Читать книгу Tienda de Comestibles con Agujas - Max Marshall - Страница 5

Allí vivía un poco de erizo llamado Tyler. Ahora, Tyler no era su ordinario erizo. Mientras que la mayoría de los erizos pasó sus días de rodar en bolas apretadas o corriendo a través de la maleza, Tyler tenía un talento especial – fue un constructor.

Tyler diminutas patas eran expertos en el manejo de herramientas, y su afilada mente estaba llena de ideas de grandeza. Pero a diferencia de otros animales que soñaba con aventuras o riquezas, Tyler tuvo un sueño diferente por completo. Quería crear algo que beneficiaría a todas las criaturas del bosque – su propia tienda de alimentos!

Con un determinado brillo en sus ojos, Tyler hacer de su sueño una realidad. Se escurrió a través de la selva, la inspección de todos los rincones hasta que encontró el lugar perfecto – un claro bañado en sol moteada, ubicado entre los antiguos árboles de roble.

– Así es, – Tyler declaró, su voz llena de emoción.

– Aquí es donde voy a construir mi tienda!

Y así, con un frenesí de actividad, Tyler comenzó su trabajo. Recogió las ramas y las ramitas, piedras y musgo, la confección de los mismos, junto con una habilidad que contradecía su pequeña estatura. Pronto, una robusta estructura comenzó a tomar forma – una humilde morada que un día se casa el bosque de la recompensa.

Pero Tyler no se detuvo allí. Oh no! Él tenía grandes planes para su tienda. Se imaginó a los estantes llenos de frutas y frutos secos, verduras y semillas – una verdadera fiesta para todos los que vagaban por el bosque. Y sabía cómo hacer que suceda.

Con cada día que pasa, Tyler trabajado incansablemente, su determinación inquebrantable. Él cavó zanjas para riego, plantado las semillas para futuras cosechas, e incluso instalado paneles solares para alimentar su tienda de luces. Nada podría impedirle su objetivo – no ocasionalmente algún contratiempo o accidente.

Y como el sol se sumerge por debajo del horizonte, lanzando un cálido resplandor sobre el bosque, Tyler quedaron atrás y admiró su obra. Su tienda fue finalmente completar un testamento a su ingenio y perseverancia.

– Ahora, – Tyler susurró para sí mismo, una sonrisa jugando en sus labios, – vamos al bosque fiesta comience! —