Читать книгу As de corazones rotos - Martha Wandemberg I. - Страница 8
ОглавлениеPrólogo
Letras, fragmentos de nostalgia que emergen de la calma, formándose en la mente con recuerdos del ayer. Reflejos del vivir plasmados en líneas blancas; fortalezas de papel donde se esconden millones de palabras, vestidas con diferente lenguaje: simples, grises, sabias, tristes, alentadoras quizás, selladas de impotencia para indultar un rencor, sin retorno o con regreso; adornadas de un ramaje que encierra mil colores que se traducen en amor. Como doncellas que se arriman en silencio a un perdido carruaje, como barcos que se desplazan hacia lo infinito del mar, partículas dispersas de un sueño o fantasía; sin ellas, la voz perdería su sonido en libertad.
Letras dedicadas a aquellos que han navegado por mis venas, para luego de su gentil arribo, dibujar con manos puras, trazo a trazo, esta historia; que me han llevado a la cima mientras me cuidan la espalda; que han balbuceado mi nombre a la par que mis pensamientos, cual ríos abiertos se han devuelto a su mar.
Para los que hicieron posible que la vida tuviera sentido, bordando el milagro secreto de convivencia grata, con pisadas serenas por caminos desconocidos del alba; sorteando las tardes de diamantes que nos regaló la lealtad profunda, y en su brillo, haber trocado las mañanas en nuevas promesas. Para aquellos bien amados compañeros de mis sueños, solidarios personajes que tejieron la red en mi caída; los hijos de Dios y del mundo, que al mirarme a los ojos me heredaron la paz. Y cómo olvidar aquellos, que también llevan mi sangre; herencia de honestidad que nos legaron nuestros padres; maravillosos hermanos y hermanas, que jamás voltearon la espalda; que fieles a sus logros tangibles e intangibles siempre miraron de frente, bajo el estandarte de lo digno y valedero, como es el honor. Gracias a ustedes por ser parte de mí y por haber compartido el mismo bendito espacio en el vientre de mamá.
Para ustedes invalorables amigos confidentes, que bebieron en la misma copa mi dolor, o brindaron en ella por la rauda alegría; volcándose en mi locura encontraron en las palabras y los hechos encandilados sentimientos puros, de acciones prestas y constantes como brioso corcel de soluciones; miradas castas y pródigas manos, cargadas de amistad, sencillamente, ¡Gracias!
En fin, para ustedes, hermanos del mundo, los desconocidos y buenos, exitosos y solos; sabios-viejos que exhiben experiencia en sus sienes ya plateadas; los libres y soñadores, anónimas mujeres que salvan vidas inocentes. Para los que rescatan en las páginas de un libro poesía, mientras siembran en el jardín nuevos geranios; para los portadores de la paz y no la guerra, reciban en mis letras mi invaluable AMOR.