Читать книгу La edad ligera - Marta Jiménez Serrano - Страница 8

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LABIO que besa la leve

libélula de saliva,

la trapecista lasciva

de boca a boca se mueve.

Bajo la sábana breve

se encaja, se da, se deja

mi nariz bajo tu oreja

mientras dormimos. Tu mano

magnética sobre el plano

de mi cintura perpleja.

Nos duele el cuello y el codo

en su flexión imposible.

Combina el cuerpo sensible

clavículas y recodos.

Cálido y bélico, el todo

catártico, hueso a hueso,

va completando el proceso

de engranaje de sus piezas.

Choca con delicadeza

mi frente contra tu beso.

Ensamblados ya, sumidos

en un aliento silente

duermen dos pieles calientes

aisladas de todo ruido.

Aquí no llega el sonido

ni la aspereza del mundo.

No hay centímetros, segundos,

abecedarios, costumbres.

No hay nada: solo esta lumbre

suave en su sueño profundo.

La edad ligera

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