Читать книгу Mujeres faro - Lucía De Leone - Страница 12
Оглавление¿Quién diría que la niña del grupo maya quiché, nacida y criada en la pobreza, llegaría a ser referente internacional en la lucha contra la violencia y la injusticia social? Para lograrlo, Rigoberta Menchú debe atravesar un arduo trayecto y aprender la lengua del amo. Es hija de campesinos que viven en condiciones esclavistas en fincas de café, y conoce de cerca la represión que los terratenientes y el Ejército ejercen sobre su comunidad. Al principio, sigue un itinerario esperable: crece y va a la capital a trabajar en limpieza y cuidados en casas particulares. Sin embargo, su ímpetu de lucha le gana a lo previsible, y Rigoberta encabeza revueltas indígenas.
En los años 60 se desata una extensa guerra civil que hace de Guatemala una tierra minada por el terror. Es por entonces que miembros de su familia y su etnia son torturados y asesinados por las organizaciones paraestatales conocidas como Escuadrones de la Muerte. Su padre es quemado vivo. Frente a estos hechos, algunos de sus hermanos se alistan en la guerrilla; en cambio, Rigoberta propone una campaña pacífica, en la que las palabras tienen mayor peso y efecto que las armas. De todos modos, es perseguida y se exilia en México, donde cuenta su historia en Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, denuncia el abuso sobre su pueblo y hace visible la situación de las mujeres indígenas en América Latina. Conquista repercusión mundial, adhesiones de los organismos de derechos humanos y protección para regresar a su país. En 1992, con poco más de 30 años, se convierte en la primera indígena en recibir el Premio Nobel de la Paz.
El activismo se combina con el partidismo y Rigoberta se presenta dos veces a la presidencia. Pese a no ganar, es de las que jamás abandona la batalla. Hasta el día de hoy pelea por un Estado inclusivo y por la construcción de una ética de paz universal. Ella sabe que no basta con la ausencia de guerra; ella afirma que solo un mundo amable, diverso, justo, ecológico y espiritual es un mundo de paz.