Читать книгу ¿Evasión o expulsión? - María del Carmen Parrino - Страница 7
ОглавлениеINTRODUCCIÓN
El problema de la deserción
Al ingresar a un aula universitaria de primer año, cuando se inician las clases, se puede observar el entusiasmo de los estudiantes que esperan a su profesor, desbordantes en expectativas. Sin embargo, a medida que transcurre el año académico, los bancos comienzan a quedar vacíos. Sus ausencias presentan interrogantes en relación con las causas que producen estos comportamientos.
Estas primeras observaciones realizadas en el aula, un período tras otro, encubren una problemática de mayor dimensión, que no refiere a la actitud individual de un estudiante que abandona la carrera, sino a un fenómeno que afecta a miles de estudiantes por año.
El estudio universitario permite a los sujetos crecer intelectualmente y definir una actividad o profesión a la cual dedicarse. Implica, entre otros aspectos, su realización personal y su evolución como hombres, colaborando en el crecimiento de la sociedad como tal y permitiendo incrementar el capital social y productivo del país.
Por el contrario, el abandono de una carrera universitaria supone frustración y fracaso a nivel personal; pero también deja expuestas dificultades institucionales, y una cierta ineficiencia en cuanto a los objetivos planteados y respecto de la pérdida de recursos mal utilizados, lo que incluye altos costos sociales y económicos para las familias y la sociedad (Darlaston-Jones y otros, 2003). Tanto en el aspecto individual como en el aspecto social, las consecuencias pueden incluir inestimables pérdidas, no sólo referidas al capital social y cultural de los individuos y a la formación de recursos humanos, sino también de índole material y económica. En la Argentina, se estima que más del 30% de los jóvenes que se inscriben en una carrera la abandonan antes del primer año.
Pueden establecerse tres etapas o momentos en los cuales los estudiantes abandonan su carrera. Una primera etapa bien definida es el primer año de estudios; ésta parece ser la instancia más significativa para decidir sobre la permanencia o no. La segunda etapa corresponde a los años subsiguientes, centrales en el desarrollo de la carrera y a lo largo de ésta; esta etapa puede durar varios años, dependiendo de cada caso. Un tercer momento concierne a la etapa final, cuando los estudiantes están muy cercanos a la graduación y han completado casi toda su formación, y sólo les resta el último año o están adeudando las últimas materias.
Cabe preguntarse entonces, como lo hace Augusto Pérez Lindo (2010a), ¿para qué educamos? La educación tiene un sentido y un objeto en sí misma, pero la pérdida de miles de jóvenes que pretenden transitar la educación superior cada año es evidencia de un problema. Las características del fenómeno, la cantidad de contextos diversos por los que transita el estudiante hasta llegar a la educación superior y la variedad de niveles e instituciones participantes dificultan la tarea de aislar el problema para su estudio y reducir las variables intervinientes.
Las tasas de graduación en Argentina se mantienen en valores cercanos al 25% de la matrícula correspondiente a la cohorte de ingreso, y esto corrobora la relevancia de abordar la problemática de la deserción y las causas que la provocan. Las universidades muestran aspectos de ineficiencia, y los costos de esta ineficiencia son afrontados por ellas, pero además por el Estado y la sociedad, cuyos recursos deben invertirse en forma responsable (González Fiegehen, 2006).
Entre los diversos factores que influyen sobre el estudiante en el momento de tomar la decisión de abandonar, pueden destacarse: la falta de conocimientos y habilidades para realizar trabajos académicos, el desconocimiento de la propia vocación y la dedicación al trabajo. Esta última parece presentar mayor incidencia aun en la decisión de desertar. La necesidad de trabajar surge como un factor a revisar, dada la importancia que posee. Actualmente, muchos jóvenes, con el inicio de su carrera o a los pocos meses, comienzan también la actividad laboral. Esto produce que, casi sin posibilidades de adaptación a los cambios que impone la universidad, tengan que enfrentarse simultáneamente con las exigencias del mundo laboral.
La falta de conocimientos iniciales se refiere a la formación insuficiente con la que los estudiantes se presentan a la universidad, a las escasas herramientas que poseen para enfrentar el estudio y a las dificultades de adaptación a la dinámica universitaria, que les impide desenvolverse adecuadamente y sortear las dificultades que ésta impone en todas sus connotaciones. Este factor resulta sumamente influyente en el primer año de estudios.
El desconocimiento de la vocación es otro factor de importancia. En muchos casos, el estudiante no posee una conciencia clara de su propia vocación, de sus intereses ni de sus metas. Elige la carrera por distintos motivos, como pueden ser el mandato familiar, la tradición, por considerar que la carrera le otorgará un buen futuro económico, por una especie de ilusión respecto de su futuro, por azar o por desconocer sus propias aptitudes, sus posibilidades, sus limitaciones y sus expectativas. Este desconocimiento puede producir el abandono de la carrera cuando el estudiante debe enfrentarse a una realidad que ignora e imagina de otra forma.
Estos factores actúan sobre el estudiante con un determinado grado de influencia, que al afectarlo producen un cierto desgaste, que a su vez aumenta la posibilidad de efectivizar el abandono. Asimismo, quienes logran sostenerse en la carrera parecen haber generado ciertos mecanismos de defensa que logran anteponer para salvar los obstáculos.
El capital cultural es el que provee al estudiante de las condiciones propias para el estudio, en tanto conocimientos y ventajas que le permiten entender la necesidad de afirmarse en su decisión más allá de las dificultades, y además le otorgan elementos concretos, como el acceso a la bibliografía, a los materiales y demás elementos tecnológicos necesarios. El estudiante enfrenta una serie de dificultades y obstáculos: si logra superarlos, puede mantenerse en la carrera, ir avanzando y alcanzar el título; si no puede superar esos obstáculos, finalmente abandona su elección.
Esta fuerza es propia de la herencia cultural recibida y le permite desenvolverse. El estudiante tiende a mantenerse en la carrera en función de su capital cultural, del capital escolar acumulado y de su habitus. Los mecanismos actuantes resultan tan determinantes que parece que “todo pasa como si sólo se excluyera a los que se excluyen” (Bourdieu y Passeron, 2009: 44). Es decir, como si quienes abandonan desearan hacerlo, cuando en realidad abandonan porque no pueden continuar.
Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron (2009: 44) sostienen que “las relaciones que los sujetos mantienen con su condición y con los determinismos sociales que la definen forman parte de la definición completa de su condición y de los condicionamientos que les imponen”; y establecen, de esta forma, una relación con el futuro objetivo de su categoría social. Entonces, así como el sistema educativo puede asegurar la perpetuación del privilegio, también es el sistema educativo quien puede quebrarlo desde el reconocimiento y la ruptura. Paul Willis (1983) plantea que “los chicos de clase obrera consiguen trabajos de clase obrera”, mostrando cómo se inducen los límites que se consideran correspondientes al sujeto, de manera tal de establecer previamente los alcances y los logros antes de haberlos intentado.
Se pretende responder a la pregunta que surge ante la evidencia estadística que confronta el número de estudiantes que ingresa a la universidad con el número de graduados: ¿por qué los estudiantes que ingresan a la universidad abandonan la carrera elegida?
El abordaje del problema
A fin de analizar el fenómeno de la deserción y las causas que lo provocan, fundamentalmente, en el primer año universitario, se realiza un abordaje sistémico que considera no sólo los distintos sectores participantes en el fenómeno sino también las relaciones existentes entre ellos.
Para el abordaje de la problemática, se proponen cuatro planos de análisis. Estas dimensiones participan del fenómeno de diferentes formas, con distinto grado de influencia y diferente nivel de responsabilidad. Se propone un modelo de análisis de cada una de las dimensiones intervinientes en el resultado final, que es la graduación o el abandono. Cada una de ellas aporta acciones en forma directa o indirecta, se establecen relaciones entre las distintas componentes de las dimensiones, y sus acciones se muestran como fuerzas dirigidas hacia la obtención del logro o, en sentido opuesto, hacia su disolución.
Dado el carácter polisémico del fenómeno, y a fin de alcanzarlo en toda su complejidad, se analizan cuatro dimensiones: el espacio social, que incluye el contexto de la educación superior y las tendencias que la enmarcan; el sistema de educación superior; la institución, y el estudiante. Estos cuatros planos o dimensiones de análisis se presentan de esta forma porque cada uno de ellos, de alguna forma, contiene al anterior y funciona en relación con los otros planos, no en forma independiente.
Este libro tiene su origen en la tesis doctoral de la autora y en la investigación realizada sobre la problemática, que abarca el período 1998-2008. Esta investigación se ha realizado en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM) y en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
Se presentan distintas perspectivas del fenómeno. La perspectiva institucional presenta el marco de las universidades del conurbano bonaerense, y en ellas, se trabaja en particular en las dos universidades seleccionadas para realizar la investigación.
El estudio de las instituciones permite conocer el contexto institucional y las circunstancias en las cuáles los estudiantes abandonan, e identificar cuál es el comportamiento institucional en este sentido, a fin de abordar un punto de vista institucional en relación con la problemática en cuestión. El análisis de seguimiento de cohortes permite establecer criterios de verdad en cuanto al abandono, dado que los estudios de las estadísticas universitarias no arrojan datos certeros respecto del número de estudiantes que se gradúan y de cuántos abandonan. Este seguimiento permite efectuar una evaluación estimada de la problemática en la carrera y justifica la necesidad de construir información fidedigna con la cual determinar con exactitud la matrícula y su evolución como elementos básicos para profundizar el conocimiento de la problemática.
A los efectos de realizar el análisis de las universidades seleccionadas mediante el análisis documental, se analizan cuatro elementos primordiales en dos niveles: un nivel macro, desde toda la organización, y un nivel micro, desde el plan de estudios y el aula (Dimmock, 2010).
Se contempla la estructura de la organización en tanto corresponde a configuraciones que perduran en el tiempo y dado que define la forma de utilización de los recursos propios de la institución, como los elementos de la estructura organizacional, la estructura organizativa, la forma de gobierno y la toma de decisiones, los recursos físicos, tecnológicos y financieros, los recursos humanos y la matrícula. En un nivel más micro, se analiza el currículo, ya que el plan de estudios es una subestructura que organiza el funcionamiento de la vida académica.
Por otra parte, se revisan los procesos de gestión institucional a nivel macro, como los procesos administrativos y los académicos, la modalidad de admisión, la oferta académica, la estructura de apoyo, el asesoramiento a los estudiantes, y los sistemas de becas y tutorías. Mientras que, en el nivel micro, más propio del aula, se estudian elementos propios de los diseños curriculares. En cuanto a los procesos de enseñanza y de aprendizaje, se decide no profundizar en ellos, dados el detalle y la extensión que merecen, motivo por el cual sólo se consideran aquellos elementos de relevancia.
Los aspectos señalados anteriormente permiten comprender la esencia de cada institución en cuanto a su ubicación y a su relación con la comunidad de pertenencia, como así también respecto de las posibilidades reales de atender a sus estudiantes en la diversidad de las carreras, la calidad de sus exigencias y la evolución de sus matrículas.
Además, se realiza un seguimiento por cohortes para evaluar los efectos de la deserción en un caso tomado como testigo: la carrera de Licenciatura en Administración, en el ámbito de las Ciencias Económicas, en las mencionadas universidades. Para ello, se toma como base el Protocolo que utilizó el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), a los efectos de organizar un estudio comparativo sobre los países miembros de América Latina, a fin de tomar conocimiento del estado de situación de cada país respecto de la deserción y la repitencia en la educación superior, en el marco de su Programa “Observatorio de la Educación Superior en América Latina y el Caribe”. Estas investigaciones conformaban estudios de caso por país y por región (González Fiegehen, 2006). Allí se evaluó la deserción en tres carreras distintas: una con bajos valores de deserción (Medicina), otra con valores medios (Derecho) y una tercera con altos valores de deserción (Ingeniería Civil). Estas carreras son de alta demanda y representativas de distintas áreas del conocimiento. Se presentan serias dificultades para obtener la información básica para la construcción de indicadores, y ello se debe a que, en general, las universidades no cuentan con los datos precisos de seguimientos por cohortes.
La segunda perspectiva es la perspectiva de los estudiantes, que desarrolla los resultados y el análisis de las encuestas aplicadas a los estudiantes de la carrera de Administración,[2] tanto de UNLAM como de UNSAM. Se eligió una sola carrera a fin de evitar que el excesivo número de variables participantes impidiera observar las relaciones existentes entre las dimensiones y las perspectivas propuestas.
Para el diseño y la posterior aplicación de la encuesta, se formula el instrumento; se incluyen en él preguntas destinadas a recabar información sociodemográfica y socioeconómica, la situación de actividad económica y académica actual, los antecedentes educativos, los motivos de elección de la universidad y de la carrera, y los factores influyentes en la decisión de permanecer o no en los estudios, como así también sus expectativas. También se indaga sobre las consultas profesionales en relación con la vocación personal. Es guía para este trabajo el esquema realizado por Bourdieu y Passeron (1996: 136) en el análisis de la carrera escolar y sus determinaciones.
Para la confección de las dos preguntas claves de la encuesta, que relevan información sobre los factores causales y sobre el perfil personal del estudiante, se utilizan como opciones frases seleccionadas de las biografías académicas de la investigación exploratoria previa, utilizando la información de las fuentes primarias obtenidas. El estudio exploratorio se realiza a los efectos de conocer cuáles son los factores que influyen con mayor preponderancia en el fenómeno de la deserción, ya que permiten la familiarización con el fenómeno a investigar. Para ello, se selecciona un grupo de estudiantes de las carreras de Ciencias Económicas y se les solicita que relaten las experiencias académicas previas a su incorporación, formulando una historia de vida a modo de biografía académica.
Esta indagación previa permitió establecer los supuestos. Además, se observa que, de este grupo de alumnos de primer año, el 50% de los estudiantes ya habían abandonado una o dos carreras con anterioridad al mencionado ingreso. Las categorías y las frases obtenidas en las historias de vida se utilizan como insumos en la elaboración de las preguntas de la encuesta que se aplica. Del análisis cualitativo de las biografías académicas, surgen los supuestos. El primer supuesto que entienden los profesores y las autoridades universitarias es el que expresa que el estudiante no trabaja, porque quien estudia no puede y no debe trabajar, dado que la dedicación a la carrera no le permite tener tiempo suficiente para el trabajo. En este supuesto, se sobreentiende que los jóvenes pueden enfrentar económicamente la carrera elegida, que tienen la solvencia económica necesaria derivada de sus padres o del medio social, y que pertenecen a un estrato social determinado.
Con relación a su preparación previa, el supuesto indica que el estudiante está preparado para iniciar la carrera que elige. Si bien se sabe que, en general, el estudiante egresado de la educación secundaria no posee los conocimientos ni las herramientas que son necesarios para enfrentar una carrera universitaria, y que el capital escolar acumulado por el joven resulta insuficiente a la hora de abordar un estudio universitario, por lo general, se desconoce este problema. Por el contrario, tanto los profesores como las instituciones aceptan que los conocimientos de la escuela media deben ser suficientes para que los jóvenes puedan iniciar los estudios de nivel superior. Esto ocasiona el bajo rendimiento de los estudiantes, esencialmente durante el primer año de estudios. Este bajo rendimiento queda expuesto en un número notable de exámenes desaprobados, y los fracasos repetidos dificultan la continuidad en el estudio, dada la tensión que se provoca entre la necesidad de aprobar materias y el fracaso que se obtiene como resultado.
En cuanto a la vocación, el supuesto indica que la elección de la carrera es definitiva y decide el futuro laboral y económico de los jóvenes. Las dudas en la elección de la carrera profundizan las dificultades a las que se enfrentan los estudiantes, ya que la elección no siempre es acorde a su vocación. Muchas veces, desconocen cuáles son sus habilidades, sus aptitudes, sus capacidades, y cómo desarrollarlas para capitalizarlas a su favor. Se observa una desorientación que se manifiesta en frases como “estuve sin saber qué hacer durante seis meses” o “quería estudiar pero no sabía qué”. En alguna medida, queda expuesto que ni los colegios secundarios ni la institución universitaria asumen con seriedad la orientación de los jóvenes que están bajo su amparo.
En relación con el ámbito, el supuesto dice que la universidad orienta, conduce y contiene a los jóvenes. La universidad como institución no siempre considera que orientar y conducir a los jóvenes en el estudio es una forma de asumir una responsabilidad institucional en relación con la eficiencia, sino que parece mantener una actitud de indiferencia o pasividad frente al fenómeno, como si lo fomentara desde el silencio y la no participación.
A los efectos de estudiar el fenómeno de la deserción, se plantean dos preguntas destinadas a revisar cuáles son las actitudes que conducen a los estudiantes al abandono de las carreras y, por otra parte, se indaga sobre las causas que los llevaron o podrían llevarlos a dejar sus estudios universitarios. Cada una de ellas fue formulada utilizando la escala Likert. A estas preguntas se les aplicó la técnica estadística del análisis multivariado llamada análisis factorial, que permite reducir los datos que surgen de una investigación social en general.
Se les solicita que respondan en relación con las causas reales o potenciales que consideran motivo del abandono. Sobre la base de las respuestas, se establecen los factores causales de la deserción.
Los factores personales permiten hallar el perfil de los estudiantes. Para ello, se realiza un conjunto de preguntas relacionadas con la actitud que tienen los estudiantes frente al estudio y a la adversidad, a fin de medir actitudes. Una actitud es un indicador de conducta, es una predisposición aprendida para dar una respuesta determinada (Hernández Sampieri y otros, 2010); no permite observar la conducta, sino que muestra la conducta probable ante determinada circunstancia, ante las opciones que se expresan a modo de afirmaciones elegibles, a fin de medir la reacción de los encuestados ante ellas.
Por último, para complementar las anteriores perspectivas, se incorpora la perspectiva de los expertos, obtenida de las entrevistas en profundidad realizadas a expertos y a los actores institucionales, y de su análisis cualitativo.
La entrevista, en tanto herramienta de excavar (Taylor y Bogdan, 1992), asume el propósito de acercar la realidad que describe el entrevistado sobre el fenómeno que se analiza, para permitir hacerse parte y ser traducida mediante sus palabras. El uso de la técnica de la entrevista en profundidad permite conocer, desde la perspectiva de los actores institucionales, básicamente, cómo son la participación y el grado de involucramiento que éstos tienen en relación con el problema, con la institución y con quienes son los afectados del proceso, los estudiantes. Entonces, haciendo uso de esta herramienta, se deja expuesta una amplia gama de relaciones entre cada una de las dimensiones en estudio. Cada dimensión, de distinta forma y en distinto grado, participa del fenómeno y marca sus formas y reglas.
Los interlocutores se seleccionan en su carácter de actores sociales comprometidos con la educación universitaria, ya que participan, desde un ámbito u otro, en la problemática en estudio, y por sus condiciones de conocimiento e idoneidad en relación con la educación superior y con el problema de la deserción. Se abarca, así, un amplio espectro de respuestas, ya que se consideran, entre los perfiles, expertos internacionales en educación superior involucrados particularmente en las investigaciones sobre deserción, investigadores nacionales e internacionales, y responsables del Ministerio de Educación, secretarios académicos de las universidades del conurbano y de las unidades académicas, responsables de equipos pedagógicos, de gestión de alumnos, de orientación vocacional, de centros de estudiantes y de los equipos de tutorías. Si bien no se entrevistó a profesores, porque el objetivo era conocer el problema desde el área académica y administrativa, y no en relación con la problemática del aula o la disciplina en cuestión, ni en relación con los procesos de enseñanza y de aprendizaje, en algunos casos los entrevistados cumplen con un doble rol y son docentes también. El objetivo básico perseguido en la selección fue abordar el fenómeno desde distintas perspectivas. Se utilizaron guías de entrevistas semiestructuradas, para orientar los encuentros.
El aporte más importante obtenido permitió elaborar una estructura de análisis a modo de esquema en el que incorporar el contenido en relación con un marco donde inscribir la problemática de la deserción. También permitió incorporar al estudio definiciones, códigos y códigos en vivo, a la vez que descubrir relaciones entre los actores y las dimensiones participantes, como así también los flujos que provocan los desplazamientos de los estudiantes y la deserción como consecuencia.
Finalmente, se desarrollan los resultados obtenidos y el modelo explicativo de la deserción, como así también las principales conclusiones y las propuestas de acción.
¿Cómo se produce la deserción?
La acción concatenada de factores provenientes del contexto, del sistema de educación superior, de la institución y otros propios del estudiante interactúan a modo de fuerzas participantes en un mecanismo oculto cuya acción deriva en la deserción.
La articulación y conjugación de estas variables se manifiesta de forma que se presenta en una tensión entre lo develado y lo oculto. Su acción llega al estudiante en forma articulada y enlazada con otras variables que actúan con diferente grado de intensidad, en un mecanismo difícilmente observable.
Sí son observables sus efectos, que se traducen en consecuencias dadas por la deserción. La acción de este mecanismo es el resultado de las relaciones entre los diversos factores que se originan en las dimensiones intervinientes y de su acción concatenada; sin embargo, carece de un actor racional o responsable que lo active.
Se entiende por mecanismo una serie de elementos o componentes que se encuentran vinculados entre sí en una disposición propicia para su funcionamiento, que produce como resultado un cierto movimiento.
El uso del término mecanismo, si bien puede asociarse a una interpretación de tipo mecanicista, se aplica en este trabajo a fin de explicar esta particular forma en la que se conjugan y participan las variables involucradas, sin hacer referencia al mecanicismo.
La lógica de funcionamiento de este mecanismo que se inscribe en las estructuras sobrepasa la capacidad de los agentes; sin embargo, conocerlo y develarlo permite organizarse colectivamente a fin de frenar su eficacia.
La deserción se produce ante la acción combinada de factores personales, institucionales, del sistema de educación superior y del contexto, que actúan sobre el estudiante. Estos factores causales pueden actuar directamente sobre el sujeto, promoviendo la deserción, o hacerlo en forma indirecta, favoreciendo o induciendo su efecto.
La universidad, al igual que la escuela, es un espacio social que tiende a facilitar la reproducción de las desigualdades sociales; por lo tanto, quienes tendrían más posibilidades de permanecer en la carrera son aquellos que posean el capital cultural adecuado. El capital cultural, el capital escolar acumulado y el capital económico (entendiéndose capital en términos de Bourdieu) pueden resultar determinantes para la permanencia en la carrera y en la institución; si fueran insuficientes, podrían promover la deserción, a menos que se subsane su falta.
La falta de capital económico puede originar la necesidad de trabajar a fin de solventar la carrera mediante la renta o de producir ingresos familiares.
Cuando el capital escolar acumulado resulta insuficiente, el estudiante puede tener consecuencias directas en su rendimiento académico, que debería modificar mediante la incorporación del capital escolar que no fue capitalizado a tiempo. Las consecuencias pueden observarse en la dificultad para acceder a la universidad y sostenerse en las primeras etapas de la carrera.
La falta de capital cultural puede manifestarse en las dificultades dadas por no tener incorporados el lenguaje, las técnicas, los saberes y el saber hacer básico necesario para hacer frente a los estudios superiores.
Entre los factores personales que actúan directamente sobre el estudiante, se destacan los de índole económica, académica y vocacional. Los factores institucionales también condicionan directamente la permanencia y favorecen la deserción; están dados por las condiciones que se imponen desde la institución, y asumen la forma de reglas, normativas y estructuras académicas establecidas institucionalmente. El estudiante debería aceptarlas e incorporarlas para pertenecer.
Además, intervienen otros factores causales que actúan con mayor o menor grado de influencia, en tanto acceden al estudiante desde el sistema universitario y desde el contexto. Algunos de ellos pueden actuar favoreciendo la permanencia y, en consecuencia, como reductores de la deserción; tal es el caso del financiamiento a los estudiantes.
Los factores causales, al igual que las dimensiones intervinientes, no son independientes; por el contrario, unos dependen de otros. De la misma forma, las dimensiones no son compartimentos estancos; se las divide así sólo para su estudio y para la mejor comprensión del fenómeno.
La dimensión del espacio social que se caracteriza en el contexto incluye a la dimensión del sistema de educación superior, que está contenida en él y, de hecho, participa, en mayor o en menor medida, de la realidad socioeconómica, histórica y geográfica que le es propia, como así también de circunstancias de las que forma parte voluntaria o involuntariamente.
A su vez, la institución forma parte del sistema de educación superior, y ambos están incorporados al espacio social. Mientras que el sujeto es estudiante de la institución, y por ende participa del sistema de educación superior, a la vez que tiene una posición determinada en el espacio social, al igual que la institución.
Entonces, de hecho, existen entre ellos relaciones de pertenencia, de jerarquía, condicionamientos y regulaciones de los que participan, y que hacen que no sean independientes.
No obstante, la universidad goza de autonomía, y muchas de sus acciones y de sus decisiones las toma por sí, y otras pueden estar dadas en relación con el sistema de educación superior y con el contexto. De la misma forma, el sistema de educación superior tiene su forma de funcionamiento, aunque participa del espacio social, y muchos de sus condicionamientos pueden tener relación con él.
El estudiante que tiene que cumplir condiciones y reglas de la institución, del sistema de educación superior y del espacio social también asume decisiones individuales y personales.
En alguna medida, se opera a través de relaciones vinculantes entre los elementos partes de estas dimensiones y los factores causales, de forma tal de transmitir un movimiento que resulta expulsivo, a menos que individual o colectivamente se puedan oponer las fuerzas en contrario.
La estructura del libro
Este libro pretende mostrar las tensiones y las relaciones que surgen entre las distintas dimensiones y que permiten dar una explicación en relación con el fenómeno de la deserción. Se identifican, también, las principales causas que conducen al abandono.
Además, se definen perfiles para los estudiantes acordes a las actitudes manifiestas por ellos. Así se desarrolla, para las distintas carreras e instituciones, una estructura a aplicar que queda ejemplificada en el caso de la Licenciatura en Administración. De esta forma, se facilita hallar los factores personales y los grupos de vulnerabilidades dados en función de cada carrera, institución o área de estudio para la universidad interesada en ello, trasladando la aplicación de este esquema de acuerdo con sus necesidades y sus intereses.
Con el objeto de sistematizar los diferentes aspectos considerados en el tratamiento de la problemática, se la presenta dividida en cuatro partes. La primera parte contiene los cuatro planos o dimensiones de análisis que se sostienen a lo largo del trabajo, uno en cada capítulo. Estas dimensiones están dadas por el contexto, el sistema de educación superior, la institución y el estudiante.
La segunda parte desarrolla las perspectivas analizadas. Está compuesta por tres capítulos. El primero aborda la perspectiva institucional a través del análisis de las universidades seleccionadas. En el capítulo siguiente, se presenta la perspectiva de los estudiantes, a través del análisis de los datos obtenidos en las encuestas, que permiten consolidar este punto de vista. La perspectiva de los expertos completa y complementa las anteriores.
La tercera parte aborda las tensiones y las relaciones que surgen de las dimensiones y de las perspectivas. Está compuesta por dos capítulos. En el primero de ellos, se presentan los distintos aportes que hacen las dimensiones a la problemática. El otro capítulo analiza las tensiones participantes entre las dimensiones y sus formas de conexión, permitiendo la comprensión de la forma de actuar del fenómeno de la deserción, como así también las principales conclusiones. Incluye también las propuestas de acción y plantea posible líneas futuras de investigación. Además, se presentan estrategias sencillas de solución en pos de reducir las consecuencias del fenómeno.
No es objeto de este libro realizar críticas estériles ni análisis políticos o ideológicos, sino elaborar propuestas que permitan encontrar caminos para instrumentar políticas de protección y orientación de los jóvenes coherentes con el país que se proyecta en un futuro venidero, donde reine, como dice Juan Carlos Tedesco, la justicia social, no como un deseo incompatible con la realidad, sino como parte de la realidad argentina en sí.
Por otra parte, se aspira a que el presente trabajo contribuya a la reflexión, al debate y a la toma de decisiones para implementar acciones eficaces en relación con evitar la frustración de los estudiantes, la desilusión de sus familias, así como la pérdida del sentido de los actores institucionales en el sistema educativo en su conjunto cuando los índices de deserción van en aumento.