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El animismo
ОглавлениеHabía una creencia generalizada en la existencia de espíritus, buenos y malos, y en la posibilidad de que estos espíritus pudieran poseer personas y animales. También podían morar en rocas, en árboles, en ríos y en otros fenómenos. La percepción común era que esos espíritus interactuaban con el mundo de la naturaleza, por ejemplo, las tormentas del mar eran ocasionadas por los espíritus del agua; las enfermedades eran ocasionadas por posesiones demoníacas. Como resultado de esas creencias, la gente de todas las clases sociales frecuentemente se ponía amuletos protectores, y se usaban pociones mágicas y hechizos para influir en o manipular a los espíritus para que hicieran la voluntad de uno. Parece que la ciudad de Éfeso había sido un centro de esas artes mágicas (véase Hch. 19:11-21). En este mismo sentido, debemos observar que prácticamente todos en el mundo del Nuevo Testamento creían en fantasmas (los espíritus de los difuntos); algunos trataban de contactarlos.
Figura 1.2. Animismo. En el mundo romano, comúnmente se creía que los espíritus habitaban en los árboles, las rocas, los ríos y en otros fenómenos naturales. (Bridgeman Images)