Читать книгу Relaciones familiares - María Hilda Sánchez Jiménez - Страница 18
La entrevista como nudo articulador de dos categorías pragmáticas
ОглавлениеA partir de las voces de cada persona, en su lugar de pareja, esposa, esposo, madre, padre, hija, hijo, abuela, abuelo, hermana, hermano, se abrió una forma de leer, traducir e interpretar aristas de un evento y una experiencia cotidiana; de algo que ocurrió en el pasado, en una forma de vida que tuvo su propio contexto y que en el momento de la narración se hace verbo y se reconoce una historia articulada al contexto sociocultural de las personas y familias. Arfuch, desde una visión bajtiniana se refiere a los lenguajes de la entrevista como:
El funcionamiento del lenguaje en la entrevista nos remite a formas de las cuales tenemos una experiencia cotidiana: el diálogo, la conversación. A pesar de que el principio dialógico determina aquí que “uno pregunta y otro responde”, los recorridos son siempre azarosos. Pensar en la entrevista como género discursivo es atender a la situación comunicativa, sus interlocutores, el “pacto de cooperación” que se establece entre ellos (aun cuando sea para discernir), sus reglas y sus infracciones. Pero también es considerar los sentidos de esa interacción, los sistemas de valoración del mundo que se ponen en juego, la relación con otras formas discursivas, el modo en que se articula al contexto sociocultural. (Arfuch, 1995, p. 27).
En este sentido, hablar del lenguaje de la entrevista implica registrar las voces, las entonaciones o los sonidos polivocales y polifónicos expresados por el hablante, quien nos remite a una trama con sus tiempos, con sus personajes dialógicos porque estos interactúan con el hablante y también nos remite a contextos relacionales particulares en función del evento que narra. Con cada recuerdo las personas buscan la manera de presentar un fragmento de su vida cotidiana en la que estuvieron involucrados junto con otros integrantes de sus familias como con otras personas de sus familias extensas y aquellas quienes por la cercanía o solidaridad del momento deciden ser parte del apoyo y la búsqueda de salida a lo que han identificado como situación de crisis. También, en cada recuerdo aparecen los personajes centrales o periféricos con quienes su relación y sus formas de acción configuraron la trama de lo que se identificó como algo doloroso, traumático, difícil que les ocurrió y en el presente se expresa como una historia pasada por imágenes que el hablante narra y de la cual algo se ha aprendido. Como plantea Gergen (1996),
Si uno pudiera interpretar la propia vida ahora como el resultado de una “larga lucha ascendente”, como un “declive trágico”, o como una continuada epopeya o saga, en la que uno sufre derrotas o renace de sus cenizas para conseguir el éxito, estaríamos plenamente preparados para creer. (p. 247)
La consigna inicial fue también la introducción para que cada persona trajera su propia realidad y la historia de ella, solo condicionada por la intención del hablante de narrar la situación de crisis y su papel, así como el de las otras personas con las que compartió este fragmento de vida. No era necesario un marco teórico que les explicara qué significaba una crisis, por el contrario, el desarrollo de cada historia en particular, las semejanzas y diferencias con otras, fue lo que provocó que viera cada historia como un evento por la importancia que cada hablante le daba y por la huella personal y familiar que dejaba haber vivido esta experiencia y su recuerdo al traducirla.
A partir del proceso de la entrevista, las realidades contadas agregaron nuevos saberes al entrar en conversación. Es decir, llenaron de vida una forma de relación en la que se combinaron significados, sentidos e intenciones para saber más sobre “algo”, que aun en el medio investigativo consideramos como “realidad” (virtual o ficticia) dentro de sus propios contextos. Estas “realidades” navegaron en las narraciones entre las personas al crear fragmentos sobre experiencias de vida, conectados en el desarrollo de entrevistas, a través de preguntas, respuestas, recuerdos, diálogos, conversaciones e historias. En fin, estas realidades se manifiestan en conexiones sociolingüísticas que señalan la manera como las personas traducen formas de lenguajes y, por ende, las formas de vida creadas en las relaciones interpersonales y sociales, ausentes de cualquier forma de calificativo desde el punto de vista de la acción ética investigativa. Estas formas de vida son representaciones de un sujeto y otro, del yo, tu, él, nosotros, ellos con quienes se co-construyen y se recrean las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos.