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Candidatas en campaña: entre la continuidad y la superación, dos valencias que invitan a la unidad Durante la campaña, la fórmula oficialista se presentó como la representante de “la continuidad del cambio” en referencia al mandato iniciado en 2003 por el presidente Néstor Kirchner, prometiendo una profundización de los logros por él alcanzados. Por su parte, los candidatos por la Coalición Cívica se presentaban como la fórmula para “una Argentina republicana”. A pesar de lo que se podría pensar desde una mirada retrospectiva, a la luz del análisis de los discursos y spots de Férnandez de Kirchner y de Carrió, resultan mucho más significativas las similitudes que las diferencias entre ambas campañas. En las dos candidatas se observan argumentos similares: de concordia, de paz, de aunar esfuerzos, de pluralidad,[11] entre otros. Ambas apuntan indudablemente al centro del electorado, invitando expresamente a todos los sectores de la sociedad (desde una perspectiva político-ideológica hasta socioeconómica) y enfatizando la idea de cambio, aunque acompañada de la propuesta de continuidad de los cambios impulsados durante el gobierno de Néstor Kirchner en el caso de la candidata oficialista.

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En el caso de Elisa Carrió, la valencia o proposición diferencial de su candidatura es la idea de República.[12] Se basa en la idea de cambio en la Argentina para retomar lo que la candidata considera los valores perdidos del país, siendo el principal de ellos el de la República.

En el caso de la candidata oficialista, como ya se mencionó, su proposición diferencial es la denominada Concertación.[13] El discurso de apertura de campaña es dedicado enteramente a describirla, allí se le adjudican tres pilares: el federalismo, la reconstrucción del sistema de representación político y por último la unión de todos los sectores de la política y la sociedad argentina.

Los eslóganes de campaña buscan resumir el proyecto o el programa político en una sola frase. Por ende, generalmente es posible ver reflejada en ellos la valencia de la campaña. En los eslóganes de ambas candidatas en cuestión se ven reforzadas las respectivas valencias, aunque hay que destacar que es en el caso de Carrió donde se observa mayor coherencia entre valencia y eslogan.

Elisa Carrió mantuvo un mismo eslogan durante toda la campaña: “Ya estamos para un país mejor”, que sintetiza la posición diferencial de su candidatura, la idea de superación del pasado, que se pretende alcanzar de la mano de la República.

Cristina Fernández de Kirchner en cambio, tuvo a lo largo de la campaña cuatro eslóganes diferentes: “El cambio recién empieza”, “Sabemos lo que falta y sabemos cómo hacerlo”, “Cristina, Cobos y vos”, “A la Argentina que viene la hacemos entre todos”. Si bien en todos los casos el vínculo entre valencia y eslogan se mantiene, en algunos de ellos se apunta más a la valencia mencionada de la Concertación, mientras que en otros se distingue otro elemento central de la campaña, concretamente la idea de la continuidad del cambio.

Similitudes discursivas en dos candidatas opuestas. El análisis de los discursos de ambas candidatas arroja resultados que contradicen lo que se esperaría encontrar teniendo en cuenta el curso que siguió el mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Ambos discursos son muy similares, apuntan al centro del espectro ideológico del electorado y curiosamente ambas hacen promesas similares: alcanzar la unión de los argentinos y refundar el sistema de representación política.

Las semejanzas en los discursos se explican por el objetivo que se observa en ambas candidatas de intentar captar a un electorado que aun no ha superado definitivamente la crisis de 2001, en particular en lo referido a la crisis de representación política, tan claramente reflejada en el célebre “que se vayan todos” (como repudio a la vieja política).

Los discursos de apertura y de cierre de campaña de ambas candidatas reflejan una fuerte presencia del pensamiento político y de los valores que buscan representar, elementos claves del discurso ideológico, que orientan la acción política sobre la base de lo que se entiende como el modo correcto o ideal de conducir la sociedad.

Teniendo en cuenta la ubicación de aspectos ideológicos en los discursos, es posible observar cómo ambas candidatas apelan constantemente al pasado, a un pasado cargado de grandes referentes y líderes políticos,[14] pero también de héroes anónimos, de argentinos que han contribuido al engrandecimiento del país. Además, hacen referencia a valores como la justicia, la equidad, el federalismo, la dignidad, el pluralismo, entre otros.

En los discursos de ambas candidatas, el mensaje es enunciado por un “nosotros exclusivo” (“yo-partido”), es decir, un enunciador que incluye únicamente al candidato y al partido. Se trata, así, de un enunciador claramente ideologizado, identificado con una corriente de pensamiento, que busca diferenciarse y que define el discurso sobre la base de un claro posicionamiento.

Nuevamente se observan similitudes en ambas candidatas. Tanto Fernández de Kirchner[15] como Carrió[16] incluyen en sus discursos este tipo esquemas que reflejan características ideológicas, al buscar posicionar de manera diferenciada al candidato y al partido.

Esta marcada presencia del enunciador excluyente, el “nosotros-partido”, contrasta con la débil introducción de elementos propios de un enunciador inclusivo, es decir, de uno que incluya a todos, que haga referencia a una masa homogénea, al “pueblo argentino”. Este elemento, que se correspondería con una presencia menos destacada de aspectos ideológicos, no se da en los discursos de las candidatas, sólo se observa una mención implícita o infrecuente en el caso de Carrió.[17]

En cuanto al destinatario de los discursos, según Eliseo Verón (1987) es posible distinguir la presencia de:

 Un prodestinatario: cuando se dirige el discurso hacia un prodestinatario, se lo destina hacia aquél que ya está convencido de lo que la candidata tiene para decir, aquel que comparte su pensamiento (“a los que permanentemente, a lo largo de todas las calles nos dan fuerzas para seguir”; Carrió, discurso de apertura). Algo interesante para observar es la relación de este uso con la manifestación ideológica de quien lo enuncia, pues supone la adscripción a un grupo que se autorreconoce en la ideología común, que se hace así manifiesta. Carrió es quien hace mayor uso de esta herramienta, apelando constantemente a todos los dirigentes políticos que la han acompañado en su camino, y a aquel porcentaje de electores que la ha acompañado fielmente a lo largo de su carrera política.[18] Cristina Fernández de Kirchner, en cambio, apela en menor medida al prodestinatario[19] y cuando lo hace, es en forma implícita. Desde el punto de vista del destinatario, entonces, es posible afirmar que el discurso de esta candidata presenta menos atributos ideológicos.

 Un paradestinatario: a pesar de las mencionadas referencias de Carrió hacia el prodestinatario, tanto ella como Cristina Fernández dirigen principalmente su discurso a un paradestinatario, es decir, a una masa anónima que incluye a todos, no solamente a los que las apoyan o comparten su posición política. Este uso discursivo implica una voluntad de identificación masiva, y por lo tanto un borramiento sutil de las diferencias. Su predominio sería, entonces, menos fuerte en lo ideológico. Carrió apela al paradestinatario de manera más marcada en el discurso de cierre de campaña,[20] no así en el de inicio, donde predomina la figura del prodestinatario, es decir, aquellos que ya la acompañan y a quienes busca reafirmar en su decisión de votarla. Se da, por tanto, un leve giro en su discurso desde un uso más ideologizado a uno más sutil, tendiente a identificarse con un electorado más amplio, desmarcándose del grupo de procedencia. Fernández de Kirchner, en cambio, apela de manera constante a lo largo de la campaña a “todos los argentinos y argentinas”, a aquella masa anónima, reafirmando la necesidad que se observa en ambas candidatas de captar votos provenientes del centro del electorado, haciendo así un discurso poco ideologizado.

En los discursos analizados no se observa apelación a un contradestinatario, es decir, a los adversarios políticos. Esto es coherente con el mensaje de unión y pluralidad que ambas intentan transmitir y revela nuevamente un bajo nivel de ideologización en los discursos, que no se dirigen al oponente, al rival, reduciendo así los niveles de polémica y de diferenciación.

Los discursos de Carrió y de Fernández de Kirchner, como ya se mencionó, dirigidos especialmente a un paradestinatario, contienen profusas explicaciones y diagnósticos de cada candidata respecto del estado de la Argentina, es decir, cumplen una función explicativa, enmarcada en ideología, desde la cual el candidato busca explicar la realidad a la audiencia, postulando verdades que busca posicionar como incontestables.

Elisa Carrió utiliza sus discursos para ahondar en la importancia de la República y demostrar su conocimiento de la historia argentina[21] y la importancia de los valores en la construcción del país. Además, Carrió enfatiza los problemas que aquejaron al país durante el mandato del presidente Kirchner (déficit habitacional, altos índices de deserción escolar, avance del narcotráfico, entre otros).

Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner utiliza su discurso de apertura de campaña para explicar a la audiencia qué significa la Concertación –es decir, la integración de candidatos de otros partidos a las filas justicialistas– y cuál es su importancia. En los dos discursos analizados ahonda en interpretaciones sobre la historia argentina[22] y en particular sobre los logros de gestión del entonces presidente Kirchner.

El carácter explicativo prima en los discursos de ambas candidatas. Las dos abordan, desde sus respectivas perspectivas, los problemas históricos que han aquejado a la Argentina, explicándole a la audiencia sus causas y consecuencias.

A pesar de la centralidad de las explicaciones en los discursos de las candidatas, ninguna se apoya demasiado en referencias a hechos concretos para apuntalar sus argumentos. En términos generales, ambos discursos carecen de referencias fácticas. Sólo la candidata oficialista en su discurso de cierre de campaña señala algunos guarismos favorables, presentados como logros de la gestión de Néstor Kirchner.

Ambas candidatas presentan, en cambio, profusos elementos que revelan la existencia de propuestas de acción en sus discursos, que cumplen una función programático-motivante, donde se arenga a la audiencia a acompañarlas para poder cumplir con sus proyectos. No se trata de proposiciones racionales sino más bien de propuestas que apuntan a conquistar las emociones de la audiencia.

En el caso de Carrió, la candidata inunda sus discursos de apelaciones emotivas, con argumentos que buscan hacerse del apoyo de la audiencia apelando a sus valores y emociones, no a su razón.[23] Además, Carrió alienta a los electores a apoyarla haciendo siempre referencia a valores, en pos de alcanzar los votos necesarios para ir a ballotage.

Los discursos de Cristina Fernández de Kirchner también están repletos de arengas a los electores; ella, al igual que la candidata de la Coalición Cívica, apela a las emociones de los electores para conseguir su apoyo en las urnas, apelando, por ejemplo, a la necesidad de llegar a la Presidencia para completar “los sueños que faltan”.

El análisis de los discursos revela la frecuencia con la que Fernández de Kirchner insiste en diferenciarse (ella en tanto continuadora del proyecto de Néstor Kirchner) de sus oponentes políticos.[24] Esta característica es más marcada en el discurso de apertura, pero se mantiene en menor medida en el de cierre, donde la candidata busca diferenciar al gobierno de su marido Néstor Kirchner de la política de la década menemista.[25]

Elisa Carrió, por su parte, también hace algunas referencias discursivas que nos permiten observar la necesidad de marcar el contraste externo; estas referencias son más bien implícitas en el discurso de apertura pero se acentúan en el de cierre, reafirmando el ya mencionado giro entre su primer y último discurso, pero esta vez hacia un grado más profundo de ideologización, buscando un grado mayor de diferenciación.

En su discurso de cierre de campaña Carrió se refiere implícitamente a la política de derechos humanos de Néstor Kirchner[26] y también a la propia Cristina Fernández de Kirchner, haciendo eco de las críticas que acusaban a la candidata oficialista de concentrar su campaña en el exterior más que en su país y criticaban sus excesivos viajes al extranjero.[27] Además, en un intento por llegar al electorado peronista, reivindica la figura de Evita y promete continuar con los elementos que rescata de su legado, criticando a quienes nada más “usan sus símbolos” (en clara referencia al kirchnerismo).

La diferencia entre ambas es que Carrió hace referencia claramente a la necesidad de instaurar algo nuevo, la CC se constituye, en sus términos, en la “fuerza de rescate más poderosa, más plural y más republicana” que viene a sanar al país,[28] mientras que Fernández de Kirchner, si bien también habla de un cambio, se posiciona como la candidata que busca asegurar la continuidad del proceso que iniciara su marido en 2003. Se trata de una continuidad del cambio por él iniciado, de “profundizar la sustentabilidad del modelo” iniciado por Kirchner.

Sin embargo, ambas se posicionan como candidatas del cambio, que refuerzan la necesidad de superar el pasado. Esto se explica por la mencionada vigencia de los efectos de la crisis política de 2001. La explícita necesidad de contrastar el proyecto propio con un “otro” (que en ambas estará conformado por el pasado, y no tanto los otros candidatos), de diferenciarse, revela la presencia de ideología en los discursos. Se trata de la necesidad de legitimar lo propio (lo correcto, lo bueno) y deslegitimar al “otro”.

Por último, hay que destacar la ausencia de elementos que permitan distinguir la pertenencia ideológica de las candidatas a partir de sus discursos en términos de ubicación entre la izquierda y la derecha del espectro ideológico. En este aspecto, las referencias en los discursos de ambas candidatas son más bien poco destacadas e implícitas.

En su discurso de cierre de campaña, Elisa Carrió hace varias referencias a la pobreza, a la justicia social, reflejando un tenue acercamiento a la izquierda. Sin embargo, esto no significa que se trate de un discurso de izquierda, al contrario, como se destacó desde el comienzo, Carrió intenta abarcar a todos los sectores desde lo ideológico y lo socioeconómico: peronistas, radicales, socialistas, liberales, clase media, clase alta, etcétera.[29]

Lo propio hace Cristina Fernández de Kirchner, quien también menciona a los peronistas, a los radicales, a las clases medias y a las mujeres, entre otros. Al igual que en el caso de Carrió, en los discursos de la candidata oficialista, no se observan referencias que permitan remitirse claramente a una ideología de izquierda o de derecha. Sólo en su discurso de cierre se revelan débiles referencias que podrían señalar un acercamiento a la izquierda, como el rechazo al endeudamiento externo con el FMI de la década de 1990 y la mención a una identidad latinoamericana.

En suma, del análisis de los discursos se desprende la tendencia de ambas a apelar al centro del espectro ideológico, apelando a la unidad, a la construcción de una nueva argentina, y buscando el voto de todos aquellos que desde 2001 estuvieran desencantados de la política y que rechazaran la “vieja política”. Para ello, claramente, tienen que desideologizar sus discursos, por lo que apelan a una masa homogénea (todos los argentinos).

Sin embargo, del análisis también se desprende un marcado carácter ideológico en lo referido principalmente al pensamiento político que ambas se esfuerzan por transmitir, a las explicaciones de la realidad argentina que intentan posicionar como correctas e incontestables, y al carácter excluyente, diferenciado, del enunciador (el “yo-partido”). Este enunciador, es decir, el que transmite la finalidad del mensaje, es un elemento fuertemente ideologizado, dado que busca contrastar con el “otro” que en ambas es definido por un pasado, que en el caso de Carrió incluye al gobierno de Kirchner, mientras que en el de Fernández de Kirchner se limita a la década de 1990.

A continuación, se presentan los resultados de las matrices de análisis de ideología en textos de discurso político. Se aprecia en las columnas de qué manera se destaca la ideología en ellos, atendiendo a la densidad (alta, media, baja) de los subcomponentes.





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