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San Juan de Palos Prietos. Un pedazo de África en la escuela

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San Juan de Palos Prieto es un corregimiento del municipio de Puebloviejo, en el departamento del Magdalena (Colombia), ubicado al sur de este y aproximadamente a tres horas de la cabecera municipal. Se halla situado entre extensas plantaciones de palma africana, donde habita una comunidad afrocolombiana proveniente del sur de Bolívar, específicamente de los municipios de María La Baja y San Onofre. Municipio último este, que, en ese entonces, formaba parte del departamento de Bolívar y que hoy integra el departamento de Sucre.

Mapa 1. Localización del corregimiento de San Juan Palos Prieto-Magdalena


Fuente: Electrónica4(Map data © 2018 Google)

Al indagar sobre la historia de este corregimiento, fue casi nada la documentación oficial encontrada, así que se decidió preguntar entre sus habitantes para reconstruir sus antecedentes, y como resultado se presenta el siguiente argumento: San Juan de Palos Prieto nace alrededor de los años cuarenta del siglo XX, cuando un grupo de campesinos, procedentes de María La Baja y San Onofre, atraídos por la fama de la United Fruit Company5, deciden explorar estas tierras.

Al llegar a la zona6, buscaron quien les entregara tierras para trabajarla y hacer sus propias “rosas” o cultivos. Es así como a través de unos contratos verbales con la familia Dávila, terratenientes del sector, acuerdan dar a manera de préstamo parte de sus tierras para que estos campesinos sembraran y cosecharan sus plantaciones. Al pasar el tiempo, se trajeron a sus familias y conocidos para que los acompañaran en la labor, dando origen al primer asentamiento afrocolombiano en la zona y por supuesto haciéndose cada vez más numerosos. Con el transcurso de los años, un grupo de estos campesinos deciden invadir los terrenos y apoderarse de ellos a la fuerza, iniciando una disputa con la familia Dávila que duró varios años. Fue una lucha difícil y sangrienta, ya que se presentaron enfrentamientos con la Policía y el Ejército. De hecho, algunos campesinos fueron arrestados y/o asesinados.

Estos campesinos buscaron la asesoría de un abogado que los ayudara en sus pretensiones. Fue así que por un periodo de seis años, el abogado Juan Cenón Prieto se prestó a guiarlos en el proceso que comenzó entre los años de 1957 a 1958 y terminó en el año 1964, con la entrega de una escritura colectiva. Ya con escritura en manos, se disponen a repartir las tierras entre los campesinos asignando a cada uno dos hectáreas de terreno. Inicialmente, sus casas fueron construidas de barro, palma, bareque, madera y posteriormente de concreto. Sus primeros moradores eran personas trabajadoras que lo hacían de forma independiente en sus propias parcelas, donde cultivaban arroz, maíz, yuca y ahuyama. Vivían de sus cultivos.

El pueblo recibió el nombre de San Juan de Palos Prieto por varias razones casuales: la primera, tiene que ver con el hecho de que las tierras invadidas por los campesinos pertenecían a una de las secciones que conformaban las fincas de los Dávila y que llevaba por nombre Palos Prieto, a las otras dos se les conocía como Palo Alto y Palos Verde. Coincidencialmente, el abogado que los asesoró era de apellido Prieto y de nombre Juan. Y la tercera razón, porque nuevamente, producto del azar, su color de piel hacía honor a la palabra prieto que tanto se les cruzaba en el camino, lo que los llevó a adoptar el nombre para el caserío.

Así mismo, el abogado, quien era devoto de la virgen de Chiquinquirá, le prometió a esta que le haría una fiesta todos los años en la plaza del pueblo si lo ayudaba a ganar este pleito, para que los campesinos pudieran tener sus tierras donde sembrar y cultivar para sobrevivir. Fue así como el litigio se resolvió un 22 de febrero, y aunque esa no es la fecha en la que se celebra la fiesta de la virgen de Chiquinquirá, el pueblo la asumió para celebrarla como una forma de agradecimiento a este abogado que les ayudó a conseguir sus propósitos. Como consideraron un milagro tal logro, le agregaron el San, y hoy el pueblo se conoce como San Juan de Palos Prieto.

Las vías de acceso eran inexistentes. La gente salía en burro, en bicicleta o a pie entre los extensos matorrales para abastecerse de alimentos y comercializar sus cosechas. Con el pasar de los años, el señor Lacouture abre vía hacia Soplador, corregimiento de Zona Bananera, facilitando la entrada y salida del pueblo. Hoy, la situación ha mejorado, ya existen carreteras, (destapadas y polvorientas), por las que trafican moradores, trabajadores y toda clase de vehículos. De hecho, ya entra y sale una buseta que recoge a los pobladores y los lleva hasta el municipio de Fundación para hacer sus compras y diligencias. Sin embargo, en época de invierno, la situación es difícil. Los caminos se dañan a causa de las lluvias y se hacen intraficables, hasta el punto de aislar al pueblo en algunas ocasiones.

En el año 1986, llega la luz eléctrica a San Juan de Palos Prieto, lo que provocó en el pueblo la exigencia de otros servicios públicos a la Alcaldía de Puebloviejo. Así fue como después de muchas solicitudes, se construye la escuela que inicialmente solo atendía a estudiantes de primaria. Hay que mencionar que, antes de esto, los niños y jóvenes eran educados ocasionalmente por algunos miembros de la comunidad que tenían un poco de conocimiento sobre lectura y escritura, ya que casi toda la población era iletrada. No sabían leer ni escribir. Con el tiempo, la alcaldía nombra sus primeros docentes para que desarrollen sus labores en el pueblo.

En la actualidad, San Juan de Palos Prieto cuenta con una población aproximada de ochocientos habitantes, distribuidos en 120 familias, ubicadas mayormente en el corredor de la calle principal, que es la única calle del pueblo. Aunque desde hace poco se inició la apertura de otra calle. Tienen una Junta de Acción Comunal y se está conformando el Consejo Comunitario. El 98% de sus habitantes son afrocolombianos. Algunos son desplazados de la violencia, procedentes de Trojas de Aracataca y del vecino país de Venezuela. Son personas sencillas, alegres y con expectativas. Que han ido superando poco a poco la cruel violencia que se vivió en la Zona y de la cual fueron víctimas.

Esta es una zona de difícil acceso que no cuenta con servicios de acueducto ni de alcantarillado. El servicio de energía eléctrica no es bueno, constantemente se va el fluido eléctrico, haciendo difícil la realización de algunas actividades académicas y culturales que se programan en la institución y que requieren del suministro. En cuanto al agua, muchas de las familias han construido en sus patios pozos artesanales para acceder a ella, sin embargo, la calidad del líquido no es recomendable para el consumo. Otros deben ir a buscarlas a acequias cercanas.

San Juan de Palos Prieto es un territorio netamente agropecuario, donde predomina el cultivo de la palma africana. La mayoría de los hombres del pueblo trabajan como jornaleros en fincas vecinas de palma y otros se dedican a trabajar sus pequeñas parcelas donde cultivan el pan coger, y algunos crían animales. De allí obtienen el sustento de sus familias. Algunas tienen ingresos menores al salario mínimo. Las mujeres se dedican a las labores domésticas y a la crianza de sus hijos, son familias de bajos recursos económicos. Muy pocos poseen tierra para sembrarla, solo cuentan con sus viviendas, que en la mayoría de los casos son propias. Los productos de la canasta familiar son traídos de los municipios más cercanos que están aproximadamente a dos horas, como (Aracataca y Fundación) y a casi tres horas, como (Ciénaga). Lo que de una u otra manera incrementa el valor de los productos, impactando negativamente en los ingresos de las familias.

Son personas muy humildes y alegres. Sus fiestas patronales en honor a la virgen de Chiquinquirá se celebran en el mes de febrero. Se practican danzas folclóricas como el baile negro tradicional, y se juega cuco y cucunubá, juegos propios de esta comunidad, que se practican con granos de maíz y balines de metal (canicas), respectivamente. En la gastronomía podemos contar platos típicos como el arroz de coco y fríjol, que se preparan con mayor frecuencia en épocas de Semana Santa.

Cabe señalar que la mayoría de las familias paloprieteras son de bajos recursos económicos, su sustento depende del sembrío de la palma africana, la cual tiene una gran influencia en la vida de esta comunidad, pues además de obtener sus ingresos de ella, se ven afectados por la contaminación ambiental que ha ocasionado su cultivo en la zona, ya que la única quebrada del pueblo, la quebrada Roncador, ha desaparecido a causa de los desechos que deja el procesamiento de la fruta de la palma de aceite o palma africana, que son arrojados allí por las fincas que las trabajan.

Por otra parte, al introducirnos a la Institución Educativa Departamental Rural de Palos Prieto, se observa que su perfil natural es el agropecuario. Cuenta con un convenio de articulación con el Sena7, en el que el colegio aporta la unidad productiva, que vienen siendo los estudiantes, un docente en el área y las instalaciones para realizar las prácticas. Mientras que el Sena colabora enviando dos instructores: uno para la parte agrícola que trabaja con los estudiantes de décimo, y otro para la parte pecuaria con los estudiantes de undécimo. Al finalizar la media vocacional, los estudiantes reciben una certificación del Sena como técnico en producción agropecuaria, y el título que le otorga la institución educativa como bachiller técnico agropecuario.

Esta institución educativa está conformada por seis sedes: San Juan, Guayabos, El Triunfo, San Joaquín, La Isla y Tierra Nueva. San Juan es la sede donde se encuentra la oficina administrativa. Las otras cinco se hallan ubicadas respectivamente, a 2.5, 7, 10, 12 y 12 kilómetros de distancia de esta. Lo que de alguna manera influye en la asistencia regular y puntual de los estudiantes al colegio. Muchos de estos niños se trasladan en motos, en bicicletas o hasta a pie. Incluso, algunos se arreglan temprano para llegar al colegio, pero no consiguen transporte para llegar, así que en algunos casos pierden el día de clases.

Por otro lado, dos de las sedes se encuentran situadas en fincas privadas, en donde no es posible invertir en infraestructura, ni mantenimiento. Solo se les puede surtir en material didáctico, tecnológico y docentes. Las seis sedes ofrecen servicios de preescolar y básica primaria. San Juan además tiene cobertura en básica secundaria y media técnica. Mientras que Tierra Nueva ofrece cobertura hasta octavo grado de bachillerato. Los estudiantes de la institución también reciben los beneficios del Programa de Alimentación Escolar.

Todas las sedes, a excepción de El Triunfo, cuentan con fluido eléctrico. Todas cuentan con computadores, aunque no con internet, ya que el servicio es deficiente, a pesar de contar con las antenas instaladas por los operadores. Así mismo, en ninguna de las sedes hay aseadoras, ni celadores. De vez en cuando, por pequeños periodos de tiempo, en la sede San Juan, se contratan aseadora y conserje. El resto del año, los docentes y los estudiantes realizan la labor de limpiar y barrer las instalaciones educativas.

La Institución Educativa San Juan de Palos Prieto cuenta con 730 estudiantes, atendidos por treinta y cuatro docentes, dos coordinadoras y una rectora. Veinticinco son licenciados, tres especialistas, seis normalistas y seis profesionales diferentes a la pedagogía. De estos, veintiséis tienen contrato en propiedad, y once en provisionalidad. Del mismo modo, cinco ingresaron a la planta docente a través del Decreto 22778 y 32 docentes mediante el Decreto 12789.

En cuanto a los acudientes de los estudiantes, generalmente son mujeres, son muy pocos los hombres que cumplen con este papel dentro de la comunidad educativa. La mayoría asiste a las reuniones que se programan para la entrega de informes académicos e informativos. Aunque son poco participativos en actividades como actos cívicos, culturales o de otro tipo que se realizan en la institución.

Su condición de afrodescendientes los convierte en una comunidad especial. Su riqueza cultural es valiosa y significativa. Sus creencias, costumbres, tradiciones, ritos, cantos, formas de vivir y concebir la vida son un legado importante, no solo para su comunidad, sino también para nuestro país. Ellos forman parte de la idiosincrasia que identifica a Colombia y constructores activos de nuestra historia, nuestro presente y también de nuestro futuro.

Currículo intercultural afrocolombiano

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