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A modo de introducción temática

Corporalidades inteligentes

Eutonía1 y otros caminos.

(Compendiando autores)

Por un lado, la eterna dicotomía entre mente y cuerpo, que la medicina tradicional intenta salvaguardar contra viento y marea, versus los innumerables caminos, métodos, disciplinas, que cada vez más, van entrecruzando estas dos complejidades, para condensar en un solo concepto la unidad indivisible que ellos ven.

Y, por el otro, la Eutonía, que pone su banderilla de este lado del río, a sabiendas de que “Cuerpo y alma se contemplan ahora como una unidad, como elementos provenientes de una raíz” [y que] “solo reunidos constituyen el hombre”. Gerda Alexander, su creadora, propuso la toma de conciencia de la unidad psicofísica del ser humano a través del desarrollo y práctica de la Eutonía, con el objetivo máximo de que cada ser encuentre dentro de sí “a su propio maestro.” (Alexander, G., 1998). A partir de esta comprensión de unicidad, es desde la cual surge la concepción de “inteligencia corporal”. Es entender al ser humano como un ser dotado de un cuerpo y de una mente, y más aún, una mente con facultades maravillosas y de un potencial asombroso, en un cuerpo dueño de una perfección anatómica y fisiológica que subyace a cualquier intento de imitación artificial, debido a la maravillosa complejidad de esta unidad en funcionamiento.

Muchas son las áreas que investigan este hecho. Corrientes que van desde lo científico hasta lo espiritual, en un ida y vuelta que solo corrobora una vez más que aquí no hay divisiones, sino diferentes comprensiones de una misma realidad. El Dr. Stanislav Grof es un médico psiquiatra que ha dedicado gran parte de su trabajo profesional a la práctica e investigación del potencial sanador de los estados no ordinarios de conciencia. Es uno de los fundadores de la corriente de la Psicología Transpersonal y co-creador de la Técnica de Respiración Holotrópica. Desde una mirada mucho más amplificada, habla de una inteligencia cósmica y afirma, por ejemplo, que:

[…] la conciencia y el psiquismo humano son expresiones y reflejos de una inteligencia cósmica que impregna la totalidad del universo y la existencia entera2.

Por otro lado, el escritor y maestro espiritual E. Tolle dice:

Cuanto más aprendemos sobre el funcionamiento del cuerpo, más descubrimos cuán vasta es la inteligencia que funciona en él y qué poco conocemos. […] Claro está que la inteligencia del cuerpo es una parte inseparable de la inteligencia universal, una de sus incontables manifestaciones. Proporciona cohesión temporal a los átomos y las moléculas que componen el organismo.

Y aquí, la inteligencia del cuerpo aparece como fractal de esta inteligencia cósmica, que reproduce a través del cuerpo, la perfección del universo.

En otro de sus libros, Tolle amplía:

El organismo físico, nuestro cuerpo, tiene su propia inteligencia, y lo mismo sucede con todas las demás formas de vida… No somos nosotros quienes manejamos nuestro cuerpo.

Para este autor, la inteligencia creadora y la que sustenta el cuerpo, coordinan simultáneamente funciones diferentes de una complejidad, tan extraordinaria, que la mente humana puede comprender apenas una parte minúscula de la misma.

Y también en este sentido, el escritor y orador J. Krishnamurti en sus Cartas a las escuelas, plantea interrogantes muy interesantes al preguntar por ejemplo: ¿puede el cuerpo ser consciente de sí mismo?, ¿acaso existe una percepción no fragmentaria en la que participan todos los sentidos? Así, se refiere a que, normalmente, existe la prevalencia de uno de los sentidos por sobre los demás y define esto como fragmentación.

En tanto y en cuanto solo se logre la conciencia de cada fragmento por separado, esta fragmentación (aunque consciente) se mantiene, y la energía se divide y malgasta. Más adelante, vuelve a preguntarse: si tiene el cuerpo, el organismo físico, su inteligencia propia, e inmediatamente brinda esta respuesta: “la tiene cuando todos los sentidos actúan juntos y en armonía, de manera tal que no hay esfuerzo alguno…”

El mismo idioma, el mismo lenguaje, prácticamente las mismas palabras que propone G. Alexander con su Eutonía: la economía del esfuerzo, la armonía, la conciencia de la unidad. ¿Será posible, entonces, que a través de un proceso de entrenamiento eutónico, promovido a partir de la progresiva incorporación de los principios de la Eutonía, se pueda vivenciar esta inteligencia propia del organismo o al menos convertirse en un humilde, y a la vez privilegiado, observador de ella? Posibilidades que comienzan a aparecer, caminos que invitan a ser transitados.

Totalidad, unidad, integralidad. Las diferentes voces se aúnan tras un mismo cantar.

1 Eutonía es una palabra de origen griego y está compuesta por el prefijo eu: bueno, y tono, que significa tensión. Es un método de trabajo corporal cuya concepción plantea la idea de un “tono bueno, adecuado, armonioso”. Por lo tanto, esta disciplina corporal pedagógica devenida en terapéutica, reconoce y trabaja sobre los “tonos del cuerpo”, a saber:

1 El tono neuromuscular (vinculado a la actividad muscular voluntaria).

2 El tono neurovegetativo (vinculado a la actividad orgánica y visceral inconsciente e involuntaria).

3 El tono emocional o psicotono (vinculado a la actividad psicológica).

2 Considerando al cuerpo como parte de “esa” existencia entera.

Universos corporales

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