Читать книгу Muchachos que no besan en la boca - Luis Angel Aguilar - Страница 13
ОглавлениеPara Pinty, hasta Matanzas, hasta siempre.
en sandino
también todos los días
pasa la nada
[salvo cuando murió el abuelo
carcomido de a poco por fumarolas
pequeñísimas que enlistaba la libretaiii
como quien recibe de su heroísmo
la muerte a cuentagotas–
aquella tarde
en parque central
luego de dar muela a policías
y salir del claustro aquel de zanjaiv
la salud de la abuela fue emergencia
el cuerpo era espigado y rubio
–me contaron–
el vello parejito de las nalgas
una disposición discreta de carnero
que tiró sobre la cama
cuando empezó el acoso tubular
cuando el mástil francés tanteaba la furia
a aquella isla
él miraba con atención de cirujano autista
los ojos del extraño
no hizo movimientos
su estoicismo de barco a punto de hundimiento
lo coronó el silencio de esa carne que temblaba
con las embestidas de otra carne antigua
–negociación tan vieja como el maderamen
yo nunca pude
recordar
mucho
de aquella historia
[salvo
esa mirada plana
la curiosidad sin preguntas de sus ojos
–negros, casi muertos–
que cumplían el ritual sin aspavientos–
nunca supe recordar
su nombre