Читать книгу Una escuela como ésta - Lucía Caisso - Страница 8
Prólogo
ОглавлениеDe lo educativo político o de lo político educativo
“(…) los lectores se apropian de los textos, los hacen significar otras cosas. Cambian el sentido, interpretan a su manera deslizando su deseo entre líneas: se pone en juego toda la alquimia de la recepción”
Michèle Petit, 1999
Este texto focaliza en el análisis de experiencias educativas configuradas en la trama sociopolítica y organizativa de un movimiento social. Sin embargo, también podría decir que el foco de interés remite al análisis de procesos sociopolíticos que emergen de esas experiencias educativas. Con ello no pretendo enmarañar la clara y excelente problemática que Lucía Caisso explora en este libro, bellamente escrito. Solo deseo mostrar algo de lo generado al incursionar en su lectura, porque me permitió ingresar a un conjunto de vivencias y conocimientos movilizadores en tanto dialogué, interrogué, me sorprendí y se activó mi imaginación. En palabras de M. Petit podría decir que ingresé al proceso de “lectora trabajada” por el texto en tanto éste movilizó en mí un conjunto de sentidos sobre su contenido (Petit, 1999). Una situación que habla, indudablemente, del valor y la relevancia de lo que se encuentra condensado en estas páginas.
Si bien los aportes del texto son múltiples dedicaré este prólogo a enfocarme en el aspecto que considero como la contribución más importante del libro y que se destaca por la fuerza que va adquiriendo a lo largo de las páginas. Me refiero a las reflexiones que la autora habilita a propósito de la imbricación de lo educativo con lo político en las experiencias educativas estudiadas. Una imbricación que se explora tanto a propósito de los espacios escolares en los que se involucra el movimiento social analizado (un Bachillerato Popular y un “aula” del programa FinEs Primaria) como a propósito del proceso formativo que suponen para los integrantes de la organización las prácticas de la militancia territorial.
En el marco de esa exploración lo que se evidencia a lo largo de todo el libro es el proceso de configuración mutua entre los campos de lo educativo y de lo político, entendiendo tanto a uno como al otro polo de esta relación en su sentido más amplio: lo educativo como lo escolar, como lo pedagógico, como los programas y políticas públicas de Educación de Jóvenes y Adultos pero también como los procesos formativos más informales, más inconscientes, más naturalizados; lo político como la participación en colectivos políticos organizados y como los sentidos de transformación que movilizan cotidianamente a los sujetos pero también como los procesos políticos más generales que limitan, configuran y atraviesan a esas expresiones políticas de las clases subalternas. Campos que, aunque suelen presentarse como diferenciados, se instituyen entre sí tal y como se evidencia a lo largo de esta obra: lo educativo se constituye en una experiencia política y, simultáneamente, lo político se instituye en una experiencia educativa. Campos que implican relaciones pedagógicas en los que, explícita o implícitamente, se transmiten, se apropian, se intercambian, circulan saberes, bienes materiales y culturales, políticas públicas, conocimientos y prácticas que se configuran relacionalmente.
Es en este sentido que Antonio Gramsci ha planteado que las relaciones pedagógicas se despliegan en toda la sociedad:
Cada relación de “hegemonía” es, necesariamente, una relación pedagógica y se verifica, no solo al interior de una nación, entre las diversas fuerzas que la componen, sino en todo el campo internacional, entre complejos de civilizaciones nacionales y continentales. (Gramsci, 1983, p. 8).
Un posicionamiento que el autor ha ampliado en torno a lo que entiende como “Estado educador” no solo por ser responsable de constituir las políticas educativas sino también como constructor de hegemonía en tanto conformador de consensos y de sentido común y también, retomando una idea desplegada en este libro, de “saberes cotidianos”. Una perspectiva que nos posibilita abrir un conjunto de interrogantes acerca de nuestras experiencias contemporáneas e históricas. Interrogantes que devienen tanto de las relaciones de hegemonía/subalternidad propias de nuestras sociedades capitalistas así como de las diversas modalidades en que esas relaciones penetran la vida cotidiana y son apropiadas en las prácticas y relaciones entre los sujetos. Interrogantes que implican un ir y venir entre lo que podríamos denominar pedagogías sociales (en tanto circulan y se estructuran en la vida en sociedad) hasta las pedagogías áulicas/escolares propiamente dichas1. En fin, lo educativo y lo político en sus mutuas e inseparables configuraciones.
Lo anterior muestra algunos de los sentidos que me ha despertado la lectura de este libro, del que destaco también la claridad con la que se expone la concepción teórica metodológica y el enfoque etnográfico desde el cual fue realizada la investigación que le da sustento. Desde esa concepción y ese enfoque Lucía mira, escucha y escribe acerca de prácticas y procesos relacionales para dilucidar diversos procesos puestos en juego en las experiencias analizadas. Así incursiona y recorre distintos caminos: se detiene en la historización de la militancia del movimiento social, en la emergencia de un Bachillerato Popular para jóvenes y adultos, en el espacio FinEs Primaria, en las actividades territoriales y en la heterogeneidad, la conflictividad, los aciertos, los procesos formativos y políticos y hasta las dimensiones emotivas que se generan en todos esos espacios. Un recorrido desde el que se aporta claridad contextual a debates extendidos en el campo académico y social respecto de los movimientos y organizaciones sociales y sus iniciativas educativas, constituyendo aportes que trascienden el campo de los estudios de la antropología de la educación.
Invito a las lectoras y los lectores a que ingresen a la experiencia de ser “trabajadas/os” por este texto. En él se encontrarán con la imbricación –sin dicotomía alguna– de experiencias que al ser educativas son siempre políticas y al ser políticas suponen, también, un proceso formativo para quienes se entregan a ellas.
Elena L. Achilli
Rosario, 5 de noviembre de 2021
1 He ampliado estas ideas en Achilli (2016).