Читать книгу La flecha plateada - Лев Гроссман - Страница 9

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Y no habían terminado

Ahora que Kate estaba frente al tren, observó algo más: humo blanco salía de un tubo en la parte alta, y bajaba para trazar curvas y espirales alrededor de las ruedas.

De pronto, se sintió un poco ansiosa.

—Adelante —dijo el tío Herbert—. Llegó el momento. Por una vez, la vida real se está poniendo interesante. Se ocupa de ti. ¿No era lo que querías?

A Kate no le gustaba mucho que le citaran sus propias palabras, así que, sin decir más, subió a la cabina, sintiendo los peldaños metálicos que helaban sus pies descalzos. En la cabina, todo estaba iluminado por el fuego. Esa caja fría, tiznada, que habían encontrado antes era en realidad una especie de chimenea, y alguien la había encendido. Podía sentir el calor que surgía de ella hacia el viento nocturno.

La flecha plateada

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