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Introducción

Este libro trata del influjo del cine en la configuración del espacio urbano y la creación de los imaginarios correspondientes. Además, intenta demostrar que los más importantes supuestos que están detrás de la explicación de ese proceso, se han verificado en el caso de estudio de la presente obra: Puerto Vallarta. El cine, en este caso particular, ayudó a “crear” una ciudad, al incidir en el sentido y la dirección de las transformaciones que sucedieron en un pequeño pueblo serrano típico, una hermosa “villa de pescadores”, situada en el litoral del Pacífico mexicano.

Cuando se habla del cine, evidentemente la referencia es la famosa cinta que se filmó en Puerto Vallarta en el relativamente lejano año de 1963. Tanto que, a pesar de las casi seis décadas transcurridas, hablar de Puerto Vallarta es referirse a la película La noche de la iguana. A despecho del tiempo y de los relevos generacionales, amén de la evidente transformación de la ciudad en el periodo mencionado, esta película sigue moldeando el imaginario urbano de los vallartenses y forma parte de su identidad colectiva, aunque no sea, ni de lejos, con la misma intensidad.

Cuando se dice que la ciudad fue también “creada” por el cine, se asume que la ciudad es la concreción espacial de relaciones, símbolos y discursos sociales: que “es una entidad social con forma espacial”, como diría Simmel. En las páginas de este trabajo se argumenta que el imaginario urbano surgido a partir de la histórica filmación de La noche de la iguana, además de contribuir a la identidad colectiva, estructuró la imagen percibida del antiguo poblado y proyectó una imagen idílica de la ciudad, contribuyendo al mismo tiempo a la articulación del imaginario turístico de la “demanda” y del atractivo internacional de Puerto Vallarta.

El libro pretende dar cuenta de estos fenómenos y buscarles una explicación razonable, hasta donde sea posible hacerlo. También quiere dar seguimiento a su evolución en el tiempo, y obtener las conclusiones más inquietantes de la dirección que siguió el desarrollo local, dada la lógica que se le impuso a la ciudad, con el transcurso del tiempo. Se verá que el rumbo impuesto por la fuerza de los hechos, ha provocado una crisis en el imaginario fundante del destino y ha comprometido su principal patrimonio, tanto urbano como social y medioambiental.

Se puede intuir ya que este libro asume conjeturas que seguramente no son compartidas por muchos estudiosos de la historia regional de Puerto Vallarta. La idea de que La noche de la iguana tuvo un rol crucial para el desarrollo de la ciudad, goza de poca aceptación en los medios académicos. Aquí se intentará ofrecer argumentos en sentido contrario, esperando enriquecer los estudios regionales y contribuir al debate natural que se da en ese contexto.

La idea de escribir este libro nació en el año 2013, con el aniversario de los 50 años de la filmación de La noche de la iguana, y los esbozos iniciales de la argumentación central se empezaron a perfilar durante los primeros meses del año siguiente. Sin embargo, otros asuntos me obligaron a dejar de lado el proyecto, a la espera de una oportunidad para dedicarle el tiempo que requería. Finalmente, el año pasado pude retomarlo y dedicarle toda la atención de mi parte. Los resultados están a la vista, y tocará a los probables lectores juzgar sobre su contenido.

Evidentemente, en el trayecto de la elaboración pude contar con el apoyo de distintas personas, y de gran ayuda fue la conversación con distintos personajes de Puerto Vallarta, que colaboraron a despejar dudas, a obtener información de primera mano y escuchar opiniones valiosas en varios sentidos. Debo reconocer primero la colaboración del Dr. Ismael Ortiz Barba y la Dra. Cecilia Shibya, en un trabajo temprano sobre el tema de este libro, abordado desde un enfoque distinto. Más allá de ese trabajo en particular, pude recurrir al consejo y la amistad de ambos cuando fue necesario.

En distintos momentos pude establecer un diálogo fructífero con María José Zorrilla y Pilar Pérez, dos importantes ciudadanas que han contribuido enormemente al desarrollo de la cultura en Puerto Vallarta. En este sentido, también fueron valiosas las numerosas anécdotas que pude escuchar en palabras de Luis Reyes Brambila, Héctor Pérez y Nacho Cadena —tres personajes a cuya memoria quiere contribuir este libro—, además de Humberto Famanía y Sergio Toledano.

El contacto con distintas personalidades del cine nacional e internacional, gracias al Festival Internacional de Cine en Puerto Vallarta, que me tocó promover durante mi estancia al frente del Centro Universitario de la Costa-Universidad de Guadalajara, enriqueció mi perspectiva sobre el séptimo arte y me ayudó a reforzar algunas hipótesis de trabajo que germinaron y florecieron con el tiempo. La colaboración en esta empresa de Paola Cortés Almanzar, Lino Francisco Gómez, Judith Saldate, Lupita Basulto, Paola Cortés, Joel Rodríguez y Eduardo Olivares me facilitó capitalizar la experiencia y articular la información relativa a una gran cantidad de películas.

Durante el año pasado, y a causa de la pandemia del covid 19, como muchas personas a lo largo del mundo, debí enclaustrarme y cumplir con mis obligaciones como profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara de manera virtual. Esta circunstancia me proporcionó al menos la oportunidad de concentrarme también en el presente libro, y dedicarle el tiempo requerido para avanzar en la investigación y procesar los resultados. Aprovecho el punto para agradecer al Dr. Jorge Téllez, rector del Centro Universitario de la Costa, y al Dr. Juan Manuel Durán, rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, ambos de la Universidad de Guadalajara, por su apoyo y comprensión.

Para ello debí recurrir también a muchas fuentes y a una bibliografía de regular extensión. Prácticamente toda la información sobre el abultado número de películas que se mencionan en las siguientes páginas, procede de la International Movie Database, un verdadero prodigio en materia de bases de datos sobre la producción fílmica en el mundo, desde los albores del cinematógrafo hasta la fecha.

De gran utilidad me fue también la obra de un expatriado norteamericano, Howard Johns, que vivió en Puerto Vallarta y escribió un valioso libro dedicado a la filmación de La noche de la iguana. El conocimiento y el acceso a este trabajo fue posible gracias a la intermediación de Michael Nolen, otro expatriado procedente de Estados Unidos, con quien además pude colaborar en distintos proyectos (como el programa Good Morning Wake Up Show, de Radio UdeG en Puerto Vallarta, del cual Nolen fue conductor), y cultivar una valiosa amistad.

En distintos momentos de la investigación platiqué con Pavel Cortés, director del Premio Maguey, sección del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, y obtener opiniones esclarecedoras y orientación oportuna. Un ejemplo es la consideración de las bases neurológicas de lo que en el libro se llama “efecto de realidad”, y el papel que juegan las llamadas “neuronas espejo” en la experiencia de ver películas.

También debo manifestar mi gratitud al Dr. José Luis Cornejo, por el levantamiento de dos encuestas entre la población de Puerto Vallarta y los turistas que la visitan, y que fueron particularmente valiosas en la redacción de los capítulos 6 y 7.

Finalmente, dejo también un testimonio de agradecimiento a Nelly Galván, una mujer legendaria en Puerto Vallarta, testigo y protagonista del rodaje de La noche de la iguana, y del desarrollo ulterior de la ciudad. Sus palabras de aliento y la calidez de su trato hicieron más fácil y gratificante el trabajo invertido en el presente libro.

Puerto Vallarta de película

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