Читать книгу Una casa llena de gente - Mariana Sández - Страница 19

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Muchas veces me pregunté y, me adelanto, vos también te preguntarás: ¿por qué tanta necesidad de escribirlo todo? Quisiera poder explicarlo, incluso para mí misma.

Escribir es un movimiento de limpiaparabrisas en la cabeza, para barrer atrás y adelante la memoria, para escurrir lo que sobra, lo que empantana, para poder ver a través de un vidrio limpio. Mirar de frente el porvenir, sin miedo, mientras las teclas borran las sílabas mal ordenadas. El milagro que se produce en las entrañas del tiempo mientras perseguís otra palabra. El tiempo no ocurre en mi cuerpo durante esas búsquedas verbales, no ocurre el fracaso hasta que saliste de la página.

Escribir es corregir. Es corregirse.

La vida perfecta es la vida corregible.

Cuando tuviste edad para entender ciertas costumbres, indagaste: ¿cuántas víctimas antes que Granny padecieron la afección del perfeccionismo y la inocularon a sus descendientes mujeres como una polio? Con descaro opinaste que deberían existir clínicas de rehabilitación para aquellos seres con el síndrome enfermante. Algo provisorio que devuelva a las personas la capacidad de vivir en la incertidumbre del presente sin tener que vigilarlo todo. De esa forma se podría esquivar la parada final en el loquero. Que se pueda existir en un presente imperfecto: tu proclama.

Te respondí que la única forma de superar el vicio era escribir.

Hiciste un gesto como de derrota o de no entender nada.

Una casa llena de gente

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