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PRÓLOGO
ОглавлениеEli Martínez*
Ser mujer representa un camino de mucho sufrimiento por el alto índice de abuso económico, sexual, físico y psicológico en el que hemos vivido a lo largo de generaciones. Las creencias que hemos venido acarreando desde hace 8 000 años antes de la era cristiana, cuando comienza el sedentarismo y con ello la propiedad privada, llevan a convertir a la mujer en una «propiedad» del esposo, donde el hombre pareciera que puede hacer cualquier cosa con ella. Si bien cada día hay más información con relación al abuso, así como apoyos para su prevención y atención, este va en aumento tanto en cantidad como en tipologías. ¿Qué ocurre? En la mayoría de los casos son patrones heredados y no cuestionados. Las mamás muchas veces entrenan a las hijas para seguir los mismos pasos de servilismo, incondicionalidad y sumisión. Un árbol de peras, ¿qué da? Pues, peras…
Asimismo, aunque ya existe bastante literatura, procesos terapéuticos y grupos de Al Anon o Codependientes Anónimos que pueden ayudar, el trabajo que nos propone Liliana Aguilera en este libro me parece fundamental dada su experiencia en el tema, su profesionalismo, una comprensión profunda del problema y, sobre todo, una metodología práctica, fácil de entender y de aplicar, lo que sin duda permitirá obtener resultados. Coincido con ella en la importancia de establecer estos grupos de apoyo como los hay en otros países. Llama la atención que hasta el momento no existieran en México. Por eso estoy segura que será de muchísima utilidad la metodología aquí propuesta, incluso me atrevo a afirmar: salvará vidas, reorientará la de muchas otras hacia su desarrollo personal, y muchas niñas y niños evitarán ver y experimentar en carne propia este abuso y perpetuarlo.
Necesitamos regalar, compartir, promover y difundir este contenido a cuantas mujeres conozcamos hasta que logremos terminar con los atropellos en nuestro país y en el mundo.
En mi experiencia como psicoterapeuta he tenido la oportunidad de atender muchos casos de mujeres abusadas, yo misma lo fui… y créanme, me habría encantado que en su momento yo hubiera recibido este manual y ser parte de un grupo de Mujeres Púrpura. Solamente quien lo vive, lo entiende… El miedo, la culpa, el enojo, la vergüenza, la impotencia y la frustración que se experimentan muchas veces impide tomar decisiones que incluso nos pudieran salvar la vida.
Las mujeres no somos propiedad de nadie, necesitamos recuperar nuestra dignidad y valía, ser independientes económica y emocionalmente, aprender a reconocer los focos rojos de una relación abusiva, aprender a poner límites y a dejar de soñar con ese amor romántico tipo Hollywood del príncipe y la princesa, con su «Y fueron felices para siempre…» que tanto daño nos ha hecho. El amor representa otra cosa completamente distinta, es una decisión, pero de ninguna manera implica ningún tipo de maltrato.
Es tiempo de evolucionar, de dejar atrás la cultura del sufrimiento, atrevernos a vivir una vida plena, digna y libre. Sin embargo, esto requiere en primera instancia reconocer si estamos en una relación abusiva, aceptar que no se puede salir de ella por sí misma, que nuestra vida se ha vuelto ingobernable, buscar ayuda profesional, un grupo de Mujeres Púrpura, así como trabajo espiritual. Asumir la responsabilidad sobre nuestra participación en una relación de ese tipo. ¿Cuáles eran mis expectativas acerca de esta persona que me llevaron a elegirla? ¿Volverías a elegirla? ¿Qué estrategias de control y manipulación has usado para que cambie y actúe de acuerdo con tus expectativas? ¿Cuál es el costo que has pagado por ello? ¿Por qué a pesar de lo dolorosa que es esta situación decides permanecer allí? En fin, confrontarse muchas veces no es fácil, pero es la única forma de crecer y de convertirte en una mejor versión de ti, para los que los que te rodean y para ti misma. ¡Es el mejor regalo que te podrás dar!
Finalizo con una frase que le escuché a Mario Guerra: «No es el amo el que va a liberar al esclavo jamás, es el esclavo el que tiene que dejar ir a su amo…».