Читать книгу Desde el escritorio - Álvaro Santa Cruz - Страница 8

4 La oscuridad parecía no terminar. Llevaba mucho tiempo viajando sin señales de luz, solo el tenue resplandor de mi teléfono, a minutos de quedarse sin batería.

Оглавление

Aunque no siempre fue así. Recuerdo que antes estaba lleno de brillo y los días parecían eternos, pues incluso de noche la luna iluminaba con fuerza todo a su paso. Todavía no estoy seguro de qué pasó exactamente, solo sé que, si no resolvemos este problema, no habrá más días como aquellos.

Pero ¿cómo? No veía a nadie a mi alrededor y, con mis 80 años, era difícil predecir cuánto podría aguantar en este cuerpo cansado.

Seguía buscando con quién poder hablar, tal vez caminando en círculos, quizás dirigiéndome a algún lugar. Estaba solo, hambriento, cansado y, sobre todo, asustado. No sabía qué esperar de esa oscuridad, tan semejante a la enorme boca de un lobo, haciéndome temblar bajo el sabotaje de mi percepción que parecía adentrarse más y más en ella.

Paré un segundo para analizar la situación; miré a mi alrededor y solo vi sombras, pero no de personas normales, sino de aquellas que parecen seguirte. Puede ser que estuviera algo paranoico, mas, entiendan lo que es estar rodeado de oscuridad por tanto tiempo.

Cuando me dispuse a seguir avanzando sentí un estruendo. Por un minuto pensé que era mi imaginación, pero luego volví a oírlo; más fuerte, más cerca. Y de pronto la vi. No podía ser otra más que ella, mi dama de compañía favorita en las frías noches de Santiago.

Fue entonces cuando me di cuenta de que la locura me había consumido y no estaba viviendo más en la Tierra. Fue ahí cuando me di cuenta de que había llegado a donde me esperaban; cuando comprendí que me cobraban todas mis andanzas; cuando entendí que todo había terminado.

Desde el escritorio

Подняться наверх