Читать книгу Oficio y compromiso cívico - Josep Maria Jordán Galduf - Страница 6

Оглавление

PRÓLOGO

«Mis convicciones de otros tiempos las he cambiado por ideas y buenos deseos». Arturo García Igual: Entre esta España nuestra y la peregrina, 2.ª ed., p. 322.

No es habitual encontrar un libro de memorias como el que, querido lector, tienes a la vista. El profesor Josep María Jordán Galduf, de la Universitat de València, realiza un ejercicio de expresión múltiple. En este libro Josep María manifiesta sentimientos de fraternidad con todo ser viviente que se cruzó en su camino, y de cierta melancolía pero a la vez entusiasmo por una labor profesional realizada durante 42 años. Enuncia razonamientos coherentes, con un conocimiento profundo de la realidad económica de nuestro país, y con propuestas basadas en el sentido común y la solidaridad. Desborda respeto por la labor de muchas personas. ¡Tanto expresa!

Nuestro amigo Josep María (Pepe) se retira de la actividad académica. Lo dice él mismo: «tiene un final mi vida como profesor universitario». Y más adelante escribe: «la vida es una sucesión de generaciones». Y en el epílogo parece que nos da una pista: «a veces pienso que he escrito demasiado…».

Amigo Pepe, cuesta verte como alguien retirado. Aunque a lo mejor me equivoco y sigo viéndome atrapado en un esquema de objetivos y metas profesionales que no capta que ya has cumplido sobradamente con tu responsabilidad y que hay vida más allá de la universidad. ¿Y qué es ser universitario, después de todo?

En efecto, el profesor Josep María Jordán Galduf es un universitario. Así lo creemos quienes tuvimos el privilegio de compartir su amistad y momentos de reflexión. En mi caso, tuve la suerte de conocer al profesor Jordán a inicios de los noventa, en un periodo de mi carrera en el que su experiencia me ayudó mucho. Ser más joven que Josep María Jordán tiene sus ventajas, pues él es un buen maestro, y lo puedo afirmar como docente que soy de la Universitat Politècnica de València, al otro lado de la avenida Tarongers.

Gracias al profesor Jordán comprendí que trabajar en temas económicos del Mediterráneo, con mi especialización agraria, no era perder el tiempo, y me transmitió una visión sobre los problemas sociales de la región que acabará aceptándose tarde o temprano. La vocación por el desarrollo humano en el sur del Mediterráneo de Jordán se recordará cuando dejen de existir obstáculos físicos y políticos entre ambas orillas. Qué acierto tuviste, Pepe, al marcarnos ese camino, en una obra fecunda en artículos y libros, siempre orientada a superar las barreras de la integración euro-mediterránea a través de soluciones «por elevación», como a su vez te inspiró el maestro George Yannopoulos en la segunda mitad de los ochenta. Pienso que la obra de Jordán sobre esta materia debe releerse, pues sigue aportando puntos de encuentro necesarios.

Pero surgió otro punto de coincidencia cuando en 1997 mi padre, Arturo García Igual, representante del legado Manuel Castillo en el Patronat Sud-Nord de la Fundación General de la Universitat de València, me habló de un profesor de la Facultad de Economía que apreciaba los temas de agricultura en el Mediterráneo. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que se refería a Pepe Jordán. Esta casualidad resultó importante en mi vida por dos motivos. El primero, porque me estimuló a interesarme en la ingente labor de cooperación de la Universitat de València, respaldada por un grupo de intelectuales activistas de la paz y de la solidaridad. El segundo motivo fue que me ayudó a poner en valor el trabajo que mi padre había realizado como albacea de Diego Castillo Iglesias, quien aportó en su testamento la dotación inicial del Patronat. Arturo García había sido un luchador de esa España truncada por la Guerra Civil, un emprendedor en el exilio mexicano, y ahora desvelaba que seguía siendo un individuo inquieto, con proyectos en la etapa final de su vida. Pepe Jordán fue la primera persona ajena a mi familia que leyó las memorias de Arturo García Igual e impulsó su primera edición en 2005. A veces no apreciamos la labor de quienes tenemos cerca. Gracias, Pepe, por ayudarme a descubrirlo.

El libro de memorias de Josep María Jordán Galduf es algo más que una autobiografía. Es una rendición de cuentas ante la sociedad. Más allá de una lista de numerosos textos, lo que nos devuelve es una justificación de por qué fueron escritos. Y es un alegato. Por la independencia intelectual y por la defensa de la función social del profesor, de una especie de profesor que no respalda el sistema actual que fomenta la disciplina y no la rebeldía. Josep María ofreció un legado académico notable, siempre con fundamentos de gran altura en el área de la integración europea, y con un texto de referencia, Economía de la Unión Europea. Ha sido, además, un profesor vinculado a su entorno, como lo demuestran sus trabajos específicos sobre la comarca del Camp de Túria, y un gran divulgador y columnista, como reflejan sus aportaciones en Saó y en Levante-EMV, entre muchas otras publicaciones.

Josep María Jordán deja una obra relevante, pero puede recordarse por pequeños actos que lo sitúan como pionero de una manera de entender la universidad basada en la colaboración y en el trabajo en red. En cierta medida, es un precursor del VLC-Campus, de esa alianza de las universidades públicas del área metropolitana de Valencia. Quizá anecdótico, pero ilustrativo de esa vocación, fue su docencia en el grupo internacional de Economía de la Unión Europea. Coincidía semestralmente con mi grupo de Economía Mundial en mi universidad. Y tomamos como costumbre intercambiarnos una clase al año, él en la Politécnica y yo en la Facultat. Nadie nos obligaba, y ello pertenece al tipo de iniciativas que no son recogidas en los indicadores individuales de actividad académica. Pero siempre en esta colaboración, como en otras, el objetivo final de Jordán y el mío era el de motivar a nuestros alumnos a través de un concepto tan actual como la fertilización cruzada.

Jordán ha sido (y es) un profesor comprometido políticamente, sobre todo en el ámbito municipal de Liria, siendo alcalde de esa ciudad durante los albores difíciles de la democracia en la España de la transición. Hace un buen ejercicio de memoria histórica. La transición española merece respeto y no resultó necesariamente de pactos de dominación, sino de generosidad y pasión por una nueva historia que relegara la dictadura y el enfrentamiento. D’un temps que será el nostre…, dice la canción de Raimon. Muchos lo creímos y lo intentamos practicar. Jordán representa el mejor saber intelectual de la transición. De una transición que muchos contribuyeron a impulsar. Pero, como muchos otros, Jordán no eligió apropiarse de ella, sino contribuir de buena fe al debate económico e institucional de España. La historia del cambio político no es de renuncias, sino de una intensa controversia intelectual que ha quedado algo dejada de lado por la urgencia de la crisis actual. Debemos revisar el sistema político español en aspectos fundamentales, pero no por ello renegar de la labor de personas que intentaban hacer bien su trabajo, con responsabilidad, y que requieren toda nuestra consideración. Toda una generación que menciona Jordán, con nombres y apellidos.

Sería imposible resumir la obra de Josep María Jordán en breves párrafos y por ello recomiendo la lectura de sus memorias. Es destacable su contribución a la economía de la integración, con estudios relevantes en el momento en que se analizaba la adhesión de España al proceso europeo. Siempre fue por delante en desgranar, de manera consciente y clara, los mitos de la integración en el espacio euro-mediterráneo. Como él mismo apunta, su visión de la realidad económica fue evolucionando desde la comprensión de la combinación de elementos de distintos paradigmas, con lucidez en la detección de las deficiencias estructurales de la economía española. Siempre de manera ajena al oportunismo político y con una firmeza intelectual congruente con su elegancia al exponer sus argumentos, soportados por evidencias.

Quienes hemos leído y escuchado a Jordán podemos dar fe de tres atributos. Uno, muy evidente para sus lectores: claridad, concisión, profundidad, un prodigio de escritor. Lo anota todo y trabaja en trenes y aviones. Y aporta obras no técnicas y entrañables en castellano y catalán, como Cartes a Judes, entre otras. Leyéndolo, nos conocemos mejor a nosotros mismos y encontramos sentido a las cosas.

El segundo atributo es su vocación internacional, siempre insatisfecho con sus límites, ansioso por aprender de sus referentes académicos y con un buen dominio del inglés en una época en la que a los profesores les costaba expresarse en esa lengua.

El tercero es su capacidad de compartir sus lecturas con sus amigos y lectores. La historia de Pepe se puede escribir a través de los libros que ha leído y que has leído porque él los ha leído. Y es que resulta admirable su capacidad de recordar lo que lee y sobre todo, dónde lo leyó y qué impacto tuvo su lectura en cada momento de su vida.

Este prólogo puede parecer un panegírico de Pepe Jordán. Pero lo es más de una generación que aportó lo suyo para hacer este país mejor de lo que cree ser. Y de una manera de entender la universidad que supone sentar bases de madurez y responsabilidad en investigadores y estudiantes.

El sistema no siempre fue justo con Pepe Jordán, lo que se trasluce en algunos fragmentos de sus memorias que él expone sin rencor. Cuenta que uno de sus leiv-motivs es la canción Resistiré. Jordán resistió a las presiones de obedecer algunas imposiciones incomprensibles. Y al ser como es no se equivocó, lo que deseo expresar con contundencia. Como profesor ha sido muy apreciado en el entorno español, pero también en el ámbito europeo, como muestra su participación en el grupo de asesores externos deThe European Report on Development en 2010, elaborado por la Comisión Europea.

Este libro no es solo autobiográfico, sino también biográfico, pues muchas personas se verán reflejadas en su historia y les encantará recordar sus hechos a través de sus colaboraciones con Josep Maria Jordán Galduf.

Querido Pepe, si vuelves a escribir no te reprocharé que no te retires.

JOSÉ MARÍA GARCÍA ÁLVAREZ-COQUE

Valencia, noviembre de 2014

Oficio y compromiso cívico

Подняться наверх