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Prólogo

La sal es un producto de uso ancestral en el altiplano cundiboyacense, es la base de la dieta alimenticia de sus pobladores y es un elemento importante de intercambio comercial. No por otra razón, la problemática sobre su explotación y monopolio es recurrente para el análisis histórico regional, en particular cuando este producto es visto como un factor económico que le interesa al Estado republicano colombiano, en su intención de controlar su comercio; de hecho, esta es una práctica heredada del Virreinato de la Nueva Granada.

Esa intencionalidad monopolista estatal, que representó el 10 % de los ingresos federales durante el siglo XIX y, por ende, contribuyó a la construcción del naciente fisco republicano, es el objeto de interés de Joshua M. Rosenthal en el presente libro1. Este autor enfoca su investigación en La Salina de Chita, ubicada en el otrora Cantón de El Cocuy y actualmente en la provincia de Casanare. El “pueblo de la sal” –como lo conocieron los primeros avanzados ibéricos, y que luego se convirtió en la encomienda de Chita– era una localidad con una población cercana a los 1000 habitantes. Esta salina es abordada por el autor desde los referentes hispánicos iniciales, pero en función de ver cómo su producción constituyó un ingreso importante para el fisco nacional y cómo se administró, además de otros recursos complementarios de la época, como la cerámica, la madera, la tierra y la mano de obra.

La perspectiva institucional –caracterizada por un Estado débil– en torno al control de la fabricación de la sal y la respuesta de ese entorno local y sus resultados son considerados por Rosenthal a partir de la política fiscal propiamente dicha y de su implementación. Además, este autor considera las respuestas regionales y locales frente a dicho control y el contexto de la política nacional en el que interactúan ministros, empleados, empresarios, contratistas, habitantes locales, comunidades y trabajadores migrantes.

Rosenthal analiza esa intervención del naciente Estado republicano en el ámbito local en el que, de hecho, la explotación de sal fue su atractivo principal. Sin embargo, esta intervención no siempre fue exitosa, por el contrario, el acercamiento y la relación entre los agentes estatales y las prácticas locales fue frustrante. En especial, por un interés que buscaba gestar un verdadero proceso industrial que llevara la modernidad económica a La Salina.

Hay que destacar que, después de los ingresos por los conceptos de aduana y tabaco, las salinas fueron el tercer renglón de rentas del Estado, por lo menos hasta mediados del siglo XIX. Una vez estuvo en condiciones de monopolio estatal, la sal ocupó el segundo renglón, después de los ingresos por aduanas, durante la segunda mitad del siglo XIX. Esto sin desconocer la discusión en torno al papel monopolista del Estado y el potencial de los conflictos entre los estados federados, que por esta época se dirimían. Este papel siempre fue discutido por los intentos de regulación del mercado y las consideraciones críticas del entorno local, que terminaron en una dicotomía extrema entre los que estaban a favor de la administración y los que no, considerados inmorales o criminales. En palabras de Rosenthal, “el discurso de la primacía del Estado fue en sí mismo un intento fallido de construcción del Estado”, que en la práctica se usaba para la compra del producto y para aumentar su precio oficial en el mercado regional.

Hay que señalar que La Salina ocupaba el tercer renglón regional en ventas de sal, después de Zipaquirá y Nemocón. El producto de esta localidad era de los más requeridos y, en consecuencia, también lo eran su fabricación y venta ilegal. No por otra razón, en este libro se ofrece el estudio de un contexto en el que converge la ya mencionada monopolización en la producción y el comercio del Estado, la especulación inflacionaria de los comerciantes, y el contrabando con un producto a menor precio, contra los cuales el Estado se muestra ineficiente.

Rosenthal ubica a La Salina en el contexto de la historia política colombiana, partiendo de la Gran Colombia, la República Temprana y la Guerra de los Supremos, o Guerra de los Conventos (1839-1841), en la que estuvieron involucrados boyacenses y casanareños, y, por ende, los pobladores de La Salina. Esa guerra implicó actualizar los planes de la administración directa, en un escenario en el que los contratistas de sal fueron figuras y políticos notables, según los cambios políticos y las rebeliones de mediados y de la segunda mitad del siglo XIX.

La importancia fiscal y el monopolio de la sal, desde el nivel central, aclara el porqué de las contradicciones bipartidistas, los cambios político-administrativos, las revueltas regionales, el liberalismo radical, la Regeneración y la Guerra de los Mil días (1898-1902), eventos que se van a ver reflejados en el ámbito local. Este libro es un esfuerzo de su autor por colocar el ámbito local en el contexto de lo nacional, pero, en especial, en los grandes hitos de la historiografía decimonónica colombiana. Recordemos que en los albores del siglo XX el papel del Estado, a través del Ministerio de Finanzas, comienza a decaer y su importancia se opaca. Las redes de influencia y contratación encuentran nuevos canales y, por ende, su acervo documental decrece, a la luz crítica del historiador.

Rosenthal finaliza su monografía resaltando la innegable importancia de La Salina de Chita en la historia nacional y regional, a partir del papel liderado por el Estado y su intencionalidad monopolista evidenciada a lo largo del siglo XIX. Lo anterior, a modo de síntesis y conclusión. Es evidente que la decadencia de la sal estaría relacionada con otros fenómenos de modernización y tecnologización provenientes de EE. UU. o Europa, lo cual transformaría el mercado, al tiempo que su sobrevivencia se daría en el vaivén de la adaptación de los modos de su producción y comercialización.

El autor se apoya en un buen y valioso acervo documental primario proveniente del Archivo General de la Nación, además de reportes y memorias oficiales del Ministerio de Hacienda y Fomento, relatos de viajeros y periódicos, y de investigaciones previas, como las de Anuar Hernán Peña Díaz, Martín Javier Plazas Pérez y José de Jesús Fuentes Cómbita, entre otros autores y fuentes secundarias clásicas que le permiten reconstruir el contexto histórico nacional.

RENZO RAMÍREZ BACCA

Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín


Figura 1. Salina de Chita, 1806

Fuente: Ignacio Caicedo. AGN, Mapas y Planos, Mapoteca n.o 4, ref. 130 A.

Notas

1 La versión en inglés se titula Salt and the Colombian State: Local Society and Regional Monopoly in Boyaca, 1821-1900 y fue publicada por la University of Pittsburgh Press en 2012.

La sal y el Estado colombiano

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