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Redes sociales y discursividad política: procedimientos de retoma como fenómeno de reconocimiento

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Laura A. Iribarren

Este trabajo reúne avances de investigaciones anteriores,1 referidas a los mecanismos de retoma interdiscursiva que se generan en las intervenciones2 en Facebook concernientes a la política nacional. Durante los últimos años hemos tratado de comprender el modo en que las redes sociales posibilitan el desarrollo de un espacio de discusión e intercambio sobre los temas de la agenda política mediática.

Nos centraremos aquí en caracterizar algunas intervenciones, en tanto discursos que operan en reconocimiento, y observar el funcionamiento de la circulación discursiva como proceso de producción de sentido ilimitado. Describiremos las regularidades que permiten definir dicho funcionamiento discursivo, a fin de dar cuenta de su especificidad.

La tematización de la política nacional implica considerar un entramado complejo de discursividades en referencia a la polarización que, en la actualidad, la caracteriza. Estas manifestaciones, que se han materializado en diversos medios, adquiere en Facebook la capacidad de generar discusiones online, configurando una lucha por el sentido: la “batalla interpretativa” (Iribarren, 2016). Compartir pensamientos, emociones u opiniones a través del registro verbal, imágenes o videos supone, por un lado, establecer con otro –un par– un vínculo de adhesión, rechazo o indiferencia, y, por el otro, establecer un “diálogo” con discursos anteriores de naturaleza mediática.

Siguiendo la teoría de los discursos sociales de Eliseo Verón (1987), nos centraremos en las producciones de los usuarios en tanto discursos de reconocimiento, a fin de describir estas relaciones. Es evidente que, como en todo proceso discursivo, los intercambios en las redes sociales se rigen por reglas o, en términos de Charles S. Peirce, por hábitos interpretativos. Es ahí donde el concepto de retoma permite reconstruir la red de interpretantes que resulta del proceso de circulación discursiva: “Bajo el rótulo «retoma» sintetizamos los conceptos y las reflexiones que se habilitaron a partir de la década del 70, alrededor de la definición intertextual de la vida discursiva”.3 Es posible atribuirle a los procesos de circulación o de recuperación intertextual la capacidad de generar un efecto de intercambio auténtico, en la medida en que la horizontalidad de las redes sociales presupone que todos los usuarios son iguales y que pueden compartir sus opiniones libremente. Esta operatoria facilitaría la generación de “debates virtuales” (López y Ciuffoli, 2012: 61), a través de comentarios, expresión de estados afectivos, citas, introducción de memes, entre otros.

Específicamente, en las redes sociales se forman comunidades nucleadas en torno a valores y creencias compartidas. En este escenario, y con relación a las temáticas políticas, se despliega la polémica, la búsqueda de adhesión, la manifestación del rechazo, o simplemente queda registrada la lectura. Se instaura así una dinámica de interacción basada en la dimensión de la indicialidad peirciana, si consideramos que los comentarios sobre los hechos de la política mediatizada salen al encuentro del usuario, lo interpelan y lo convocan a participar.

En las redes sociales la interacción es lo que define a la comunidad y la retroalimenta, y no al revés. Es decir, no es que por sentirnos parte de una comunidad participamos en ella, sino que porque participamos en ella nos consideramos parte de esa comunidad. Esto parece posible en cuanto el funcionamiento de las redes sociales nos habilita a “hacer algo en grupo” (Caldevilla Domínguez, 2010: 47).

Resulta evidente que estos fenómenos están entrelazados con discursividades de otros medios, por lo que es muy importante considerar que todo recorte analítico pertenece al flujo de la convergencia mediática. En 2006, Henry Jenkis introduce este concepto para referirse no solo a los cambios tecnológicos, sino a las transformaciones que se han producido en las industrias mediáticas en torno a la circulación de los contenidos, las interacciones entre medios y usuarios, y entre los usuarios mismos, propiciando relaciones de horizontalidad y una “cultura participativa”. En el ámbito de lo político, los discursos que se generan a partir de la realidad mediatizada por las grandes industrias de la información encuentran en las redes un modo de consumo “en red”. Los usuarios visitan, comentan, distribuyen y consumen contenidos de los medios o instituciones tradicionales, pero también contenidos producidos por ellos mismos.

En el caso de las publicaciones de Facebook o Twitter, no solo se limitan a reproducir publicaciones de estos o de otros medios, sino que además se manifiesta un intercambio de opiniones que configura un amplio abanico discursivo. La diversidad de registros y modalidades rinde cuenta, en la instancia de reconocimiento, de la construcción de un “efecto debate”, que resulta de la dinámica particular que este proceso de circulación discursiva tiene en internet (Scolari, 2008: 14).

Me limitaré aquí a dar algunos ejemplos de esta dinámica. El caso abordado trata sobre la manera en que circularon críticas, fundamentalmente en Twitter y Facebook, como consecuencia de un tuit del entonces presidente argentino Mauricio Macri en el que se comete un error de conjugación verbal: “hemos resolvido”, en lugar de “hemos resuelto” (figura 1).

El motivo del tuit estaba vinculado al despido de C5N del periodista Víctor Hugo Morales, quien se reconoce como defensor del kirchnerismo. Dada su filiación ideológica, este hecho es interpretado por algunos medios como un intento de silenciar las voces opositoras al gobierno de Macri.


Figura 1. Tuit de Mauricio Macri.

El error gramatical genera burlas y pone en duda el nivel intelectual de Macri. La referencia al despido del periodista queda en suspenso (figura 2).


Figura 2. Respuesta al tuit de Mauricio Macri.


Figura 3. Tuit de Mauricio Macri en el que se elimina el error ortográfico.

Este tuit (figura 2) está vinculado con otro en el que el presidente cometió un error similar (“cubrido”). Como respuesta, en la cuenta de Macri se suprime el error y queda la segunda parte de la frase, lo cual también es propagado a través de las redes sociales (figura 3).

Uno de los procedimientos vinculados a la propagación de los comentarios se asocia a la producción de memes, en los que se toman elementos característicos de la cultura de masas, fácilmente reconocibles, y se los interviene para generar un efecto humorístico o irónico.

Los llamados “memes” son, de acuerdo con teorías de difusión cultural, una unidad de información que se transmite de un individuo a otro o de una generación a otra. Luis Arango Pinto señala que algunos autores –cita a Richard Dawkins (1979), Susan Blackmore (2000) y Robert Aunger (2004)– comparten la idea de que se presentan como un equivalente del gen: mientras este transmite información genética, el meme “la transmite de forma cultural, longitudinal u horizontalmente, por aprendizaje” (Arango Pinto, 2015: 112).

Internet parece ser un medio propicio para la reproducción de memes. En ese ámbito se alude a tal término para referirse a la circulación reiterada de cualquier imagen, texto o video de carácter humorístico. José Ivanhoe Vélez (2012: 114), citado por Arango Pinto (2015: 115), “da otra definición al entender el fenómeno como un derivado «pegajoso» de algún aspecto de la cultura pop, que se parodia y repite hasta el punto que sus orígenes y su significado original se vuelve[n] difuso[s] y completamente mutilado[s], más allá de su reconocimiento o humor”.

Un ejemplo que podemos dar nos lo provee la figura 4, en la que se pone en evidencia el carácter humorístico de este tipo de intervenciones, apelando a la figura de un reconocido personaje televisivo, el Chavo del 8,4 insertándola en un contexto político.


Figura 4. Utilización de la figura del Chavo del 8 para ridiculizar al mandatario.

Otro tipo de discursos en reconocimiento apunta a la crítica política a partir de juegos con el logo del partido en ese tiempo gobernante, Cambiemos (figuras 5 y 6).

Este tuit (figura 6), por ejemplo, como se ve, retoma el logo de Cambiemos y trasforma el texto verbal enfatizando el error gramatical. Por otra parte, la frase “#hemos resolvido (que sos un bestia)” introduce la noción de “bestia”, que en un primer nivel enunciativo está dirigida a Macri, mientras que, en un segundo nivel, el destinatario previsto es quien comparta la idea de que “un gobernante no puede cometer este tipo de errores”, “solo alguien ignorante podría hacerlo”. Por otro lado, por remisión metonímica, quien es capaz de cometer este tipo de errores posiblemente también cometa errores en otros ámbitos, como gobernar el país: “Si no sabe escribir, tampoco sabe gobernar”.

Otro grupo de tuits se constituyó como memoria de otros errores de ortografía. Por ejemplo, a un tuit de Gabriela Michetti en el que escribe “festibal”.


Figura 5. Logo de Cambiemos.


Figura 6. Respuesta al tuit de Mauricio Macri en el que se juega con el logo de Cambiemos.


Figura 7. Cita al tuit de Gabriela Michetti en el que también se comete un error de ortografía.

A través de una operación de yuxtaposición, se contesta con un nuevo tuit que parodia un registro de lenguaje coloquial propio del estereotipo de “clase social baja”. En el ejemplo siguiente, podemos observar cómo se recuperan imágenes de otros medios para intervenirlas (figura 8).

Citar, reproducir o transformar imágenes de otros medios constituyen solo algunos de los procedimientos habituales en los discursos de reconocimiento.

Veamos por caso el modo como se recupera el estilo sensacionalista de Crónica TV mediante el uso de placas rojas para dar cuenta de noticias de último momento (figura 9).

La alusión al “resolvido” se conecta con la política impositiva del gobierno. La ironía (“cambiamos”) no hace más que acentuar el carácter crítico de este discurso en reconocimiento: “Las medidas que toma Macri no son novedosas, ya que no modifica en nada el cuadro tributario vigente hasta ese momento”.

Figura 8. Citas de otros medios aludiendo a los tuits de Mauricio Macri y de Gabriela Michetti.


Figura 9. Publicación de Facebook en la que se toma la placa roja de Crónica para criticar al presidente Macri.

En Facebook también se parodia al tuit de Macri. Por ejemplo, la siguiente imagen fue tomada de un cartel que usaron kirchneristas en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, en reclamo de una mejor educación. Lo interesante es que quien no estaba enterado del error de Macri pensaba que este cartel lo habían escrito los propios kirchneristas que estaban protestando por la educación.

Así, el cartel generó una discusión entre quienes reconocieron la intertextualidad o los que simplemente lo vieron como un grave error de ortografía (figura 10).

Se genera una discusión entre los participantes kirchneristas y macristas en torno a quiénes son más ignorantes (figura 11). El malentendido da lugar a interpretaciones contrarias al argumento del enunciador que publica originalmente el cartel en Facebook:

Norma: VERGÜENZA DA COMO ESCRIBEN UNA ORTOGRAFÍA PÉSIMA Y SON LOS PRIMEROS EN QUERER COLGAR CARTELES.

Respuesta de Ana: La ortografía es de nuestro presidente que fue quien dijo “resolbido” por eso las comillas… ironía se llama.

Respuesta de Norma: Ana y quién dijo que ese cartel lo escribió MM?

Respuesta de Ana: No sra. Vamos de vuelta a ver si se entiende. El cartel tiene la palabra “resolbido” entre comillas porque es una ironía referente al término utilizado por el sr. presidente, que fue quien cometió el error ortográfico. Este cartel hace referencia a eso. ¿Entendió ahora?

Otro de los procedimientos habituales es el del trucaje. Por ejemplo, se puede ver una imagen a la que se adjunta el rostro del presidente al cuerpo de un niño, que sirve de ilustración de la tapa de un libro de gramática de primer grado. En la parte superior podemos observar el logo de Facebook seguido de la etiqueta: “He Resolbido” (figura 12). La elección de un libro de 1960 genera también una cadena interpretativa vinculada a la tradición educativa: “¿Macri es un buen alumno?”.


Figura 10. Captura de pantalla de Facebook en la que se observan las repercusiones del tuit de Macri en protestas sociales de maestros.


Figura 11. Discusión en Facebook a través de los comentarios con respecto al cartel de protesta que cita el error de Macri.


Figura 12. Macri en la tapa de un libro de primer grado reproducido en Facebook.

Otro procedimiento que opera en los discursos de reconocimiento puede ser el uso de la intervención de la imagen de un político y, a modo de comentario, una frase que se sobreimprime en el encabezado o al pie. En ocasiones, el comentario es directamente el título de la imagen (o una serie de imágenes).

La visualización de fotos yuxtapuestas (un funcionamiento propio de la plataforma Facebook), en el ejemplo que sigue, produce la descalificación irónica del adversario. Su propagación en las redes sociales activa saberes y emociones en los destinatarios quienes, de acuerdo con sus habilidades digitales, podrán producir, a su vez, nuevos discursos en reconocimiento, es decir, otros interpretantes (figuras 13 y 14).

El listado de procedimientos expuestos hasta aquí podría expandirse; lo interesante es observar que los aspectos que se actualizan en cada intervención no solo establecen lazos entre los participantes del intercambio, sino que también habilitan la construcción simbólica de sus identidades.


Figura 13. “Tegnología”. Facebook.


Figura 14. Burlas a Mauricio Macri en Facebook.

Medios y retomas II

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