Читать книгу Cuerpo(s), micropolítica y género en Trabajo Social - Marcos Javier Peralta - Страница 11
ОглавлениеAlgunos caminos posibles de y desde los cuerpos vividos
Antes de comenzar quisiera especificar mi posicionamiento en esta investigación, y decir que esta escritura se inscribe en una serie de experiencias encarnadas. No se trata entonces de “un trabajo más” para alcanzar un título académico, sino un momento-movimiento, un pliegue corpo-reflexivo. Esto quiere significar que trato de re-escribir las experiencias vividas de mi cuerpo y cuerpa (como lo nombran las feministas) lanzado al mundo, y desde esas experiencias vengo a proponer y concebir un modo de hacer y producir conocimiento corporizado-afectivo.
Personalmente provengo del activismo en diversidad sexual, disidencia sexual, y género, de practicar, investigar y crear artes desde los cuerpos. Reaparezco en la universidad pública luego de vivenciar veinte años de “exilio” de la vida académica por las políticas neo liberales de los años 90. Escribo e investigo a partir de reconocer en mi propio cuerpo pobre, puto, entrerriano, bailarín, la violencia machista y las marcas corporales del incesto hetero-patriarcal y de las consecuentes intervenciones erradas de la asistencia social en mi propia trayectoria corporizada, la elección de esta carrera es producto de esas intervenciones del Trabajo Social en mi cuerpo categorizado como “pobre”.
En esta instancia tomo las herramientas de la academia para decir que devengo un cuerpo agente, que junto a otrxs he encarnado procesos de luchas feministas y disidencia sexual, de producción artística des-generadas, en espacios de formación en técnicas corporales, de Educación Popular y Teatro del Oprimido. Desde estos trayectos, y siguiendo a Donna Haraway, concibo la producción de conocimientos como:
Una doctrina de la objetividad encarnada que acomode proyectos de ciencia feminista paradójicos y la objetividad feminista significa, sencillamente, conocimientos situados (HARAWAY: 1986, 324).
Desde esta trayectoria corporal singular y colectivizada es donde me acerco a las experiencias de estxs profesionales y sus prácticas. La decisión de trabajar con ellxs y no con otrxs, se dio en un proceso, donde se enlazaron: militancia, Trabajo Social y artes del cuerpo y el movimiento.
Considero necesario resaltar mi implicancia en estos procesos ya que mi lugar en el campo es complejo en tanto se trata de hacer “extraño lo cotidiano”, reconociendo que el lugar desde donde investigo comporta un posicionamiento ético político. Concibo la metodología a partir de un viraje que antes que explicar pretende implicarse (ESTEBAN 2013, ASCHIERI 2013) en el proceso de investigación “extrañando” nuestras propias trayectorias y percepciones, pero también recuperándolas para encontrar nuevos sentidos en la descripción y el análisis de las experiencias corporizadas que me ocupan.
Merleau-Ponty en su análisis de la percepción explica que puedo ver solamente porque soy un sujeto encarnado y, por ende situacional. Es decir, que ver es ver siempre desde alguna parte, lo cual no hace referencia sino al aspecto necesariamente perspectivo de la percepción. La percepción siempre se efectúa desde un aquí espacial, habitamos un lugar del espacio, y de un ahora temporal, miramos desde un lugar puntual de nuestra historia, dado que “así como está necesariamente «aquí», el cuerpo existe necesariamente «ahora»; nunca puede devenir «pasado»”. En síntesis, la percepción se efectúa siempre desde un lugar espacial y temporal particular, lo cual será caracterizado como perspectiva (ASCHIERI 2013: 3).
Por otro lado recupero los aportes de las concepciones feministas, en la metodología de conocimiento situado, donde se interpela la idea de cierta objetividad:
Busco una escritura feminista del cuerpo que, acentúe de nuevo la visión, pues necesitamos reclamar ese sentido para encontrar nuestro camino a través de todos los trucos visualizadores y de los poderes de las ciencias y de las tecnologías modernas que han transformado los debates sobre la objetividad. (.) Necesitamos aprender en nuestros cuerpos, provistas de color primate y visión estereoscópica, cómo ligar el objetivo a nuestros escáneres políticos y teóricos para nombrar dónde estamos y dónde no, en dimensiones de espacio mental y físico que difícilmente sabemos cómo nombrar. Así, de manera no tan perversa, la objetividad dejará de referirse a la falsa visión que promete trascendencia de todos los límites y responsabilidades, para dedicarse a una encarnación particular y específica. Por lo tanto yo, con otras muchas feministas, quiero luchar por una doctrina y una práctica de la objetividad que favorezca la contestación, la deconstrucción, la construcción apasionada, las conexiones entrelazadas y que trate de transformar los sistemas del conocimiento y las maneras de mirar. Se trata de pretensiones sobre las vidas de la gente, de la visión desde un cuerpo, siempre un cuerpo complejo, contradictorio, estructurante y estructurado, contra la visión desde arriba. (HARAWAY: 1986, 325).
La escritura de investigación tiene que favorecer la contestación, la deconstrucción, la construcción apasionada, las conexiones entrelazadas, que trate de transformar los sistemas del conocimien to y las maneras de mirar, percibir y producir conocimientos corporizados, argumentos que distan mucho de cierta objetividad y neutralidad de quien investiga.
La decisión de investigar y los primeros indicios del tema cuerpos y Trabajo Social, emergen de una experiencia compartida con profesionales de Paraná en un proyecto de intervenciones urbanas: Con-mover-nos (1), cuyo anclaje era el cuerpo y el movimiento, donde participaron cinco profesionales, algunas de ellas serian luego entrevistadas.
Las experiencias corporizadas de las trabajadoras sociales de Paraná, Provincia de Entre Ríos, corresponden a dos profesionales que intervienen en el grupo A (2), de un centro de Salud Provincial de la Ciudad que trabaja desde el año 2009 a la fecha, es un grupo conformado actualmente por veinte mujeres de entre 50 y 70 años. Una de las profesionales es personal de planta permanente del Centro de Salud y la otra es contratada a través de un Programa Nacional de Salud.
Este grupo cuenta desde sus inicios con un equipo de profesionales que si bien se fue modificando a través de los años, está conformado por trabajadoras sociales, psicóloga, psicopedagoga, que son parte del personal de planta del Centro de Salud, además de talleristas y profesionales contratadxs como profesorxs de educación física, trabajadora social, profesor de baile latino. El Grupo A, desarrolla sus actividades en el salón de una iglesia católica del barrio.
El acercamiento a la experiencia de la ciudad de Córdoba se produce a través del colectivo de varones anti-patriarcales, en el Encuentro Nacional de Varones Anti-Patriarcales de la Plata en el año 2014, donde activistas, varones feministas, me ayudan a conectarme con una trabajadora social y activista en género de su ciudad. La experiencia corporizada de la profesional de la ciudad de Córdoba corresponde al trabajo con veinte mujeres en una cárcel de la ciudad, dependiente de la provincia de Córdoba entre los años 2011 a 2014 y un grupo de militantes y activistas de un asentamiento de la ciudad de Córdoba entre los años 2010 y 2015. Ella se desempeña como parte un equipo de trabajo en violencia familiar dependiente del gobierno de la provincia.
El último acercamiento fue con la experiencia profesional de Capital Federal a través de una colega del campo de la danza quien me informa que había un trabajador social-bailarín, “que anda en la misma que vos”, y que investigaba sobre la relación cuerpo y Trabajo Social. La experiencia corporizada de este profesional se sitúa en las actividades de un equipo itinerante de trabajo del Programa M, entre los años 2010 y 2015, dependiente del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.), donde trabaja con niñxs y adolescentes.
Este proceso de investigación interrelacionó constantemente teoría y práctica, generando nuevos conocimientos, guardando en el marco conceptual la flexibilidad necesaria para producir redefiniciones y virajes, acordes a las necesidades que planteaba el devenir de la investigación empírica.
El trabajo de investigación se fue construyendo en dos años: desde julio de 2014 a julio de 2016 y el primer obstáculo que se me presentó, fue el económico, considerando las implicancias de viajar a provincias distintas y distantes a su vez, de mi residencia actual.
En los distintos acercamientos fuimos compartiendo e intercambiando nuestras propias experiencias y búsquedas en la militancia, en el trabajo desde el cuerpo y en el Trabajo Social, a través de mails y mensajes de facebook, material que también fue utilizado en la segunda parte de esta investigación.
Los primeros viajes fueron a las ciudades más cercanas, compartiendo en estos encuentros las primeras charlas y mateadas en domicilios particulares y en los mismos espacios de trabajo, donde se produjeron acuerdos pero también resistencias. Comentarios como: “te parece que te sirve esto” o “Yo no sé nada del cuerpo”, fueron recurrentes en las entrevistas pues allí empezaba el proceso de volver extraño lo cotidiano.
Las primeras decisiones como investigador fueron explicitar cual era mi interés, que refería a las propias trayectorias corporizadas profesionales, para desde allí investigar los procesos de intervención de y desde el cuerpo, y no el trabajo específico de los integrantes de los grupos. Entonces la estrategia fue ir haciendo acercamientos de manera virtual, para poder ir profundizando en las dudas sobre la investigación, y además establecer un canal para explicitar temores y acuerdos.
En este sentido fui construyendo un proceso en el que se podía poner en tensión, “esos supuestos” que sabían ellxs de mí y yo de ellxs y que no tenían que darse por sobreentendido, sino problematizarse.
Por esto, las decisiones metodológicas pusieron en juego lo que se podría denominar “hablar en varios lenguajes”, entendiendo por esto explicitar nuestros propios prejuicios sobre algunos conceptos claves como cuerpo, Trabajo Social, género y micropolítica; preguntándonos cómo se comprendía cada uno de éstos desde la militancia, el arte y el Trabajo Social y si es que existía tal separación.
En este marco empecé trabajando sobre las primeras charlas, entrevistas, análisis de algunos documentos, intercambiando materiales de trabajo.
Mi lugar en los encuentros consistió en construir situaciones de horizontalidad, de pensar y producir algo juntxs, ya que con algunxs profesionales existieron grandes coincidencias. Considero que resultó de gran facilitador la pertenencia a un campo triple: arte, militancia feminista y Trabajo Social, lo que permitió ubicar lugares, autores, experiencias, y la triangulación de todas las experiencias produjo encuentros sorpresivos, incomodidad frente a diferencias de perspectivas y situaciones emotivas.
En el proceso de investigación fui re-construyendo mi propia práctica corporal, reconociendo en el proceso de otrxs el propio, tanto en las artes, la danza, como en la militancia e incluso como sujetxs intervenidos por el Trabajo Social, con algunxs profesionales fuimos registrando en nuestros cuerpos las decisiones de los modelos clásicos de Intervención del Trabajo Social.
Por otra parte, en el proceso de reflexión corporizada de lxs profesionales, pude participar de acontecimientos de transformación ahí, en la situación de las entrevistas, ya que con cada unx de lxs entrevistadxs, vivenciamos diferentes situaciones de diálogo: risa , silencio, enojo, rabia y lágrimas, donde en cada entrevista iba aprendiendo a estar con el otrx de un modo que permitiera abrirnos a una experiencia encarnada.
Mi decisión política y epistemológica de conocimiento situado fue construir situaciones afectivas donde apareciera en mí y en lxs profesionales un abanico de sensaciones, emociones, y una escucha activa–emotiva, la vez que analítica y reflexiva.
Investigar implicó un movimiento que me permitió tensionar mi marco teórico metodológico, con las experiencias de los profesionales, e interpelarlo. Esto fue posible en las entrevistas desde un estar activo, dejándome afectar a la vez por la risa del otrx, emoción, rabia y aprendiendo a compartir una mirada, un apretón de manos, incluso un abrazo cuando aparecían los llantos o las profunda tristezas. Investigar significó encontrarnos, intercambiar saberes y acompañarnos en las luchas cotidianas, y salir modificadxs de cada encuentro.
Lo más sorpresivo fue en algunos casos las situaciones de risa prolongada en el medio del relato de situaciones muy dolorosas, pero también reconocerme en el relato del otrx y que me inunde una profunda emoción de la cual no podía recuperarme por días enteros. Esta investigación me ha atravesado y transformado, y cada entrevista, encuentro, charla, mateada, taller, ha sido una transformación ahí, ya que tanto lxs profesionales como yo empezábamos de un modo y terminábamos distintxs, nos cambiaba el tono de la voz, los movimientos, aparecían silencios prolongados, o simplemente nos dábamos un abrazo de agradecimiento.
Esto no fue casual sino toda una decisión epistemológica ya que hablar de conocimiento situado, de y desde los cuerpos implica que en cada acercamiento, necesitábamos crear una situación de confianza mutua, sobre todo en las entrevistas, donde lxs profesionales pudieran detenerse, mirarse, re-conocerse, en sus trayectorias, para reflexionar, sentir, pensar y crear juntos un universo de sentidos compartidos de estas experiencias de la intervención corporizada.
En uno de estos encuentros un profesional me decía, a modo de chiste, frente a una pregunta sobre su trabajo lo siguiente: “Bien para empezar un trabajo de corporalidad…. mmm. Primero sos un hijo de puta (risas). He observado que las entrevistas resultaron instancias de fuerte interpelación, donde algunxs consideraron no estar preparados para responderlas e incluso no autorizados “A vos te parece que yo te puedo ayudar con tu libro”.
En el proceso de investigación que se construyó en dos años, la experiencia vivida consistió en dejarme tomar por toda una problemática que se iba construyendo y reconstruyendo en nosotros (investigador y profesionales), y cada vez con más potencia respecto del Cuerpo y el Trabajo Social.
En cada aproximación y a medida que pasaban los meses de trabajo, y aún en el momento de la escritura, me convencía cada vez más de que problematizar el lugar del cuerpo en la Intervención en Trabajo Social resulta una urgencia política a discutir, para que devenga estrategia de trabajo en la profesión, como así también en la formación de grado y posgrado.
Entonces investigar me ha significado entrar en los grandes interrogantes de los profesionales sobre el Cuerpo y el Trabajo Social. Considero que este trabajo me ha aportado nuevas preguntas y que en esta búsqueda no estoy, ni estamos solxs.
En este devenir que describo, el proceso de investigación se propuso desde una lógica predominantemente cualitativa, utilizando como técnicas principales la entrevista en profundidad y el estudio de fuentes secundarias; incorporando además, mi propia experiencia en el activismo, el trabajo corporal y como estudiante de Trabajo Social.
Fui realizando un modo afectivo de escuchar las entrevistas, construyendo una escucha corporizada evitando grabar las mismas, sino escribiendo y tipeando en el acto, con autorización de lxs entrevistadxs previamente, para poder capturar la intensidad de una voz que pensaba en vos alta, donde las cadencias de la voz, los silencios, las inflexiones y los suspiros, re-construían los territorios profesionales vividos, habilitando otro sentido, la escucha.
En esta línea trabajé sobre los argumentos de lxs profesionales involucrados, como así también analicé materiales en diferentes soportes, que daban cuenta de “reflexiones corporizadas”: (memorias de reuniones, entrevistas escritas y sonoras, material audiovisual y diferentes documentos de producción colectiva) que recuperaban los procesos de trabajo de lxs agentes participantes. Todos estos recursos fueron el referente empírico a partir del cual avancé en la obtención, procesamiento y análisis de la información.
1. En: PERALTA MARCOS (2014) “Hacia la construcción de procesos poéticos y políticos desde cuerpos con-movidos” en Romero Gabriela –Verbauwede Viviana. (Compiladoras) “La intervención en Trabajo Social”. Sujetos Prácticas y Políticas. Edit. Fundación La Hendija. Paraná Entre Ríos.
2. A pedido de lxs entrevistadxs se reserva el nombre de las instituciones.