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Capítulo Uno

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Sophie

No era extraño para mí el hacer cosas horribles, pero esto era bajo incluso para mis estándares. Mi abuela acaba de literalmente atraparme con mis bragas por mis tobillos y con un gran consolador de color rosa vibrando en mi mano cuando ella golpeó a la puerta de mi habitación. El que yo sea solo una invitada en su casa y que esta sea técnicamente la puerta de su cuarto de invitados, es la menor de mis preocupaciones.

Ella frunció el ceño cuando me atrapó tratando de cubrir mis partes íntimas con las sábanas de la cama. Eso fue tan mortificante.

“¿Estás bien?” me preguntó.

“Excelente” ¡Rayos! El vibrador aún estaba zumbando como un cepillo dental eléctrico. Lo empujé debajo de la manta y le di la mejor sonrisa que podía conjurar dadas las circunstancias.

Este paso en falso fue solo por negocios y nada fue para mi propio placer. Para rehacer mi vida yo me vine a vivir con mi abuela y una gran parte de mi plan es crear un blog acerca de juguetes sexuales. Mi sueño es más grande que eso, mi plan es poder darles a mis hermanas que siempre tienen problemas en sus relaciones un foro para hablar de sus problemas y, por supuesto, quiero que todas se sientan satisfechas ya sea si están solteras o si encuentran a esa mítica creatura que se hace llamar, su alma gemela.

Y un blog acerca de juguetes sexuales es una carrera totalmente práctica. Yo no viviré en la casa de mi abuela para siempre ya que quiero construir una carrera a la que no tenga que renunciar si me voy de Summerland, Tennessee. Sin embargo, algunas veces la idea de ser una nómada digital también suena atractiva.

Mi abuela no es el tipo de persona que me juzgaría, así que decidí que es la hora de contarle acerca de mis planes. Pero preferiría tener los pantalones puestos antes de hacerlo.

Ella ocultó una carcajada cuando arreglé las mantas de tal forma que pudiera acallar el sonido del consolador. “Vine a preguntarte si te gustaría venir conmigo a visitar unas ventas de garaje. Porque desde que la señora de la televisión les dijo a todos que el deshacerse de cosas viejas les traería felicidad, he estado asistiendo a este tipo de ventas y he encontrado excelentes cosas a buen precio. Talvez podamos encontrar algo interesante para cuando te mudes a tu nuevo departamento y no es que te esté botando, por supuesto, es solo para que veas si algo te gusta.”

Cuando me vine a vivir aquí yo vendí todo lo que tenía. Lo que sucedió para llegar a eso no fue exactamente un ataque nervioso y definitivamente no fue una crisis de la mediana edad. Es solo que el día del baby shower de mi mejor amiga me di cuenta de que estaba cansada de ser siempre la única soltera, la que obviamente no tenía su vida arreglada como todos los demás que incluso la tenían envuelta como un regalo, con moño encima y todo. Yo sabía que no quería ser como una de esas tristes solteronas de las películas de comedia, aquellas en las que la heroína tenía la vida resuelta y la abandonan para encontrar una nueva vida.

Entonces decidí ser una de esas personas que se deshacen de todo aquello que no las hace feliz y me dirigí a la casa de la abuela para reorganizar mi vida.

“Me encantaría ir a ver algunas ventas de garaje.” Me senté y arreglé mi cabello. De hecho, la abuela me había venido a buscar en el momento correcto, justo antes de que siquiera hubiera empezado. Si el juguete hubiera cumplido con su propósito con mi abuela al otro lado de la puerta, yo nunca tendría la valentía de mirarla a los ojos de nuevo. El camino para seguir mi nueva carrera requiere que yo tenga mi propio espacio.

La abuela me esperó ansiosamente al otro lado de la puerta agarrando con fuerza su cartera, algo que es normal en ella. Summerland es un lindo y pequeño pueblo que siempre gana premios como el mejor lugar para vivir en las Montañas Humeantes, pero ella siempre agarra su bolso de esa manera como si estuviera pasando a lado de una fila de prisioneros. Y lo que me atrajo aquí no fueron las buenas cualidades del pueblo, sino que vine porque la casa de mi abuela es mística. Según los rumores, la abuela era una hechicera. Mi mamá siempre acalla cualquier tipo de preguntas sobre el pasado de la abuela. Todo lo que sé es que lo que sea que ella lleve en esa cartera, era mucho más poderoso que el dinero.

Era algo mágico. Y yo quiero saber todo sobre él.

La abuela no dijo nada sobre el incidente, que es lo que planeo llamarle de ahora en adelante, hasta que llegamos al carro. “Yo me estaba preguntando si podía preguntar qué es lo que estabas haciendo…”

“No, por favor.” Y mirando por la ventana me pregunté cuanto dolería el lanzarse de un auto en movimiento.

“No dejaré el tema tan fácilmente, Sophie Rae.” Ella se rio. Sí abuela, esto es histérico. ¿Qué daño hace un pequeño roce? “Yo no te estoy juzgando. La Diosa sabe que he experimentado mucho…”

“Abuela,” Me quejé mientras tenía la mano lista en la manija de la puerta en caso de que ella siguiera con el tema. Okey, es tiempo de que le cuente sobre mis planes. “Estoy escribiendo un blog sobre juguetes sexuales.”

“¿En serio?” Ella pisó el freno tan duro que nos hizo rebotar en nuestros asientos. “Eso es increíble, cariño. Es muy importante que la gente disfrute lo que ama y lo que los hace felices.”

“Yo quiero un espacio que sea seguro para todas las mujeres, donde puedan investigar y encontrar todo aquello que gusten.” Aunque mi abuela era la mejor de todo el mundo, yo podía sentir como mis mejillas se sonrojaban. Había creado un seudónimo cuando creé el sitio, pero ya es tiempo de que me acostumbré a hablar de todo lo relacionado al sexo si es que iba a vivir de ello.

“Si quieres puedo darte algunas sugerencias.” Ella se rio cuando la mire con la boca abierta. “¿Qué? ¿Crees que no sé cómo usar una de esas cosas? Tu generación no las inventó y podré ser vieja, pero definitivamente no estoy muerta.”

“Ahora esta es mi realidad.” Yo comenté mientras me bajaba del auto, más para mí misma que para ella.

Ella se acercó por mi costado mientras nos dirigíamos a la venta de garaje y me dijo “Te aconsejo que consigas uno de esos que se enchufan. Esas cosas te llevarán a la luna.”

Luego de eso decidí que tenía que alejarme de la abuela por un momento.

La venta de garaje estaba totalmente llena. En esas listas donde se mencionaba las mejores cosas que debías visitar siempre mencionaban la posibilidad de encontrar un real diamante en bruto en este tipo de lugares, especialmente donde se venden las joyas, y hay excelentes cosas aquí. Discos clásicos de vinilo, obras de arte que eran demasiado buenas como para ser vendidas en una venta de garaje y nosotras llegamos lo suficientemente temprano como para poder elegir algunas piezas de una gran selección de bisutería de mediados de siglo.

Mientras miraba a la colección me di cuenta de que quien sea que fuera el dueño de esas cosas, las había tenido por mucho tiempo y la parte romántica que habitaba en mi interior se entristeció al pensar que ahora esa persona se veía en la necesidad de venderlas.

Yo elegí un hermoso broche con forma de dragón respirando fuego que estaba representado con un conjunto de piedras preciosas. Quien sea que esté vendiendo esto espero que esté satisfecho de saber que al menos este pequeño broche irá a un hogar amoroso.

“Mira a este pequeño” le dije a mi abuela, pero no estoy segura de que me haya escuchado. Después del incidente era muy probable que ella no quisiera mirar a nada que pudiera ser referido como ‘pequeño’.

La abuela tenía toda su atención fija en una caja de oro que no era muy grande pero que era lo suficientemente pesada como para tener que sostenerla con ambas manos. La caja tenía incrustadas unas piedras preciosas que no podían ser reales porque era demasiado bonita como para que la encontraras en este tipo de ventas.

Parecía que quien sea que estuviera vendiendo estas cosas estaba lo suficientemente desesperado como para deshacerse de ellas o alguien había cometido un error.

“Es bonito” añadí, pero nada. Ella no me estaba escuchando.

“¿Cuál es el precio por esa caja?” Preguntó un hombre que tenía una voz tan suave como el whisky. Una voz que me hizo vibrar por dentro, como cuando una idea se formaba en mi mente que me llevaría a una de mis tantas malas decisiones. “Pagaré el doble.”

“Olvídalo, reptil.” Mi abuela le hizo una seña para que se fuera. Ella nunca le hablaba así a nadie. “La caja me pertenece. Vuelve con tu tesoro.”

Cuando termináramos de recorrer todos los puestos de la venta de garaje hoy, me encargaría de llevar a la abuela a una revisión de ojos. El hombre que le había preguntado por la caja era simplemente hermoso, con su largo y oscuro cabello, una apretada camiseta que no dejaba nada a la imaginación y jeans envejecidos de tanto uso. Él parecía como si hubiera hecho el giro equivocado de camino a Nashville y había terminado en el patio delantero de algún desconocido.

“Haré que valga la pena, Nora.” Su sonrisa estaba dirigida a mi abuela. Solo ella podía ser capaz de llamar la atención de un hombre tan hermoso como él.

Yo salté como si me hubiera cogido electricidad. El pequeño dragón se me cayó de las manos en la mesa y por fin había logrado captar la atención del hombre. La electricidad que sentía venía de él, yo estaba segura de eso y era como si nos estuviera atrayendo hacia el otro. Demonios, con esos ojos que él tiene, yo no puedo mirar a otro lado. Los ojos de él eran verdes como peridotos y definitivamente más impresionantes que cualquier gema en esa caja que él quería quitarle a mi abuela.

Mi abuela me agarró del brazo y fue como si se rompiera un cristal. “Recoge tu broche. Vayamos a ver si Jerry desea hacer un trato por estos objetos.”

Miré por encima de mi hombro mientras la abuela me arrastraba hacia donde estaba el dueño de la casa. Jerry, quien probablemente ya se había dado cuenta del terrible error que cometió al poner en venta esa preciosa caja. Mi abuela armaría un escándalo si él decidía no vendérsela.

Sin embargo, el hombre alto y moreno como un trago de whisky no se movió; era como si fuera una obra de arte más que estaba a la venta.

“¿Qué puedes ofrecernos Jerry? Mi nieta quiere este broche y yo estoy dispuesta a hacer una oferta justa por esta caja, si es que estas buscando hacer algo de dinero esta tarde.”

Jerry miró a la abuela sospechosamente. “Tu no quieres esa caja, Nora.”

Lo sabía.

“¿Estas confabulando con ese lagarto supercrecido?” ella espetó. La abuela sabía lo que le gustaba apenas lo veía, pero estaba siendo demasiado posesiva sobre esa caja. “Te doy veinte dólares por ambas.”

Veinte dólares. Jerry apretó los labios y yo articulé con mi boca un lo siento.

“Tomaré el dinero, pero has sido advertida.”

“No hay tal cosa como mala suerte, solo malas intenciones.” Ella murmuró mientras le entregaba el dinero. Se dio la vuelta y movió la cabeza indicándome que la siguiera. En lo que a mi abuela concernía, esta venta de garaje había terminado.

Yo no tenía idea de que acababa de pasar y seguí a la abuela de vuelta al carro, pasamos a lado del hermoso hombre al que ella se refirió como un reptil y quien aún se encontraba atónito parado junto a la mesa de joyería.

La abuela quemó los neumáticos al salir del parqueadero.

“¿Quieres explicarme que fue todo eso?” le pregunté.

Ella carraspeó. “Yo quería esa caja. No iba a dejar que el aliento de lagarto regateara por ella.”

“Dudo mucho que ese tipo tenga aliento de lagarto. Él era…” ¿Cómo podría decir absolutamente hermoso sin hacer que mi abuela se molestará, ya que era obvio que a ella no le agradaba? “Él parecía como que olía realmente bien.”

No hay ninguna duda del porqué aún me encontraba soltera.

Ella soltó un largo suspiro. “Sí, es muy bien parecido, pero necesitas olvidarte de él.”

¿Olvidarme de él? ¿De esos ojos? ¿De esa voz? Eso no iba a pasar pronto. Yo tenía una caja llena de juguetes sexuales esperando a que los pruebe y estaba tan necesitada de ese tipo de inspiración.

“Es obvio que ustedes ya se han conocido.” Le di a la abuela la oportunidad para llenar los enormes agujeros en blanco en esta historia, pero ella solo apretó los labios. “Sería mucho más fácil mantener este resentimiento contigo si tuviera alguna explicación de cómo te hizo daño.”

“Mientras más tiempo pases en Summerland te darás cuenta de que no todo es lo que parece.” La abuela piso repentinamente el freno de nuevo porque un carro salió de un parqueo como si fuéramos invisibles. “Eso estuvo cerca.”

“Ellos ni siquiera miraron.” Mi corazón latía desbocadamente. “Si es algo relacionado con la magia, me encantaría que me lo explicaras. Estoy aquí para aprender. Mi mamá no responde a ninguna de mis preguntas sobre el tema.”

“Es verdad que tu madre no me puso las cosas fáciles.” Nosotras no hablábamos regularmente acerca de mi mamá por esta razón. Ella era lo opuesto a la abuela; donde a mi abuela le encanta lo extraordinario, mi mamá se refugia en lo ordinario. “Yo te puedo enseñar todo lo que necesitas saber en un solo día.”

“Estas hablándome en clave.” Yo rezongué gimiendo. “Si no me dices, asumiré que tuviste una tórrida aventura con ese hombre y la razón por la que quieres que me aleje de él es porque él era malo en la cama.”

La abuela se rio. “Piensa lo que tú quieras, Sophie. Yo accedí a enseñarte magia, pero lo haré en mis propios términos. La magia necesita el tipo de energía apropiada para prosperar. El odio y la intimidación la sofocarán como una vela apagada.”

“Lo siento.” Le dije. Su reticencia por contarme sobre este tipo solo hizo que mi curiosidad aumentara.

Ella estacionó en el camino de entrada de la casa, apagó el motor y puso su mano encima de la mía. Ella no parecía tener setenta y cinco años. Yo había heredado eso de ella y es que cuando a mis amigas les llamaban señoras, a mí aún me pedían mi documento de identidad cuando compraba licor. “No quise insinuar que estas siendo irrespetuosa. Considera lo que sucedió como la lección de hoy y olvídate de ese hombre.”

“Está bien acerca de lo primero.” Me acerqué y le di un beso en la mejilla. “¿Pero acerca de lo segundo? Eso será imposible.”

Hechizo De Amor

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