Читать книгу La edad ligera - Marta Jiménez Serrano - Страница 6
ОглавлениеIo spero di dicer di lei quello che mai non fue detto d’alcuna.
DANTE ALIGHIERI
¿…y lo dijiste, acaso?
¿Cómo?
¿Cuándo?
Dónde en la terza rima
en cuál de los cien cantos
se cuenta cómo era su escalofrío
al besarla en el cuello
en qué modo el hastío
la apagaba,
cómo coge la taza de café
cómo se indigna
con según qué noticias
cómo se rinde con una caricia
que baja por su espalda.
Dónde queda explicada su malicia
al hablar de la gente,
lo que le cansa tanta multitud
y esa plenitud
que alcanza cuando está con un amigo
que la entiende y la enfrenta.
En cuál de los más de cuatro mil versos
la has notado sedienta
triste
altiva
o poderosamente insoportable.
Dónde te preguntas si no es probable
que ella quizás se aburra
―inmóvil, muda―
esperando brillante entre los astros.
Si no duda
de ti, si no le abruma
la carga cósmica, cruda
que has puesto sobre sus hombros.
El asombro
de Bea al verte atravesar los círculos
y tú pensando ingenuo que es por ella.
Y ella por más que busca
no halla el vínculo.
No puede ser concepto, fin o excusa.
No puede ser la musa ni el atajo.
Curiosa, mira lúcida hacia abajo
y salta de su nube
y mientras cae, el ánimo le sube
feliz, ligera, ancha
descendiendo se mancha
de neón
helio
metano
ozono
yodo
silicato
magnesio
hierro
níquel
y cuando llegas tú
a las estrellas
Bea está a años luz
ardiendo, incontestablemente ella.