron en la necesidad de utilizar sus herramientas de trabajo o instrumentos agrícolas, ejercitarse en el manejo de los mismos y contribuir de esta forma involuntaria al desarrollo de otras artes marciales menores de las que todavía hoy existen hábiles practicantes.

Tanto la clase guerrera (samuráis) como las familias más humildes de cualquier aldea perdida, guardaban y transmitían en secreto estos sistemas de lucha de generación en generación, de padres a hijos. De esta manera nacieron las diferentes escuelas (Ryu) y artes guerreras, tales como:

EL TAKENOUCHI RYU = Antiguo Ju-Jutsu

EL TENJIN SHINYO RYU = Ju-Jutsu especial (después Judo)

EL YAGYU RYU = Sable con golpes de Ju-Jutsu (Kendo)

EL HOZO IN RYU = Arte de la lanza (Nagi-Nata)

EL KYU SHIN RYU = Tai-Jutsu

EL KITO RYU = Arte de las proyecciones (Judo actual)

EL AIKI JUTSU = Actual Aikido

EL KEN JUTSU RYU = Arte de manejar el sable

El Aiki-Jutsu data de la época KAMAKURA (1286-1333) y se cree que fue creado por Minamoto Yoshimitsu. Se transmitió en secreto de generación en generación hasta que en 1883 (era o época de MEJI) nace en Tanabe (Japón) Morihei Ueshiba, legítimo heredero de estos secretos después de siete generaciones, y más tarde fundador del actual Aikido.

Desde su niñez fue instruido en el Ju-Jutsu, el Ken-Jutsu y otras artes como la lanza, el arco, etc. Ya adulto, y subyugado por la idea de aprender todo lo existente sobre cualquier arte marcial, recorrió todo el país con un sable de madera como único equipaje en busca de nuevas escuelas o maestros y permanecía a su lado hasta haber aprendido todo cuanto podían enseñarle; después seguía su camino siempre en busca de un nuevo estilo, un nuevo maestro, un nuevo método.


Figura 1

El maestro Ueshiba (1883-1969) practicó bajo la dirección de expertos maestros y escuelas, como por ejemplo:

KITO RYU con Tozawa Tokusaburo

YAGYU RYU (Ju Jutsu) con Nakai Mazakatsu

DAITO RYU JU JUTSU con el maestro Handa y Sokaku Takeda

SHINKAGE RYU (Ken)

HOZOIN RYU (Lanza)

TAKENOUCHY RYU

TENSHIN RYU (KEN-JO-TAI-JUTSU)

Pasados los años, después de incansables prácticas y profundas meditaciones, sintetizó sus conocimientos dando forma al Aiki-Jutsu que había heredado de sus antepasados y perfeccionó todas las técnicas gracias a su propia experiencia. En 1925 fundó su propia escuela donde en principio sólo enseñaba a la alta clase militar e imperial; pero, años más tarde y con la idea de restablecer la moral entre la juventud de su país, dimite de su cargo en la Corte y el 9 de febrero de 1948, Ueshiba funda el AIKIKAI de Tokio, y decide enseñar públicamente su arte a todos los que deseen aprenderlo.

Hacia 1920 empieza a establecerse su propio método bajo el nombre KOBU JITSU, más tarde AIKI BUJITSU.

Transforma el nombre Aiki-Jutsu en AIKIDO, así como su significado y objetivo, que ya no busca eliminar al agresor por la vía más rápida y eficaz sin tener en cuenta el daño causado, sino simplemente neutralizarlo y hacerlo inofensivo procurando causarle el menor daño posible, inculcando un sentimiento de no agresión y no resistencia, pero no de pasividad estéril.

Técnicamente el Aikido no es un método de lucha agresivo –aunque su eficacia es excelente para defenderse incluso contra varios atacantes–, sino que está basado en el principio de no resistencia.

El espíritu del Aikido lleva implícita la idea de disuasión: ante un ataque neutralizar al adversario para “impedirle herir sin herirle”.

El Aikido contempla y trata de armonizar la acción de las dos grandes fuerzas universales complementarias: el Yin y el Yang.

Hemos visto cómo y por qué el Aikido forma parte de las artes marciales japonesas y el deseo del fundador al convertirlo en un método de educación corporal y mental (DO) según el principio de la no resistencia (física o moral) a la fuerza del atacante, por lo que todos sus movimientos están basados en el arte del Tai-Sabaki o esquiva circular. El Aikido concede mucha importancia a la respiración, puesto que en ella reside el secreto de la utilización de la energía por parte del ser humano.


Figura 2

“Como ‘ai’ (armonía) es común con ‘ai’ (amor), he decidido dar el nombre de AIKIDO a mi único BUDO, a pesar que la palabra Aiki sea muy antigua...”

“El Aiki no es una técnica para combatir o vencer al enemigo: es el modo de reconciliar el mundo y de reunir a todos los seres humanos en una familia...”

M. UESHIBA

(del libro: AIKIDO de K. Ueshiba)

El Aikido constituye, por lo tanto, un sistema completo (DO) de formación integral del individuo en cuanto a:

Defensa personal

Deporte o actividad física

Conocimiento y perfeccionamiento de sí mismo

Los ejercicios previos a la práctica de las técnicas propiamente dichas, en su conjunto psicofísico, se desarrollan en un ambiente de calma que favorece la introspección, la identificación con la realidad, la armonía física y mental para obtener del “yo integral” una actuación coherente y unificadora.

EL AIKIDO COMO DEFENSA PERSONAL

Todas las prácticas o ejercicios parten de supuestos y variados ataques, ejecutados con la máxima realidad, ante los que es necesario reaccionar con rapidez y serenidad a un tiempo, utilizando las técnicas aprendidas del Aikido que van desarrollando el sentido de la esquiva y la distancia. Al tiempo, la práctica seriamente realizada descubre nuestras auténticas posibilidades y limitaciones, y evidencia lo peligroso que puede resultar la aplicación incontrolada o visceral de estas técnicas, por lo que poco a poco el sentido de la agresión física se va transformando en nuestra mente haciendo inaceptable el camino de la violencia como solución de cualquier rivalidad. Así mismo, también va desapareciendo el temor a ser agredidos por la seguridad que la práctica deposita en nuestro subconsciente, y el que no tiene miedo es más capaz de evitar la pelea y repeler la agresión sin entrar en su juego. La máxima más noble del Aikido es: «Impedir herir sin herir.»

EL AIKIDO COMO DEPORTE

El Aikido constituye una excelente actividad física por cuanto su práctica se adapta a la edad, sexo, ritmo o facultades de cada individuo. Todas las clases se inician con una tabla de gimnasia para calentar, estirar y flexibilizar todos los grupos musculares, y se presta mucho interés a la respiración que inconscientemente va coordinándose con los movimientos del cuerpo.

No se realizan esfuerzos con cargas, no se retiene la respiración durante los esfuerzos, no se compite contra nadie por lo que no se produce ninguna sobreexcitación nerviosa; en cambio, se mejora la velocidad de todos los movimientos del cuerpo y la agilidad en los desplazamientos, se hace un uso racional de la fuerza que sólo se utiliza debidamente coordinada con la respiración, y aumenta la resistencia física del organismo simplemente porque el ejercicio más pesado en Aikido consiste en caer e incorporarse continuamente en cada sesión.

Todas las articulaciones adquieren una gran flexibilidad y resistencia, la circulación sanguínea se activa, la capacidad pulmonar aumenta y el sistema neuromuscular se hace más sensible y “obediente” a las órdenes procedentes del consciente o del subconsciente.

En Aikido no existe la competición, cada uno trabaja para mejorarse y vencerse a sí mismo, respetando al profesor, a sus compañeros, al entorno, etc., siendo amable, poniendo en práctica los principios de concesión y colaboración mutua, para después trasladar esos hábitos a su casa, su colegio, su trabajo, sus amigos, su familia, etc.

“El Aikido no es la oposición de dos fuerzas materiales, en la que la mayor se impone a la menor, sino la perfecta asociación de dos estados de espíritu diametralmente opuestos, en el que uno de ellos de naturaleza benéfica vencerá iluminando al adversario...”

M. UESHIBA

(del libro: MAESTRO UESHIBA, PRESENCIA Y MENSAJE de André Nocquet)

EL AIKIDO COMO CONOCIMIENTO Y PERFECCIONAMIENTO DE SÍ MISMO

El Aikido es un arte y una práctica excelente para poner en evidencia la verdadera dimensión de cada persona y contribuir al desarrollo de su personalidad.

El maestro Saotome, que fue alumno directo del fundador, recomienda que la práctica y el espíritu del Aikido alcance todos los momentos y circunstancias de la vida, y añade que limitarse a perfeccionar y dominar únicamente el aspecto técnico no tiene ningún valor.


Figura 3

“El Aikido es la Vía que reúne todos los caminos del Universo desde el principio. Es el Espíritu Universal que contiene y une a todos los seres...”

M. UESHIBA


Figura 4

El Aikido en sus prácticas permite a nuestra personalidad definirse tal cual es su conjunto y se convierte en un arte de autodisciplina en el que las técnicas no son más que el medio para conocer nuestras limitaciones, mejorar nuestras facultades físicas y mentales, y pulir nuestro “yo”. Los responsables de la enseñanza y difusión del AIKIDO deben velar para que este espíritu se transmita de una generación a otra según el deseo de su fundador, el maestro Ueshiba, no permitiendo que se convierta en un mero o exótico sistema de lucha física apto sólo para personas temerosas o acomplejadas, cuyo único objetivo sea aprender a defenderse de un hipotético agresor o evadirse mística y estérilmente del mundo que les rodea.

Como final de capítulo transcribo para el lector algunas definiciones de famosos expertos y alumnos directos del Maestro Ueshiba.

“En el Aikido la razón es la fuerza. Sólo le pide a Ud. que cumpla su misión en la vida. No es necesario que piense en sobrepasar ni imponerse a nadie...”

KOICHI TOHEI

“El Aikido es el símbolo del movimiento universal. Busca inculcar a sus adeptos el amor y la belleza que existen en toda la vida humana y desea la paz permanente en el mundo...”

MUTSURO NAKAZONO

“El Aikido es el camino de la reconciliación.”

KISSHOMARU UESHIBA

El aikido

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