Читать книгу Muteng - Luis Manuel Calenti de la Vega - Страница 6
ОглавлениеEL CHI O ENERGÍA VITAL
No importa dónde estés, siempre sentiré tu energía vital.
MAESTRO MUTENG
Los tres tesoros
Según la teoría taoísta, al nacer se nos regalan tres tesoros que permanecerán con nosotros hasta el día de nuestra muerte y que debemos cuidar y cultivar durante el transcurso de la vida. Son entidades claramente distintas entre sí, pero interdependientes y asociadas estrechamente con la vida. Entre los tres abarcan los tres planos fundamentales de la vida humana: el físico, el energético y el mental.
De su fuerza y su equilibrio interno dependen la salud y la longevidad humana. Según la teoría taoísta, estos tres tesoros de la vida son el jing, el shen y el chi o qi.
•El jing: es la esencia de la vida. Este concepto engloba todos los fluidos que circulan por nuestro cuerpo y que son transportados por la sangre, así como las hormonas segregadas por las diversas glándulas que componen el sistema endocrino, el semen y los óvulos y los fluidos pesados como la linfa, los lubricantes que rodean las articulaciones (líquido sinovial), las lágrimas, la transpiración y la orina.
•El shen es el espíritu de la vida. Engloba todas nuestras facultades mentales, entre las que se incluyen el pensamiento racional, la intuición, el espíritu, la atención y el ego. El pensamiento tradicional chino distingue cuatro aspectos principales: hum, el alma humana, asociada con lo yang y el cielo; bo, el alma animal, asociada con lo yin y la tierra; yi, pensamiento y conciencia, y jin, intento y fuerza de voluntad. A diferencia del dualismo occidental, que considera el espíritu como una entidad independiente, y situada por encima y más allá del cuerpo, el taoísmo contempla el espíritu, si está sano, como el resultado del buen funcionamiento de los otros dos tesoros.
•El qi o chi es la energía de la vida. Es la fuerza vital esencial que anima todas las formas de vida del universo. El qi es invisible, silencioso, sin forma, pero lo impregna todo. El ideograma que lo identifica expresa «el vapor que sale de la olla donde se está cociendo el arroz».
El qi o energía vital se manifiesta en el universo de distintas formas. Lo hace en la suma total de todas las energías del cosmos, incluyendo la gravedad, el magnetismo, la electricidad, la energía solar, las ondas de radio etc. Y también como energía biónica que alimenta a todos los organismos vivos. El qi o chi es para el organismo viviente lo que la electricidad es para cualquier aparato eléctrico: sin ella, es imposible que funcione.
Dentro del sistema humano el qi adopta distintas formas:
•Qi congénito energía primordial (yuan qi). Es el estallido original de la energía pura, que se produce en el momento de la concepción e infunde la vida al embrión en la matriz. Esta energía comienza a agotarse desde que nacemos, pero la podemos cultivar y tonificar por medio de una buena alimentación, y una correcta respiración, una vida sexual regulada y otras disciplinas orientales.
•Qi absorbido del aire al respirar (yang qi).
•Qi absorbido de la tierra. Es la energía que produce el cuerpo a partir del proceso digestivo y que se extrae de los alimentos y del agua. El qi de la tierra, extraído de los alimentos y el agua, se une con el qi del cielo, extraído del aire, y ambos se mezclan en la corriente sanguínea para formar esa única variedad de energía vital que confiere vida al organismo.
Esta energía se mueve por el cuerpo siguiendo circuitos bien definidos. En la medicina tradicional china estos circuitos se denominan meridianos y forman una red de canales invisibles que transportan el qi a los tejidos de todo el cuerpo.
Existen doce meridianos principales, cada uno de ellos asociado con un órgano o una función vital importante, otros meridianos menores y los llamados exóticos. Cuando la circulación de la energía por estos meridianos deja de ser fluida se estanca, produciendo situaciones de vacío o de plenitud de energía. Y esta falta de equilibrio de la energía es la causante de las enfermedades.
Terapias que sanan
Existen distintas terapias orientales, con diversos nombres y técnicas. Pero todas tienen un denominador común, el qi o chi, y todas tienden a restablecer el equilibrio de la energía del cuerpo, estimulando la autocuración. Como ya hemos dicho, las técnicas son múltiples:
•El shiatsu es un masaje que utiliza la presión de los dedos sobre puntos específicos, ubicados sobre los meridianos por los que circula la energía.
•El qigong entrena la energía por medio de la respiración para dirigirla donde sea necesario y aumentarla tonificando los músculos y tendones.
•El tai chi chuan busca restablecer el equilibrio perdido mediante movimientos específicos que lubrican las articulaciones y fortalecen tendones y músculos.
Cuando nacemos, la vida nos regala los tres tesoros. Uno de ellos, el qi o chi, comienza a agotarse desde el primer día y también se desequilibra, enfermándonos. Pero la medicina oriental nos provee de muy variadas disciplinas para recuperar el equilibrio perdido y estimular nuestro cuerpo ayudándolo a la autocuración.
No es posible concentrar esta energía y lanzar un rayo en forma de onda de choque o, como dicen en la serie, de «onda vital» (kamehameha). En lugar de hablar de la energía vital en estos términos, puede que lo equivalente en la ciencia sea el estado de ánimo. En psicología se habla del estado de ánimo como una cualidad física más, y de ella puede depender nuestra recuperación o enfermedad. Es posible incrementar el estado de ánimo a voluntad, tanto que creamos que somos invencibles y podemos con lo que nos echen encima. O, al contrario, podemos venirnos abajo con tanta rapidez que caigamos en una profunda depresión.
Un estado de ánimo muy alto es tan peligroso como tenerlo bajo mínimos. Si está al máximo podemos cometer imprudencias o locuras por creernos los amos del mundo. Igualmente, podemos llegar a pensar en quitarnos la vida si nuestro estado de ánimo desciende al mínimo. Por ello es importantísimo mantenerlo siempre en equilibrio.
Así que quizás el chi, o qi, o simplemente la energía vital, sea eso, un estado de ánimo. He librado combates que daba por perdidos y, al mejorar mi estado de ánimo, creyendo en mí mismo y en mis posibilidades, he hallado las fuerzas necesarias para afrontarlos y vencer. No es magia, ni superchería, ni religión; simplemente es un estado mental.
Respecto a ejercitar nuestra mente, podemos hacer infinidad de cosas: estudiar, realizar cursos, leer, resolver cálculos matemáticos, crucigramas o puzles, jugar a juegos como el Brain Training de Nintendo, escribir un libro, buscar soluciones constantemente a situaciones cotidianas… En definitiva, no cesar en nuestro empeño de ser mejores personas intelectualmente.