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VUELOS NUPCIALES

Durante la época reproductora, cada pareja ocupa un territorio que defiende de los intrusos; particularmente de otras aves de su misma especie. Aunque algunas rapaces, como el buitre común o el halcón de Eleonor, anidan en pequeños grupos. La temporada de cría no es igual para todas las especies, pero coincide siempre con la época del año en que las condiciones, por clima y alimento, son las más favorables para el ave.

Durante el cortejo muchas rapaces realizan vistosos vuelos acrobáticos y, a menudo, el macho ofrece a la hembra una presa como regalo. Algunas realizan un vuelo ondulado, descendiendo y elevándose una y otra vez. Otras vuelan muy alto y después, plegando sus alas, se dejan caer en picado para remontar el vuelo cuando ya parece que vayan a estrellarse.

Algunas rapaces utilizan el mismo nido año tras año, arreglándolo y ampliándolo según sus necesidades.

Normalmente, tanto el macho como la hembra participan en la construcción del nido. Suelen ser construcciones muy sólidas y, en ocasiones, de gran tamaño, realizadas con ramas tapizadas con musgo, hojas, plumas...


Parada nupcial en la que el macho simula atacar a la hembra y ésta le da la espalda, con las patas extendidas; en ocasiones, macho y hembra llegan a tocarse con sus garras.


Las aves rapaces instalan sus nidos en los lugares más diversos: en las copas de los árboles, como el águila imperial (A); o entre las rocas de los acantilados; e incluso en viejos edificios abandonados o a ras del suelo, como el aguilucho lagunero (B). También hay rapaces, como el cárabo (C), que no construyen sus nidos sino que aprovechan las cavidades naturales de los árboles y de las rocas e, incluso, las hay que aprovechan los nidos abandonados de otras aves.


Águilas reales construyendo su nido en unas rocas inaccesibles.

Las Aves Rapaces

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