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Autoempleado

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El autoempleado o freelance, como se le conoce más comúnmente, abarca dos grupos: el que trabaja desde su propia casa haciendo labores esporádicas para un cliente o el que tiene una pequeña empresa y es su propio jefe. El primero tiene dos grandes opciones: usar ropa para “andar en casa” y que poca gente, salvo familia o personas muy allegadas, le verán puesta. Consiste en su mayoría en pants, jeans, camisetas y sudaderas; es decir, prendas cómodas. Para salir –cuando tienen que reunirse con sus empleadores– sólo llevan algo ligeramente más formal: unos jeans o caquis con un saco o una camisa. La verdad es que, con la idea de que “casi nadie los va a ver”, son en general personas a las que la ropa les importa poco.

El pequeño empresario es otra historia. Tiene dos necesidades básicas: comodidad e imagen. Por eso, normalmente echa mano de prendas suaves, versátiles, de algodón y lino, y las combina siempre con piezas más lucidoras, como un buen saco y accesorios de calidad: zapatos, bolsas, portafolios. En estos casos, la ropa de fin de semana varía poco y predomina la comodidad al vestir.

El poder de la ropa

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