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PREFACIO
ОглавлениеSan Agustín creía que las personas no deseaban suficientemente la felicidad. Con ello formula una cuestión de la que nosotros, que seguimos esforzándonos por asimilar psicología y religión, podríamos beneficiarnos si la tuviéramos en cuenta hoy. Nuestro nivel social de infelicidad y la violencia y la disfunción emocional que se asocian con ella –y que con frecuencia surgen directamente de ella– nos exige una comprensión religiosa profunda y la percepción psicológica de lo que verdaderamente deseamos.
Lo que nos suele bloquear es lo que Kim Nataraja, aludiendo a un término psicológico muy vivo, llama la «sombra». En este libro habla desde su propia experiencia recorriendo el sendero espiritual y acompañando a otras personas en él, del arte de bailar con la sombra, en lugar de reprimirla o huir con miedo de ella. Esto es necesario para todos, sea cual sea su forma de vida, porque lo que se reprime o se teme se las arregla para vengarse y hacerse valer negativamente. Puede bloquear la creatividad, reducir la capacidad de amar y de ser amado y, así, arrebata a la vida su alegría y su esplendor. Sin embargo, es especialmente importante para personas con una deliberada dedicación a la práctica espiritual o una identidad religiosa. Para ellas, la sombra puede surgir como una oscura contrapartida del luminoso ideal que se han propuesto o que se sienten atraídas a cumplir.
Gran parte de lo que Kim Nataraja comparte tan provechosamente de su práctica de meditación lo ha aprendido de la tradición cristiana. A partir de las enseñanzas de John Main y remontándose, a través de él, hasta las raíces de la tradición mística cristiana, se inspira tanto en los antiguos conocimientos expresados en el lenguaje de una gran tradición como en los descubrimientos contemporáneos. En la sabiduría del desierto cristiano es donde encuentra especialmente maestros afines para quienes mente y espíritu eran la doble faceta del proceso de oración. Purificación, asimilación y divinización son dimensiones universales de las fases del desarrollo humano. En estas páginas, el meditador cristiano y, en realidad, cualquiera que haya empezado a participar en este proceso humano esencial encontrará una guía, una amiga y una maestra con la que caminar –y bailar–.
LAURENCE FREEMAN, OSB