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Introducción a la primera edición

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Al comenzar a escribir este libro, buscábamos varios objetivos que, ahora, al finalizar el trabajo, queremos hacer presentes en esta introducción. Tratábamos, en primer lugar, de resaltar el nombre y la obra de una mujer que ha realizado una tarea de gran significado en la segunda mitad del siglo XX. Los acontecimientos han ido muy deprisa en los últimos cincuenta años, y su nombre ha quedado casi olvidado en la memoria actual. Sin embargo, su trayectoria afecta tanto a la vida española como a la internacional, en el terreno concreto de la evolución del pensamiento religioso acerca de las mujeres. En el cambio radical que tuvo lugar entre 1950 y 1970, los años que duró la enorme esperanza que significó la apertura de la Iglesia al mundo moderno, apoyada en la teología del laicado, el ecumenismo y los derechos de la mujer, Pilar ocupó un lugar de excepción en ese impulso. Hay que recordar que ostentó los más altos cargos, nacionales e internacionales, de diversas organizaciones católicas, y que fue elegida como auditora en el concilio Vaticano II, en la primera ocasión en que la Iglesia católica abrió las puertas del aula conciliar a las mujeres.

El ámbito de la Iglesia católica es y ha sido un entorno históricamente difícil para ellas, pero Pilar puso su empeño en una tarea fundamental: la labor del reconocimiento de la igualdad de las mujeres como tarea de justicia, en la Iglesia católica y también en otras Iglesias cristianas, a través del diálogo ecuménico. Fueron años en los que la creatividad y la fuerza del pensamiento religioso hacían que fuese escuchado con admiración y respeto por todo el conjunto de la sociedad, y esos planteamientos, propugnados desde muy diferentes situaciones ideológicas, han logrado hoy ser la base fundamental del pensamiento sobre las mujeres, tanto en medios civiles como religiosos. Pero en los años cincuenta era una tarea de gigantes poner sobre el tapete el cambio de mentalidad que eso significaba.

No era fácil la tarea de reconstruir hoy la biografía de Pilar. Hacía ya años que había dejado sus responsabilidades, y las instituciones a las que perteneció no han sido muy cuidadosas con sus archivos. Por otro lado, escribir sobre la vida de una persona es siempre una tarea ardua. Hay que tratar de compaginar los datos puramente biográficos y personales, con los del contexto que rodea al personaje, datos externos de circunstancias históricas que jalonaron de manera importante su vida; pero, además, se hace necesario tratar de percibir las intenciones, deseos y frustraciones que fueron acompañando a esos acontecimientos en el transcurso del tiempo.

Por eso, nos reunimos para trabajar, de manera complementaria, Mary Salas, amiga y compañera de Pilar Bellosillo, testigo presencial de muchos de los acontecimientos y debates que se narran en el libro, cuyos recuerdos personales y conocimiento de la personalidad de Pilar son, en algunas ocasiones, la única fuente de información de que disponemos para la narración. Y Teresa Rodríguez de Lecea, historiadora del pensamiento español, especialmente el religioso, que podía contextualizar muchos de los acontecimientos, valorar actitudes y plantear preguntas desde una perspectiva menos entrañable y más objetiva, para enmarcar unas situaciones que, de otro modo, hubieran podido quedar en el terreno de los sentimientos.

Se ha realizado una cuidadosa labor de búsqueda de documentos que tratan de dar al libro el valor de documento histórico. Se ha podido disponer del archivo personal de Pilar que su hermana Carmen guarda en el domicilio familiar, y que ha proporcionado las mayores facilidades para su consulta, además de sus propios recuerdos personales y los de los hermanos y sobrinos que la conocieron. En la medida que ha sido posible, hemos revisado los archivos de la Acción Católica, nacional e internacional, de la UMOFC y la documentación y bibliografía que aparece en el último apartado de este libro. Para la búsqueda de los artículos escritos por Pilar, hubo que repasar colecciones de revistas de diferentes épocas, a veces de difícil acceso. También hemos acudido a los recuerdos de amigas y amigos, como Carmen Victory, Ángela Rosa de Silva, Mary Quereizaeta, Sagrario Ramírez, Pilar Desfilis, Mary Carmen Aldeanueva, Enrique Miret y Jesús López, además de Claire Delva, Joaquín Ruiz Giménez, Ramón Sugranyes o Ruth Epting, que han dejado constancia por escrito de esa amistad en documentos que aparecen publicados como homenaje personal.

También debemos nuestro agradecimiento a Carlos Giner, que leyó el manuscrito, haciendo una serie de observaciones y comentarios totalmente pertinentes, que han sido incorporados al texto.

Por último, hay que decir que la confección de este libro ha sido, con todo, una tarea muy grata. La personalidad de Pilar tiene rasgos entrañables, que se han pretendido resaltar. Fue una gran trabajadora, muy eficaz, con una fina inteligencia que sabía prever muchas de las dificultades que iban a aparecer. Pero su carácter unía la tenacidad a la discreción. Incluso en su correspondencia personal no aparecen sino mínimos indicios de los contratiempos y disgustos que tuvo en su tarea. Por ello, tanto sus logros como sus fracasos carecieron de la resonancia que les hubiera sido debida, siempre en aras de no herir susceptibilidades y no romper el hilo que permitiría retomar el punto donde se dejó. Que este libro sirva como homenaje a su persona, a su obra y a la de todas las personas que la acompañaron en esa lucha.

Mary Salas Larrazábal

Teresa Rodríguez de Lecea

Pilar Bellosillo

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