Читать книгу Cuerpos en la escuela - Mariel Ruiz - Страница 6
Presentación
ОглавлениеUn timbre bastante sonoro avisa que ha finalizado el tiempo de patio (de juego tal vez) y todos corren a ubicarse en un lugar, los grandes contra una pared y los pequeños en filas en otro sector donde esperan a las maestras. Los grados pequeños e intermedios logran conformar largas filas que separan niños de niñas en una distribución de menor a mayor. Los más grandes igual, pero lo hacen en un tiempo más prolongado, como… sin deseos de concretarlo. (Observación de hora de patio)
A.: –¿Vienes al patio…?
M.: –Sí, ¿qué harán en el patio?
A.: –¿Y qué haremos? ¡Jugaremos! ¡¿O no sabes?!
M.: –¿A qué jugarán?
A.: –Al fútbol [con gesto de obviedad]
M.: –¿Qué es lo que más te gusta de la escuela Andrés?
A.: –Jugar al fútbol…
M.: –¿Qué materia te gusta más?
A.: –Educación física y plástica.
M.: –¿Por qué?
A.: –Porque jugamos.
A Jénia le encanta el colegio, sobre todo porque puede jugar con sus mejores amigas y amigos, que son Joselin e Indira. Ella viene a la escuela desde sala de cuatro años y para ella la escuela ha cambiado mucho. Antes eran todos iguales, todos eran blancos y había un solo niño chino. Ahora son todos negros, morenos (color de los centroamericanos), pero eso no ha cambiado que la escuela le encante: dice que ahora es mejor, porque hay muchas cosas nuevas de todo el mundo. (Entrevista a Jénia)
Varios niños jugaban a diversos juegos en el momento del patio. Observo que juegan a tocarse y luego esconderse. Registro que Jonathan tiene el calzado sin abrochar, sus cordones están desatados, pero prolijamente ubicados en el interior del calzado. Al instante toca el timbre y cada grupo corre a ubicarse al espacio que le corresponde en el patio, se forman en hileras y esperan a que se acerque la maestra correspondiente al curso. Cada grupo se marcha al interior del edificio guiado por la maestra. Sara 1 reúne al grupo y como otras veces comienza la jornada indicando algunos ejercicios de desplazamiento. En eso le dice a Jona: “Escucha, tienes los cordones desatados y llevas las zapatillas sueltas. No puedes jugar de esa manera. Jonathan intenta ajustar los cordones, pero no insiste demasiado en que queden tensos. Sara detiene al grupo y le dice a Jona: “A ver, si no te atas las zapatillas no podemos seguir jugando. Aquí estás en la escuela y no corresponde que las lleves de esta manera, en la calle haz lo que quieras. Fuera de la escuela puede ser que hasta quede bien, pero en la escuela no”. Jona dice: “Es que no puedo”. Sara insiste: “Vuelve a intentarlo, si no no jugarás…”. Jonathan aprieta los cordones y con molestia se suma al grupo que ha retomado la actividad. Observo que está molesto, con su calzado ajustado. Pero sus movimientos intentan adecuarse al resto de los del grupo. Al concluir la clase Sara se acerca y me comenta: “¿Has visto que poco atendidos están estos niños? No hay nadie que les enseñe que las zapatillas se deben llevar atadas, pero es grande, ¿no? ¿Tú qué opinas?”. La miro y digo: “Qué curioso, yo había pensado que era una moda, que ahora se usa así… como las gorras al revés… Bueno, no sé”. Con esta sospecha le pregunto a Jona: “¿Por qué llevas las zapatillas desatadas?”. Jona: “Es que me son incómodas…”. Le pregunto: “Te son grandes o pequeñas, ¿qué es lo que te le molesta?”. Jona: “No, es que no estoy acostumbrado a usarlas, son nuevas para mí… pero Sara no entiende que yo puedo jugar igual y mejor sin ellas… así jugaba en mi pueblo y lo hacía bien… a mí no me molesta porque estoy acostumbrado, ¿no?”. Al instante le comento a Inés la situación y ella me dice: “Sabes que pasa… Jona no está acostumbrado a tener calzado: en su pueblo andaba descalzo… también le pasa una cosa muy particular con la lluvia… le agrada mucho mojarse… no sé, le agrada muchísimo… viste como su actitud corporal cambia cuando lleva calzado, yo lo he visto sin zapatillas y tiene otro andar, de caminar, etcétera”.
Estas escenas corresponden a una escuela, y permiten pensar lo que allí pasa, lo que se vive, lo que transitan los sujetos que la habitan. Niños, niñas y adultos comparten una cotidianeidad fácilmente imaginable y común en varios aspectos a otros contextos, otras culturas y otros tiempos. La intención es invitar a los lectores a imaginarse a partir de esta escuela otras escuelas, quizás las propias, a los sujetos que están allí, que comparten algunas cosas, pero no todas, y que se sienten cercanos en ciertos aspectos y muy lejanos en otros, pero que transitan la escolarización como condición social y educativa. Cuerpos en la escuela es un libro que invita a componer una mirada amplia y profunda sobre el acontecer corporal de niñas y niños en una escuela primaria, resultado de una investigación profunda en una escuela multicultural en la ciudad de Barcelona. Pero su origen está en la diversidad de escuelas de inicial y primaria, también de secundaria, de Buenos Aires, tanto la Ciudad Autónoma como la provincia, en la complejidad de los contextos, y en la solidaridad de maestras, maestros y profesores de educación física, con los que fui conformando un modo de ver la educación, la infancia, y los cuerpos de niñas y niños. La Universidad de Barcelona fue la oportunidad para validar mi experiencia personal y profesional como docente de educación física en escuelas en mi país, renovando mis percepciones y saberes sobre la docencia. Indagar para intentar comprender cómo se aprende a ser cuerpo en una escuela primaria fue el desafío que me impuse y que hoy comparto como síntesis de un proceso extenso pero valioso. La intención se orientó a poner de manifiesto lo que a mi entender permanecía oculto, ofreciendo mi observación como contrapunto, desde la que construí un punto de vista, un relato subjetivo, que no tuvo intención de establecerse como verdad absoluta, sino como apreciación interesada. En este sentido invito a otros a transitar por un relato, una historia, una forma narrada, que se fue tejiendo en el tiempo con entradas y salidas, cargada de incertidumbre y de los titubeos propios de una investigación que se ha construido entre narrativas corporales.
1. Todos los nombres son seudónimos de los actores reales, para salvaguardar sus identidades.