Читать книгу El único e incomparable Bob - Katherine Applegate - Страница 29

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Sueño

Despierto en mi acogedora cama demasiado temprano para que Julia me prepare el desayuno. Ella y su mamá y su papá todavía están dormidos, y hasta los conejillos de Indias están callados. Mi panza gruñe, y una vez más maldigo mi falta de pulgar.

Los humanos son un gran defecto de diseño. Narices de pésima calidad. Inescrutables y con ordinarios cuartos traseros. Y no me hagas hablar de su… ejem… olor. Pero ¿la idea del pulgar oponible? Sí, ésa fue una mejora.

¡Las latas que yo podría abrir! ¡Las perillas que podría superar!

Como sea. Me siento preocupado. Apagado.

La preocupación es una pérdida de tiempo. Y no encaja con mi fachada de tipo rudo. Pero a veces parece que no puedo evitarlo.

Antes de despertar estaba soñando con Iván, Ruby y Stella.

No era un sueño agradable, una pataleta frenética llevada por la diversión y las carreras.

Nop. Era una pesadilla. De las feas.

Estábamos nadando, los cuatro, en un río negro y embravecido. Por alguna razón yo iba a la cabeza. Y me mantenía mirando hacia atrás diciéndoles que los salvaría.

Yo. Los salvaría. A dos elefantes y un gorila.

Mientras nadaba de perrito como poseído, sus voces se desvanecieron. Miré hacia atrás y ya habían desaparecido.

Y entonces lo escuché.


Un débil ladrido.

Ese ladrido.

Y entonces desperté, como siempre pasa.

Hice un coleteo total, en un intento por deshacerme del hedor a pesadilla que se aferraba a mí como un champú después del baño.

Me dije que me relajara. Que me controlara. Que dejara de preocuparme por nada.

Y, sin embargo, alguna parte primitiva de mi cerebro —mi lobo interior, tal vez— está con los pelos de punta.

Muchas cosas pueden salir mal en el momento que se dejan al azar, en un abrir y cerrar de ojos, en el rebote de un hueso.

Son muchas las maneras en que el mundo puede fallarte.

El único e incomparable Bob

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