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Gestión estratégica

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Con la finalidad de establecer los puntos de referencia de este trabajo se abordan algunos conceptos de la gestión estratégica frecuentemente analizados en el campo de las organizaciones de la iniciativa privada, más tarde utilizados por las organizaciones del sector público, entre ellas las Ies.

Inicialmente, cabe señalar que la estrategia se refiere a una serie de medidas competitivas y planteamientos que tanto la dirección como el equipo de gestión ejecutiva utilizan para hacer crecer a la organización, atraer y satisfacer a sus clientes, competir con éxito, realizar las operaciones y alcanzar los niveles deseados de desempeño organizacional (Thompson et ál., 2008: 4).

La gestión estratégica se visualiza como un medio para alcanzar los objetivos a largo plazo, requiere la estrategia como búsqueda de un plan de acción que permita desarrollar una ventaja competitiva, estableciendo planes y medios a través de un proceso iterativo que se inicia por el reconocimiento de la situación actual. Sus elementos básicos incluyen: 1) La comprensión de la conducta competitiva como un sistema en continua interrelación entre competidores, clientes, dinero y recursos; 2) La predicción de movimientos estratégicos hacia el equilibrio competitivo; 3) Los recursos e identificación de las diferentes fuerzas que la influyen, entre ellas los factores internos de la empresa, como las fuerzas y debilidades, los valores personales de los directivos, y los factores externos de la compañía que incluyen oportunidades y riesgos de su entorno, así como de las expectativas sociales (Porter, 2001: 13). En este sentido, la estrategia debe adecuarse a las circunstancias cambiantes del entorno, debe mantenerse en proceso, ajustarse a la situación externa e interna de la organización y buscar una ventaja competitiva permanente que permita mejorar su desempeño. De este modo, la estrategia se modela tanto con las decisiones de la dirección y del equipo de gestión en relación a la ventaja competitiva, como por la necesidad de adaptarse y aprender sobre la marcha (Thompson et al., 2008: 9).

La estrategia que permite desarrollar una ventaja competitiva, en palabras de Blanco Dopico (1995: 142), “define los objetivos a largo plazo de la empresa estableciendo planes y medios”, como un proceso iterativo que se inicia por el reconocimiento de la situación actual. Para la citada autora los elementos básicos de la estrategia incluyen: 1) La comprensión de la conducta competitiva como un sistema en continua interrelación entre competidores, clientes, dinero y recursos; 2) La predicción de movimientos estratégicos hacia el equilibrio competitivo; 3) Los recursos a confiar para nuevos usos aunque sus beneficios se retarden; 4) La predicción del riesgo que justifique la utilización de recursos y; 5) la motivación para actuar.

Es preciso subrayar que en la planeación se establece la fijación de los objetivos o elementos de referencia, así como los medios y métodos de medición para su control. En este sentido, como propone Thompson et al. (2008: 36), cuanto más diversificadas estén las operaciones de la organización, menor injerencia tienen los directores y por lo tanto deben delegar una considerable autoridad en su elaboración al equipo de gestión a cargo de subsidiarias, divisiones, líneas de producto, oficinas regionales de ventas, centros de distribución y plantas particulares, por estar en mejor nivel para valorar la posición local en la que debe tener lugar la elección estratégica. Con esta base se desarrolla la ejecución de la actividad en busca del objetivo predeterminado y la posibilidad de medir el resultado obtenido; si la medición indica la existencia de desviaciones, es decir un gap entre los objetivos y los logros reales, se ponen en marcha las acciones correctivas correspondientes, constituyendo así la esencia del proceso de control.

Ante las actuales formas o estructuras de las organizaciones en las que se desarrolla la estrategia, se realiza una progresiva descentralización de las decisiones, y surge la necesidad de orientar la actuación individual y de cada departamento o unidad organizativa hacia los objetivos de la organización (Widener, 2007: 758) que promuevan la actuación coordinada de las diferentes personas y unidades organizativas alineada con los objetivos de la dirección (AECA, 1990: 17).

De ahí que para el desarrollo de la gestión estratégica en las organizaciones es necesaria la comunicación y participación de todos los involucrados en la organización, a fin de hacer disponible información útil para gestores y directivos a todos los niveles. Particularmente es necesaria aquella información que constituye el fundamento de la planeación y el control a través de la cual se evalúa el desempeño de la organización en función del alcance de los objetivos, tanto a nivel estratégico como operativo.

Gestión empresarial en las instituciones de educación superior para la calidad y la pertinencia

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