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Capítulo 1¿Qué es la bondad?

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La bondad se ve.

Heidi estaba intentando de salir del centro comercial. Sus dos bebés estaban cansados, hambrientos, llorando y tratando de escapar de su carreola. La puerta automática no funcionaba, y el viento azotaba la puerta con fuerza. Una mamá de mediana edad, sin niños que empujar, sostuvo la puerta mientras Heidi y sus hijos cruzaron por ella.

Coby van Rossum trabajó en Nigeria como enfermera, partera e instructora de salud de 1964 a 1987. A la edad de 60 años, la junta directiva de su organización misionera le pidió que se retirara. Pero ella no tenía deseos de dejar de trabajar. En lugar de eso, enfocó su energía en ayudar a los individuos discapacitados con los que había estado trabajando, y así nació Project Elim. En la actualidad, Elim sirve a más de mil individuos en un programa de rehabilitación comunitario. Los trabajadores de campo visitan las aldeas para encontrar personas discapacitadas física y mentalmente. Deciden un plan de tratamiento, que puede incluir cirugía, terapia física o terapia ocupacional. Pueden equipar a la persona con una silla de ruedas, zapatos especiales o cualquier otro aparato. Los familiares acompañan a la persona discapacitada durante su estancia lejos de casa. Finalmente, él o ella son entrenados para una ocupación que pueda desempeñarse en casa, en la comunidad o en Elim mismo. Elim tiene cincuenta empleados y recauda fondos por medio de un restaurante, una tienda, una panadería y una casa de huéspedes. En 1999, Elim añadió un programa de sida. Muchas personas discapacitadas que anteriormente fueron rechazadas ahora son ciudadanos que contribuyen con su comunidad.2

La maldad también sucede.

El 28 de agosto de 2001 una mujer de 28 años subió a la orilla de un puente de 50 metros de altura en Seattle, Washington. Algunas personas que pasaban en sus coches, camiones y autobuses le gritaban que saltara. Lo hizo. Después de aparecer repentinamente en la superficie, fue llevada al hospital en una condición grave.3

El 26 de abril de 2002, en Erfurt, Alemania, Robert Steinhauser abrió fuego en la escuela de la que había sido expulsado, matando a trece maestros, una secretaria, dos alumnos y un policía.4

La misericordia sucede en presencia de la falta de compasión.

El 11 de septiembre de 2001, cuatro aviones de pasajeros fueron convertidos en armas de destrucción masiva cuando el vuelo 11 de American Airlines y el vuelo 175 de United Airlines fueron estrellados contra las Torres Gemelas del World Trade Center; el vuelo 77 de American Airlines fue estrellado en el Pentágono y el vuelo 93 de United Airlines cayó en Pennsylvania. El número de víctimas fue de 3021.5Mientras los estadounidenses reaccionaban con dolor, asombro y horror, también fueron movidos a la acción. Voluntarios de cerca y de lejos convergieron en la ciudad de Nueva York para ayudar como pudieran. Rescataron a los sobrevivientes y sacaron a los muertos. Dieron agua a los rescatistas y a sus perros. Oraron a Dios y consolaron a extraños en su duelo. Donaron sangre. Donaron millones de dólares para organizaciones de atención a desastres. La gente de alrededor del mundo envió sus condolencias.

La bondad sucede cada día en pequeñas y grandes maneras a lo largo del mundo. Lo mismo que la maldad. Solo Dios lo ve todo, y solo Él conoce el saldo entre las dos.

¿Qué es la bondad? ¿Cómo se manifiesta? ¿Por qué ser bondadoso? ¿Por qué a algunas personas les sale por los poros y otras carecen incluso de una sombra de ella? ¿Qué motiva la bondad? ¿Se puede aprender o es un rasgo de personalidad intrínseco? ¿Qué tanto se aprende por ejemplo e instrucción? ¿Hay una edad ideal para aprender a ser bondadoso? ¿Qué tanto nos debería preocupar? ¿Es esencial o es extra? ¿Por qué no todos pueden ser amables?

Esas preguntas y más necesitan respuesta. Sus respuestas son múltiples. Comencemos por definir la bondad, y luego continuemos al observar cómo se manifiestan los diferentes grados de benignidad, y su importancia.

Definición

¿Qué es la bondad? El Diccionario de la Lengua Española la define como: “1. Cualidad de bueno. 2. Natural inclinación a hacer el bien. 3. Acciones buenas. 4. Blandura y apacibilidad de genio. 5. Amabilidad de una persona respecto a otra como fórmula de cortesía”.6Los sinónimos de bondad son compasión, benignidad, benevolencia, atención, piedad, consideración y servicio. Lo opuesto a la bondad es la maldad y la perversidad.7Al diseccionar estas definiciones, vemos que la bondad consta de dos partes: primero, los sentimientos de compasión y los motivos de nuestro corazón, y segundo, el comportamiento resultante que tiene el objetivo de mejorar la situación de otra persona. Así, la bondad incluye lo que está en el interior y que es invisible para los demás y lo que se exhibe y es visible para otros. El Nuevo Testamento se refiere a la primera como benignidad y a la segunda como bondad. Jerry Bridges explica que “la benignidad es el deseo sincero por la felicidad de los demás; la bondad son las acciones calculadas para hacer progresar esa felicidad”.8En este libro utilizaremos bondad y acciones o actos de bondad indistintamente, así como sus sinónimos. El contexto hará que el significado sea claro.

William J. Bennett describe la bondad como “una virtud que toma en serio la realidad de otras personas, su vida interior, sus emociones, así como sus circunstancias externas. Es una disposición activa hacia la comunión y el compartir; y hacia la comunión que da apoyo moral en angustia o en aflicción”.9La benignidad fluye del corazón y se enfoca en las necesidades de otro. Betty Huizenga dice que la gentileza es “demostrar atención y preocupación personal por satisfacer las necesidades de otros”. Ella enfatiza que esta es una actitud y una decisión consciente que requiere que la persona aplique un esfuerzo para actuar sobre esta actitud.10

Manifestación de la Bondad

La bondad se manifiesta en palabras, acciones y conducta no verbal. Una madre alegre sirviéndole la cena a su familia y preguntándoles por su día es una imagen de bondad. Ella pregunta: “¿Cómo te fue en tu prueba de matemáticas? ¿Jugaste con Josué? ¿El ejecutivo de ventas pasó a verte hoy? Sus acciones son bondadosas: acaricia un hombro, le sirve su la comida favorita a Marie porque es su cumpleaños y le ofrece una servilleta a Esteban cuando la necesita. Sus gestos no verbales son benignos: sonríe, escucha con atención al que está hablando y utiliza un tono de voz agradable.

Asistir a un campamento es algo que los adolescentes preferirían no tener que hacerlo solos. Les gusta el apoyo emocional de un compañero. Karen se sentía de esa manera también, pero ella no tenía compañera. Decidió enfrentarlo sola. En el viaje de ida en el autobús, fue una tranquila isla en un mar de ruido. Llevó sus maletas a su cabaña y se dirigió a las actividades inaugurales. En el camino se topó con Mónica que también iba caminando sola. Mónica se presentó y le pidió a Karen que la acompañara en los juegos. Solo unas cuantas palabras de aliento tranquilizaron a Karen y disolvieron sus preocupaciones. Proverbios 25:11 nos recuerda que “manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene”.

Las acciones bondadosas también pueden ser silenciosas. Cristina me contó de la ocasión en que desayunó waffles con un amigo que se quedó a dormir en su casa. En lugar de utilizar tenedor y cuchillo, el visitante simplemente tomó el waffle y se lo comió con las manos, con la miel de maple goteando por todos lados. La mamá de Israel es bastante propia y limpia, pero sobre todo es bondadosa. Cuando observó al visitante, procedió a comerse su waffle de la misma manera. Sus hijos adolescentes quedaron atónitos, pero el visitante se sintió bienvenido.

Una historia de compasión silenciosa aparece en la Biblia. Semy Jafet caminaron de espaldas para cubrir la desnudez de su padre Noé, en contraste con Cam que no miró para otro lado, ni cubrió a su padre, sino que le dijo a sus hermanos lo que vio. Proteger la dignidad de otra persona durante un momento de vergüenza es bondad.

Hay una cantidad infinita de maneras de demostrar gentileza a nuestros semejantes. Tenemos muchas oportunidades cada día. Si tenemos La enseñanza de bondad en nuestro corazón y otros factores pecaminosos o emociones no están opacando este principio, entonces nuestro comportamiento será sazonado con benignidad.

Diferentes grados

La bondad es un concepto amplio. La gente demuestra bondad en diferentes grados, desde actos pequeños casi imperceptibles, a acciones que toman toda una vida. Una persona realmente gentil muestra su amabilidad habitualmente, además de realizar actos de compasión intencionales. Él o ella demuestran interés y preocupación por los demás y sus necesidades e intereses. Una persona bondadosa no tiene favoritismos, sino que más bien respeta a cada individuo como un ser creado. Él o ella no son sarcásticos y no se alegrarán con la calamidad de otro.

No obstante, la persona considerada no es sosa. Es sincera incluso cuando puede ser doloroso, y se mantiene firme en los principios bíblicos incluso cuando sea impopular. El cristiano ama al Señor sobre todo, y la ley de Dios refleja a Dios mismo. Por lo tanto, la bondad se sujeta a la ley de Dios, manteniendo estándares de lo que está bien y lo que no. En esencia, la moralidad y la bondad van de la mano. El motivo más profundo de la compasión tiene sus raíces en la humildad y en la gratitud a Dios por Su maravilloso don de la salvación. Esta persona dice: “Dios me ha mostrado gentileza sin paralelo al perdonar mis pecados; seré benigno con los demás a cambio, sin importar si son amables o no conmigo”.

Incluso entre los que podríamos describir como realmente considerados, hay una diversidad increíble. Una abuelita en un pueblo de la pradera que veía un promedio de quince personas a la semana y Corrie ten Boom eran ambas bondadosas, pero la influencia de cada vida fue inmensamente distinta. Una persona verdaderamente bondadosa podría estar sumamente ocupada con las tareas de la vida, pero infunde gentileza a lo largo del camino a dondequiera que va, posiblemente permitiendo que otro conductor se pase a su carril o sonriéndole a un adolescente torpe, que busca a tientas y ciegas su dinero en la cola para pagar. Hay millones de individuos que dedican unas cuantas horas de cada semana a su caridad favorita, ya sea dirigir una tropa Scout, aconsejar en un centro de crisis de embarazo, enseñar en la Escuela Dominical o servir comida en un refugio para indigentes. Hay innumerables individuos, muchos de ellos ya retirados, quienes invierten la mayor parte de su tiempo como voluntarios en hospitales, construyendo casas para la organización Habitat for Humanity o sentándose en la cama de los moribundos en un asilo. También están aquellos que hacen que su trabajo sea cuidar de otros y mostrar compasión, sin importar que sea ser una enfermera tipo “ángel de misericordia” en el hospital local, el acomedido conserje de la escuela o el trabajador de la Cruz Roja en un país en guerra como Afganistán.

Hay una distinción entre la bondad como un rasgo de carácter y actos aislados de bondad, aunque la línea que los separa sea nebulosa. El primero es influyente, con un vínculo directo entre los motivos compasivos y las acciones bondadosas. El último es más esporádico, y las acciones de misericordia pueden estar o no ligadas con motivos gentiles. Incluso las personas crueles muestran consideración de vez en cuando. “Marielena” tiene problemas con todos los vecinos y es grosera con ellos, pero cuando sus amigas de jardinería pasan a verla, ella está llena de cálida simpatía.

Dentro de cada uno de nosotros yace un caleidoscopio de experiencias, recuerdos, habilidades sociales personales, motivos, rasgos de carácter, estados de ánimo, principios y sentimientos. Esos convergen en una gran variedad de comportamientos. Conductas idénticas pueden tener su raíz en motivos distintos en diferentes individuos. Pedro puede estar juntando hojas con el grupo de jóvenes porque se pone en el lugar de los ancianos que no pueden atender sus jardines, mientras que Pablo esta juntando hojas porque sus padres lo están obligando a hacerlo. El resultado es el mismo aunque el proceso de pensamiento no lo es.

Incluso en el mismo individuo, el motivo puede ser distinto de en una ocasión a otra. Cuando le dije a “Nancy” cuánto la admiraba por ayudar de manera constante a una viuda que era su amiga, ella dijo: “Algunas veces lo hago por que me intereso por ella y la amo porque Cristo me amó a mí, pero otras veces es solo el deber lo que me impulsa”.

Es posible que cada ingrediente: los motivos amables y las acciones compasivas, sucedan de manera independiente. Una persona podría tener bondad en su corazón, pero nadie se beneficiará de ella hasta que no actúe. Una persona totalmente introvertida o aislada podría ser bondadosa y no demostrarlo. No obstante, al parecer, si hay bondad en el corazón, esta se revelará aun y cuando el individuo no tenga la intención de ser bondadosa. “Hilda” más o menos así. Es extremadamente tímida, trabaja sumamente bien en el negocio familiar y nunca habla a menos que se le dirija la palabra. En ocasiones parece preocupada con su propio y pequeño mundo. Sin embargo, cuando alguien le habla con calidez, deja surgir la más dulce de las sonrisas, y cuando da un obsequio, es un regalo elaborado por ella misma con amor.

Por otro lado, uno podría realizar un acto de benignidad por una razón completamente egoísta. De todos los viajes de misiones que se han llevado a cabo, me pregunto cuántos jóvenes han ido solo porque estaban interesados en un miembro del sexo opuesto que también se inscribió para ir. Aunque el motivo no es puro, el comportamiento sigue siendo benéfico. Debo admitir que yo he hecho cosas similares. De hecho, es probable que hagamos esto más veces de las que tenemos el deseo de reconocer. De cualquier manera, el Señor utiliza estas experiencias de maneras misteriosas, como provocando que lo encontremos a lo largo del camino o que descubramos la alegría de servir a otros.

Existe la posibilidad de que la misericordia viva en los rincones internos del corazón de una persona pero que otros rasgos de carácter la opaquen. “James” es un joven lindo en casa y en el barrio, pero en la escuela desea tanto la atención de los demás que puede llegar a ser cruel con niños más jóvenes para ser aceptado por sus compañeros.

La conducta humana es como el mar, en constante movimiento, mezclándose y entrando en contacto con personas nuevas bajo condiciones distintas. Nuestras vidas son así defluidas. El grado en el que seamos gentiles es determinado por nuestras experiencias, nuestra personalidad y la manera en que hayamos sido instruidos por Dios y los demás.

¿Qué tan importante es la bondad?

¿Cuánta bondad necesitamos?¿Es esencial o es un extra en la vida? Diferentes personas le darían distintas respuestas a estas preguntas. Sin embargo, la mayoría estaría de acuerdo en esto: queremos que los demás sean bondadosos con nosotros. Jesús percibió este hilo común en el pensamiento humano cuando instruyó: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas 6:31). Seguir la Regla de Oro requiere que cada uno de nosotros comprendamos nuestro propio deseo de un trato bondadoso de parte de los demás, así como que estamos conscientes del deseo de nuestro prójimo por lo mismo. Luego, debemos asignarle tanto valor al deseo de nuestro prójimo como al nuestro. Pero pensamientos y comprensión no son suficientes: se requiere acción. La consideración se materializa cuando nos interesamos en los demás, cuando tenemos empatía por ellos, cuando nuestro deseo es que sus necesidades sean satisfechas, cuando su dolor se vuelve nuestro dolor y su carga la nuestra, cuando ponemos nuestros sentimientos en acción y metemos el hombro para llevar parte de su carga, y cuando su felicidad es estimulada por nuestro comportamiento.

La Regla de Oro se basa en los Diez Mandamientos. ¿Pero cuál de todos nos enseña que seamos bondadosos? Todos ellos lo hacen. Jesús nos instruyó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mateo 22:40). W. Phillip Seller señala que “a lo largo de las Escrituras el gran tema de la incesante benignidad de Dios pulsa como un poderoso latido. ‘Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia…’(Salmos 117:2), es un proverbio que nunca se apaga. Se repite gran número de veces como un recordatorio de que la misericordia, la compasión y la gentileza de Dios fluye libre y abundantemente hacia nosotros en ríos refrescantes cada día”.11Cuando la misericordia y la generosidad de Dios fluyen en nosotros, no podemos evitar pasársela a los demás. Como consecuencia, Dios identifica a la bondad como una característica muy importante de un cristiano. Colosenses 3:12 dice: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”.

La vida de Jesús, cuyo ejemplo debemos seguir, era todo un panorama de benignidad. Sanó a los enfermos, perdonó a los pecadores, levantó a los muertos, consoló a los necesitados y alimentó a los hambrientos. ¿Y a quién fue dirigida Su misericordia? No al rico, al orgulloso o al estimado por la sociedad, sino al pobre, al enfermo, a los rechazados, a los niños, a los locos, a las prostitutas, a los deformes, a los heridos, a los moribundos, a los pecadores. Y nos dijo que cuando ayudamos a los necesitados es como si le estuviéramos mostrando compasión a Él mismo.

Jesús no toleró a los que se aprovechaban de los menos privilegiados. Se enojó mucho con los cambistas que estafaban a los que iban al templo. Estaban contaminando la casa de Dios. Los echó fuera para traer de vuelta el honor de Dios a su casa. También hizo a un lado a los que estaban orgullosos de su propia rectitud; nuevamente la razón era que el hombre usurpaba la gloria de Dios. La suya fue una ira justa, y era por el bien de todos.

La bondad es fundamental en nuestra vida. Su ley debe ser escrita en nuestro corazón. Es una característica que no puede ser aislada a cierto aspecto de nuestra vida. “Hoy voy a ser bondadoso de 4:00 a 5:00 p.m.”, no funciona. Más bien, debe teñir todo lo que hacemos. Como gotas de colorante comestible en un vaso de agua, nuestras acciones deben estar teñidas de bondad.

¿Es importante la bondad? Todos estaríamos de acuerdo en que así es. Podemos ser más eficaces en lo que hacemos cuando asimilamos el principio de la benignidad. La vida familiar fluye con mayor suavidad acompañada de bondad. La escuela es más fácil con gentileza. Las muchas horas invertidas en el trabajo son más tranquilas cuando se les infunde consideración. Y las relaciones sociales florecen cuando son teñidas de amabilidad. Este es un propósito práctico para ser bondadoso, y nos ayudaría bastante. Pero en un nivel más profundo, cuando somos considerados porque Dios está obrando con su amor a través de nosotros, servimos a Dios y lo honramos.

La enseñanza de la bondad

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