Читать книгу Cuaderno de Emaús - Luis de Lezama - Страница 26

Оглавление

21

NADIE

Hoy he dicho a nadie que vive en mi casa simplemente que he llegado bien. Necesitaba comunicárselo a alguien después de mi viaje. Pero no tenía más que un simple contestador telefónico en mi casa.

«He llegado bien», me he dicho a mí mismo desde el teléfono móvil al teléfono fijo para reencontrarme cuando llegue a casa que alguien me ha llamado.

Nadie no estaba en casa.

Nadie me deja a veces tan solo, tan vacío, que tengo que encontrar a Dios como sea para encontrarme con alguien. Es un Dios por obligación, es un Dios por recurso a mi soledad. Se alberga dentro de mi ser y me conmueve por su discreción para conmigo. No habla y, sin embargo, dice cosas. No siente, pero te hace sentir acompañado. No exige, pero me pide. Me habla de las personas como bendiciendo. No estorba cuando lo aparto de mi vida. Se agazapa y permanece. Es un estar presente sin estar que, cuando lo percibo, me impresiona cómo está. De tal manera que llena el vacío de nadie.

Pero nadie qué impertinente es cuando se hace notar, cuando no te contesta, cuando se empeña en dejarte solo para acabar gritando:

«Pero ¿es qué aquí no hay nadie?».

Cuaderno de Emaús

Подняться наверх