Читать книгу Marcelo Berbel - Lorena Giuliani - Страница 12

Оглавление

En los años inmediatamente anteriores a 1912, el Alto Valle experimentó su mayor envión poblacional. La compañía de teléfonos recién desde 1916 conectaba los centros del Alto Valle; y hacia 1920 ya los pueblos contaban con energía eléctrica provista por usinas particulares o cooperativas. En la ciudad de Allen (provincia de Río Negro), en 1925, se inauguró el Hospital Regional que servía a todo el Alto Valle; solo en Neuquén había otro establecimiento médico con internación de asistencia pública, pero mucho más rudimentario. Los caminos no comenzaron a enripiarse hasta 1930. Y el puente carretero sobre el río Neuquén no existió hasta 1937, solo existían balsas.

En función de un mayor y mejor entendimiento de este contexto vital que describe los ancestros de nuestro poeta y músico Marcelo Berbel, es necesario focalizarse en la construcción del dique Ingeniero Rodolfo Ballester, a partir de 1909, por iniciativa del ingeniero César Cipolletti. “Se sabe (…) que los trabajadores de las obras de riego componían todo un mosaico de nacionalidades”13.

En este sentido, el abuelo de Marcelo Berbel, Ramón Berbel, y el padre, Juan Berbel, llegaron al país en 1913 con la inmigración europea proveniente de España. Si bien no existe documentación de su estancia, una informante clave nos reveló que Juan Berbel nació el 30 de agosto de 1898 en un lugar llamado Larolla, provincia de Almería, España.

Don Juan y su padre fueron inmigrantes que vinieron a trabajar voluntariamente, luchadores, como otros inmigrantes atraídos por los trabajos a cargo de la compañía de Tierras del Sud —empresa subsidiaria del Ferrocarril del Sud— que se encontraba construyendo el dique Contralmirante Cordero, después llamado dique Ingeniero Ballester, cabecera del sistema de riego del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.

En 1916 se habilitó el dique Ingeniero Rodolfo Ballester, junto con el canal derivador que daría origen al lago Pellegrini (provincia de Río Negro). Sin el dique, el área bajo cultivo del Alto Valle hubiera quedado sin riego.

En medio de mesetas pedregosas y áridas, muy poco favorables al asentamiento humano, las aguas de los ríos Negro, Neuquén y Limay fueron la base de la riqueza del Alto Valle de las provincias de Río Negro y Neuquén desde los últimos años del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX. Finalizada la Campaña del Desierto, el poblamiento y la puesta en producción de las tierras fueron íntimamente vinculadas al riego.

Prácticamente no hubo instalaciones militares en todo el norte de la Patagonia hasta 1937, cuando se finalizó la construcción del cuartel en Covunco Centro (provincia de Neuquén) y se trasladó la unidad del Ejército Argentino llamada Regimiento de Infantería de montaña 10. “Un factor muy importante para el desarrollo del pueblo de Neuquén fue el traslado, en 1941, del condado de la Sexta División del Ejército desde Bahía Blanca (…)”, convirtiéndose (…) “en un importante centro militar”14.

El ferrocarril tuvo un impacto importante en el poblamiento y la puesta en producción de las tierras del Alto Valle, pero ese impacto solo se manifestó años más tarde, cuando la empresa ferroviaria se convirtió en ejecutora de grandes obras de irrigación y promotora de la intensificación y tecnificación de los cultivos.

Hosne afirma:

Entre 1911 y 1932 se crearon los canales que fueron habilitando sucesivamente la instalación de poblados y chacras coadyuvando a la prosperidad del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, diseñando un paisaje social y productivo que se diferenció notablemente de la desolada aridez del típico panorama patagónico. A orillas de los ríos Limay, Neuquén y Negro se encadenaron, a poca distancia unas de otras, una serie de ciudades que nuclearon una densa población rural 15 .

Expresa Carrasco (1902), que estuvo poco después de que el ferrocarril cruzara el río Neuquén:

Dos pueblos se encuentran en formación al extremo de esta línea; el de la margen izquierda, que se conoce con el nombre de Limay [origen del actual Cipolletti], y el de la derecha, que se llama Estación Neuquén. El conjunto tiene aquí otro nombre; los vecinos lo llaman La Confluencia, porque están situados en el punto que los dos ríos confunden sus aguas para formar el río Negro… Su población actual es en su mayor parte adventicia; trabajadores de la línea férrea, troperos, estancieros que van y vienen de sus propiedades, artesanos… algunos comerciantes…; pocas mujeres, esto constituye la mayor parte de sus actuales habitantes 16 .

La zona al oeste y al norte del Alto Valle, con suelos pobres y aguas escasas es, en contraste, el corazón de la llamada cuenca neuquina de petróleo y gas.

Aquí, tres fechas marcan puntos de cambios importantes en el asentamiento de la periferia del Alto Valle. La primera es 1918, cuando se descubrió petróleo y empezó a surgir el pueblo Plaza Huincul (provincia de Neuquén). La segunda es 1930, cuando emergió un agrupamiento de población a tres o cuatro kilómetros al oeste de Plaza Huincul, origen del actual Cutral Có. La tercera es 1958 cuando, como resultado de una nueva política petrolífera nacional, la población de Cutral Có adquirió un ritmo acelerado de crecimiento y, poco después, se descubrió petróleo en Catriel (provincia de Río Negro).

Plaza Huincul —en mapuche, “Loma de descanso”— nació alrededor del Pozo n.º 1, cuando el equipo Patria, al mando del ingeniero Cánepa, descubrió petróleo en 1918. El Estado nacional reservó un octógono de varias hectáreas para su exclusiva explotación, en el cual se asentaron los trabajadores y técnicos dependientes de lo que en 1922 se convirtió en YPF.

En 1933, el gobernador del territorio, Tte. coronel Carlos H. Rodríguez, por disposición de YPF, desalojó a las familias radicadas dentro de la zona de reserva de la empresa estatal. Estas familias se instalaron a tres kilómetros de distancia del asentamiento de YPF y se conformó un nuevo pueblo —actual Cutral Có—, que se caracterizó por poseer un pozo de agua y ser un núcleo abastecedor de los trabajadores de YPF y otras empresas petroleras asentadas en la zona. Era conocido como “barrio peligroso” porque se fue conformando un poblado carente de servicios y de viviendas muy precarias.

Las familias del nuevo pueblo habían recibido órdenes, en 1931, del administrador de YPF Ing. Francisco Rapallini, de abandonar la zona comprendida en el Polígono de YPF. El Polígono era la “línea” de demarcación trazada con el propósito de “resguardar” la reserva petrolífera. El denominado “Octógono Fiscal”, albergaría solo a un sector de la población, aquel que se adecuara a las normas sociales impuestas por la Administración YPF. El resto quedaría segregado del usufructo de vivienda, salud, educación 17 .

En 1935 se lo denominó oficialmente Cutral Có —en mapuche, “Agua de Fuego”— y, en 1936, tuvo su primera Comisión de Fomento. Esta población, que se asentó en condiciones tan adversas —temperaturas extremas, aridez, falta de agua superficial, médanos y vientos que comúnmente superaban los 100 km/h—, fue donde la actividad petrolera tuvo mayor impacto.

Hacia 1966, luego de 46 años, YPF cedió parte de sus tierras para la conformación del municipio de Plaza Huincul, separado de los “campamentos” donde vivían los empleados de la empresa. Cutral Có y Plaza Huincul se desarrollaron a la par, con una mínima distancia entre ambas, y con el tiempo se transformaron en una gran comunidad que llevó a que la división de los municipios sea nada más que una línea imaginaria divisoria de ejidos.

Explicitar la conformación de la provincia de Río Negro y Neuquén implica considerar su historicidad y desarrollo desde su constitución. En torno a la búsqueda de nuestra identidad aparecen infinitas y repetidas incógnitas. Es la historia la encargada de aflorar la verdad que subyace en el pasado y que resignifica el verdadero perfil cultural que tantas veces olvidamos o tememos reconocer. Siempre tenemos presente el torrente de inmigrantes europeos que llegó al país entre mediados del siglo pasado y fines de la década de los veinte. Ahora bien, esta matriz no es originaria. Muchos siglos antes comunidades indígenas habitaban el largo y ancho de nuestro actual territorio argentino.

Marcelo Berbel

Подняться наверх