Читать книгу Melanie Klein. Envidia y gratitud - Margarita Moya - Страница 5

Оглавление

ACLARACIONES



Muy tempranamente los psicoanalistas argentinos iniciaron la traducción al español de toda la obra de Melanie Klein. Lo hicieron muchas veces al ritmo en que ella misma la producía. Cuando en los años setenta del siglo XX la editorial Paidós decidió seguir la pauta establecida por Roger Money-Kyrle, el editor de los Writings of Melanie Klein, el trabajo estaba hecho.

Desafortunadamente, la edición de Paidós nunca fue revisada, erratas y errores fueron perpetuados de tal modo que en momentos producen equívocos muy importantes en la lectura. Además, la traducción ha envejecido mal. En el caso del trabajo motivo de este libro, algunos errores corrompen el texto original y hacen imposible la comprensión de ideas que de suyo son muy complejas y que no siempre fueron transmitidas con claridad por su propia autora. Por esta razón decidimos volver a traducir todas las citas. Señalamos la ubicación de los textos tanto en la edición inglesa (i.) como en la de Paidós (e.).

Decidimos, también, resolver algunas cuestiones que se han prestado a cierta confusión en favor de lo que creímos un espíritu kleiniano más genuino. Así, es cierto que Melanie Klein, como Freud, emplea el vocablo ‘yo’ (‘ego’, ‘self’, en inglés) para referirse a la instancia psíquica definida por Freud en El yo y el ello (1923) y a la personalidad misma, la persona en su conjunto, lo que en ocasiones genera malos entendidos. Se ha dado por sentado que Hartmann (1950) zanjó la cuestión de una vez por todas al sugerir el empleo de ‘self’ para significar la “Personalidad total de un sujeto en la realidad, incluyendo su cuerpo y su organización psíquica; la ‘propia persona’, por contraste con ‘las otras personas’ u objetos externos al sí mismo” (Moore-Fine, 1990: 378). El ‘yo’ sería un conjunto de funciones entre las cuales una de las más importantes es la adaptación a la realidad. El español tomó el anglicismo ‘self’ y lo generalizó. El problema es menos trivial de lo que parece y no es éste el lugar para discutirlo; baste decir que el uso de ‘self’ promovido por la Psicología del yo se ha prestado, entre otros infortunios, al deslizamiento relacional, interpersonal, del psicoanálisis actual. Nosotros escribimos ‘sí-mismo’ ahí donde la edición inglesa dice ‘self’ para subrayar la naturaleza intrapsíquica del pensamiento kleiniano.

De igual manera, retomamos la expresión ‘paranoide-esquizoide’ en lugar de la consagrada ‘esquizo-paranoide’ que nos parece especialmente desafortunada entre otras razones porque invierte la aparición de los fenómenos en el tiempo: las ansiedades persecutorias son inaugurales; las defensas esquizoides, aunque son las primeras, les siguen en el tiempo. Puede parecer fútil; no por eso dejamos de intentarlo.

Por su parte, projective identification sitúa los dos fenómenos en un orden temporal: primero se proyecta, luego ocurre la identificación. Sin duda ‘identificación por proyección’, ‘identificación con lo proyectado’, parecerían traducciones más adecuadas. Advertimos solamente del absurdo que encierra la locución ‘identificación proyectiva’, aunque seguimos empleándola.

Algunas precisiones. En la terminología kleiniana hay problemas de traducción irreductibles. Es el caso de lo que Freud quiere significar por Spaltung, es decir, el hecho de que el hombre se divide con respecto de sí mismo, y que en español se ha traducido como disociación, clivaje, escisión... El concepto es central. Klein misma manifestó su preferencia por clivage cuando discutió el problema con sus traductores franceses, tal vez por esa razón se adoptó clivaje; sin embargo, el vocablo nunca acabó por adquirir carta de naturalización en español y terminó desechándose. Nosotros tradujimos siempre escisión.

Tradujimos spoil por ‘despojar-arruinar’ en un intento de dar cuenta del ataque envidioso al pecho que incluye tanto el componente oral e introyectivo de la voracidad (robar, saquear, vaciar hasta secar, es decir, ‘despojar’) como el componente anal y proyectivo (fecalizar, es decir, ‘arruinar’) de la envidia.

Melanie Klein escribió “bueno” y “malo”, entrecomillados, para subrayar el matiz teórico de los conceptos. Aquí prescindimos de las comillas en todos los casos (ella misma no fue consistente en su uso): hoy, todo lector mínimamente informado entiende la peculiaridad de esos términos.

Escribimos Posición con mayúscula, arbitrariamente, para destacar la cualidad de nombre propio de los procesos paranoides-esquizoides y los depresivos.

Es bien sabido que la Standard Edition, editada por James Strachey, traduce indistintamente los vocablos alemanes Instinkt y Trieb por ‘instinto’. Los psicoanalistas franceses tradujeron Trieb por pulsion, lo que parece más coherente. Así, Todestrieb se traduce al francés como pulsion de mort. Al parecer Freud quiso distinguir entre un término plenamente biológico, Instinkt, y otro, Trieb, que está en el límite de lo biológico y lo puramente psicológico. El término ‘pulsión’ se generalizó en las lenguas romances.

El concepto de instinto está desacreditado no sólo en psicoanálisis; para los biólogos no es más que un comportamiento estereotipado. El término está justificado por el uso, no por su claridad o su utilidad científica.

Melanie Klein emplea siempre ‘instinct’ para designar las grandes polaridades vida/muerte, pero ‘drive’, ‘impulse’, ‘urge’ (‘impulso’) para nombrar las cualidades eferentes de ciertos afectos (‘destructive impulse’, p. ej.); sin embargo, se encuentra con frecuencia una sinonimia entre ‘instinct’ e ‘impulse’. Por ejemplo, puede hablar en un mismo párrafo de “epistemophilic impulse” y de “epistemophilic instinct” (Klein, 1928: 188, i.; 195, e.). Nosotros empleamos pulsión cuando se habla de Trieb en Freud, e instinto e impulso cuando se está claramente en la esfera kleiniana.

En la traducción de anxiety, no hacemos diferencia entre ‘ansiedad’ y ‘angustia’, aunque preferimos ‘ansiedad’.

Gracias a la investigación bibliográfica de Harry Karnac es posible ahora datar cada uno de los trabajos kleinianos y conocer su fuente. Remitimos siempre al lector no sólo a la edición de Paidós, sino también al catálogo definitivo de la obra de Melanie Klein que figura en las últimas páginas de este libro.

Finalmente, con frecuencia señalamos la fecha de 1955 como el punto de partida de la teoría de la envidia y la gratitud primarias, sin embargo, las referencias son al texto de 1957. Debe recordarse que la presentación de la teoría ocurrió en el congreso de Ginebra en el verano de 1955. El texto de esa presentación no fue publicado. Al año siguiente, Melanie Klein impartió una conferencia con el título de “A Study of Envy and Gratitud”, que era una versión ampliada de la presentación de Ginebra, en la Sociedad Británica de Psicoanálisis. Esta variante fue publicada por Juliet Mitchel en 1982 en The Selected Melanie Klein, y no ha sido traducida al español. Finalmente, en 1957 apareció Envy and Gratitude: A Study of Unconscious Sources, una versión aún más amplia en forma de libro, que es la que se recoge en las Obras completas tanto en inglés como en español con el nombre de Envidia y gratitud.

Solange Matarasso, con quien sostenemos una amistad cercana y cariñosa, ha sido nuestra maestra y la interlocutora apasionada y crítica de nuestras ideas. En el Seminario Klein, Bion y Meltzer, en el que perseveramos durante ya más de veinte años, su lectura de los textos y sus propuestas han sido siempre un punto de partida para aspirar al entendimiento humilde que no sea una mera alucinosis o un delirio de claridad. Por estas razones le pedimos que escribiera las secciones Wilfred Bion y Donald Meltzer en el apartado Trascendencia de este libro. Nadie lo habría hecho mejor. Nuestro reconocimiento admirado y agradecido.

Melanie Klein. Envidia y gratitud

Подняться наверх