Читать книгу Resumen Completo: Cuando El Cuerpo Dice No (When The Body Says No) - Basado En El Libro De Gabor Mate Md - Libros Maestros - Страница 4

Piensa en las cosas que más te estresan cotidianamente; es probable que sean muy diferentes a los de la mayoría de las personas, independientemente de que tu rutina sea similar a la de alguien más. Esto se debe a que el mecanismo de procesamiento que interpreta cualquier factor de estrés es un componente integral de todo ser humano que se activa con distintos desencadenantes según la persona.

Todos y cada uno de nosotros tenemos el mismo mecanismo fundamental de procesamiento compuesto por el cerebro y el sistema nervioso. Pero el hecho de que una cosa se convierta en un factor estresante depende en gran medida de la propia persona y de la importancia que le otorgue a dicho factor.

Por ejemplo, perder un trabajo definitivamente será mucho menos difícil y estresante para un ejecutivo de alto nivel que tiene un gran margen de ahorro que para un empleado que vive al día con su sueldo. Para ambas personas, un empleado y un ejecutivo, la fuente de estrés es la misma, pero la intensidad cambia.

Así pues, en su definición más básica, el estrés es todo aquello que consideramos como una amenaza que nos somete a estar bajo presión porque tememos perder nuestros recursos para sobrevivir. El estrés, evolutivamente hablando, es una reacción que se genera de manera natural ante un riesgo potencial que es percibido tanto por la mente como por el cuerpo.

Una investigación científica analizó los efectos que tienen en el cuerpo un tipo de células inmunitarias conocidas como “asesinas naturales”, las cuales pueden ser dañadas por el estrés crónico. Estas células, en un cuerpo sano, tienen la capacidad de matar a otras células malignas, como las que se convierten en cáncer.

El estudio encontró que el funcionamiento de las células asesinas se suprime en gran medida en los cuidadores que desarrollan depresión crónica tras hacerse cargo de pacientes con enfermedad de Alzheimer.

Además de sufrir depresión, a estos cuidadores les tomaba un promedio de nueve días más recuperarse de las heridas que una persona normal. También eran incluso menos receptivos a las vacunas contra la influenza, demostrando así que el estrés crónico es un factor que no se debe ignorar.