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PREFACIO (2017)

Hace cinco años publicábamos Salir de la exposición (si es que alguna vez habíamos entrado). Era el primer libro de lo que entonces se planteaba como una futura serie desde la que acercarse a la criticalidad. 2012. Nos envolvía una emoción peculiar, los nervios lógicos frente a lo desconocido, lanzar algo sin saber si habría respuesta, si generaríamos un eco, si tendríamos un diálogo. Una emoción doble: desde consonni como editorial y desde mi posición como escritor. Presentamos el libro –una única presentación– en la librería Múltiplos en Barcelona, un proyecto que también empezaba y que quería investigar los modos de distribución en arte. Ya en ese momento algo ocurrió y empezamos a recibir respuesta, calor, temperatura. Empezamos a ver que allí se abría un recorrido y que se estaba visualizando una necesidad. El libro pasó a ocupar mesas en librerías y a circular entre manos, demostrando que sí era posible escribir crítica de un modo directo y que generara una reacción. Escribir sin esconderse, acercarse obsesivamente a algo así como la exposición para compartir un deseo, para compartir un campo de análisis. Hay generosidad, hay un deseo de abrir código. En dos años agotamos la edición y nos pareció algo inaudito, algo que en ningún caso hubiéramos creído posible. Y, sin copias del libro, consonni seguía recibiendo pedidos y, constantemente, distintas personas preguntaban cómo conseguirlo.

2017. Volvemos a poner este libro en circulación mediante esta reedición. Volvemos a recuperar un vocabulario sobre la exposición, una serie de miradas, puntos de partida y aproximaciones a lo que supone trabajar con arte. Trabajar desde la complejidad, mezclando el rigor con lo inestable, la ironía con la proximidad emocional, la investigación con el instinto, lo inaudito e inesperado con lo narrativo. Y, de algún modo, durante todo este tiempo el libro ha estado siempre presente; . Presente en programas de varias universidades en el mundo como material de referencia, presente en mis propios proyectos expositivos, presente en una discusión infinita que vamos a continuar.

Cinco años es un periodo largo en un contexto de ultra velocidad. En estos cinco años he charlado sobre la idea de la exposición en ciudades como Buenos Aires, Madrid y Berlín. También he participado en diálogos con críticos, artistas y otros agentes intentando siempre compartir un deseo de sensualidad y contacto mediante la exposición, pensando en cómo el arte puede ser mucho más que una serie de ítems a tener bajo control. He intentado ser algo así como una bomba de relojería que conlleva una explosión en el futuro de otras personas y, por este motivo, ha sido un placer ser docente de programas educativos como Curatorlab en Estocolmo (donde los participantes tienen un enorme grado de libertad para plantear proyectos expositivos) o el Programa de Artistas en Torcuato di Tella en Buenos Aires (que siento como una experiencia de contacto intenso con un contexto cargado de posibilidades latentes).

Pero hay mucho más; hay más investigación y riesgo. Siempre riesgo. En paralelo a este análisis desmontado sobre la idea de exposición que define Salir de la exposición, estaba trabajando con otro libro que se acercaba a la narrativa y la ficción como un posible contexto expositivo. Contarlo todo sin saber cómo es algo así como la otra cara de Salir de la exposición: una novela –publicada por Ca2m– que es una exposición y que incorpora unas sesenta obras de arte marcando la trama y la vida de los personajes. Las obras pasan, las obras son. Es ficción pero es vida. Es ficción pero son sentimientos. Es ficción pero son dudas, aquellas que siempre nos acompañan. Como también lo hacen en los escritos teóricos. Dudas y posicionamiento crítico: Salir de la exposición es un libro de teoría sin notas a pie de página, sin referencias bibliográficas, un libro en el que desnudarse como primera opción, como posibilidad desde una sinceridad directa.

Salir de la exposición abre campo al hecho expositivo, se pregunta qué puede ser “exposición”. Una pregunta que pongo en práctica constantemente como, por ejemplo, en dos situaciones recientes: el simposio Cuando las líneas son tiempo en la Fundació Joan Miró de Barcelona, en el que todos los elementos y los tiempos de algo que llamamos “simposio” buscaban un desajuste que permitiera observar pensamiento en acción desde lugares no habituales. Pensar un simposio como exposición, cuidando todos los detalles y trabajando lo significativo de cada gesto. O Hedonismo crítico con El Palomar, algo que en las páginas de este libro ya se anticipaba al preguntarnos si una fiesta podría ser un contexto expositivo. Hedonismo crítico fueron siete horas de criticalidad desde lo físico, desde la superación de la norma, supuso romper barreras sin aparente violencia, no más que la que siempre nos envuelve. Y fue con y gracias a El Palomar: un equipo, una institución, unas artistas, un lugar, miles de lugares, una historia secreta, qué más da; un saltarse toda definición estanca, una posición de riesgo cargada de deseo, complejidad y significados. Elementos también presentes en Los Sujetos, el pabellón español en la Bienal de Venecia con Cabello/Carceller, Francesc Ruiz, Pepo Salazar y la performatividad y sexualidad fuera de norma de Salvador Dalí. Los Sujetos tiene mucho de Salir de la exposición: desde gestos básicos como pintar el espacio central de color rosa con el contrapunto de moqueta rojiza (para cargar emotivamente el lugar y ofrecer otro tipo de tono lejos del que reconocemos en el white cube), hasta el planteamiento de diálogos asincrónicos dentro de la exposición para abrirse a otros momentos y pensar, también, en clave de futuro. Comisariar el pabellón de España en la Bienal de Venecia ha significado trabajar con otros tiempos para la exposición, trabajar para una permanencia en la retina. Pensar en clave de futuro sin olvidar en ningún momento un pasado y una historia. Pensar en otros tipos de textos, otros tipos de contenidos, otras proximidades y lanzarse a ello.

En Salir de la exposición hay material que supuestamente no tendría que estar en un libro sobre teoría expositiva: además de un análisis exhaustivo, de un recorrido transversal y también histórico, en este libro aparecen muecas, gestos, viajes, fiestas, cansancio y momentos tangenciales cargados de sonrisas compartidas. No nos olvidemos: todo es definitorio.

Cinco años después, quisiera daros las gracias por vuestro tiempo, por pasear entre estas páginas y por compartir deseos, miradas e ideas.

Martí Manen

Salir de la exposición

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