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II

¿De qué hablamos cuando hablamos de ética?

El concepto y significado del sustantivo ética no es claro y se presta a explicaciones e interpretaciones para todos los gustos. Basta ojear el libro de VICTORIA Camps, Breve historia de la ética1) –no tan breve porque tiene más de cuatrocientas páginas–, para advertir las dificultades para definir este concepto y lo variado que son estas dificultades según el punto de vista filosófico o ideológico del que se parta. La ética como noción es sino indefinible, sí bastante inaprensible.

La dificultad que apunto se ve incrementada por el perpectivismo que inevitablemente emerge a la hora de enfrentarse al vaporoso concepto. La ética se proyecta sobre todos los campos del proceder humano; se proyecta sobre una realidad casi inmensa. Cada uno de estos campos, de estos trozos o parcelas de la realidad reclama un enfoque, un punto de vista, una perspectiva, en lenguaje orteguiano2), propio que sirva para adaptar las exigencias de la ética a la realidad concreta sobre la que se refleja.

De ahí la dificultad de captar la esencia de lo constituye la ética. El perspectivismo nos lleva a que «cada individuo es un punto de vista esencial»3). A la hora de determinar el contenido esencial de la ética, al perspectivismo de carácter general se une la tendencia a que cada individuo tenga un punto de vista propio.

Añádase a esto que a la razón perspectivista que puede desembocar en la razón pura individualista deben sumarse las exigencias de todo orden, entre ellas las éticas, que impone la llamada razón histórica en la terminología orteguiana en la que me apoyo ahora.

En suma, el perspectivismo de la razón pura individualista y la razón histórica explican que la ética sea un concepto de contornos imprecisos, sometido a entendimientos individuales y sujeto a los sucesivos momentos históricos y a la evolución del pensamiento. Estamos, en muy pocas palabras, ante un concepto de difícil concreción, como adelanté líneas atrás.

1

V. Camps, Breve historia de la ética, RBA, 4ª edición, Barcelona, 2013.

2

Como escribe J. Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo, Obras completas, Taurus, tomo III, Madrid, 2005, páginas 613: «La realidad cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Una realidad que vista desde cualquier punto de vista resultase siempre idéntica es un concepto absurdo».

3

J. Ortega y Gasset, El tema..., op. cit., página 616.

La ética en el Derecho de los mercados financieros

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