Читать книгу El único e incomparable Bob - Katherine Applegate - Страница 20
ОглавлениеCoches
A la mañana siguiente comencé mi lento viaje, moviéndome a través de la hierba alta y húmeda, con las extremidades rígidas por el frío.
De tanto en tanto bebía de un charco de fango o mordisqueaba un poco de hierba. Al anochecer, estaba mareado por el hambre y la sed.
Seguí la autopista. Cada vez que una criatura de cuatro ruedas rugía cerca, me paralizaba de miedo. Sin embargo, y esto es lo que me tortura, sabía que en los coches iban humanos y que los humanos significaban, tanto una esperanza como una condena.