Читать книгу Siempre Puedo Dejar de Beber - Max Marshall - Страница 6

En el centro de la ciudad, donde las luces de neón brillaba y las calles eran un hervidero de actividad, Mateo, el gato negro y su compinche del trabajo Tommy entró en el Barbo de la guarida. El acogedor bar se llenó de risas y charla, y el aire se llenó con el aroma de recién hecho bebidas.

Tommy, un elegante gato gris con una sonrisa amable, prefiere los jugos de frutas a la cerveza. Él creía en mantenerse saludable y cuidar de sí mismo, a diferencia de su ruidoso compañero Mateo, cuyo amor por la cerveza no conoció límites. Cuando se sentaron en una mesa, Tommy tomó un sorbo de su favorito de jugo de manzana, mientras que Mateo con avidez ordenó parte después de la porción de espuma de la cerveza.

Con cada vaso de cerveza que desapareció por su garganta, Mateo de sujeción del derretida, y pronto se encontró a sí mismo de pie sobre sus pies, torpemente bailando al son de la música en vivo que llenó el bar. Su espesa cola se balanceaba al compás, y los bigotes se arrugó con deleite como él se giró con un abandono imprudente.

Como la noche se acercaba al final, Mateo baile alegre se convirtió en una estridente canción, su voz haciendo eco a través de la barra mientras cantaba letras sin sentido con gusto. Sus travesuras sacó risas y levantó las cejas de otros clientes, pero Mateo estaba demasiado absorto en el momento de prestar atención a ella.

Sin embargo, no todo el mundo estaba asombrado por Mateo de la borrachera. Jackson, un corpulento perro de presa que sirve como un vigilante guardia de seguridad en la barra, tenía sus límites. Después de varias advertencias y un par de overkill, Jackson finalmente decidió que había tenido suficiente. El acaparamiento de Mateo fuertemente por el cuello, acompañó a la achispado gato a la puerta y suavemente le dio un codazo a él fuera en el aire fresco de la noche.

Cuando Mateo se topó con la acera, mareado, con cerveza y un torbellino de emociones, se dio cuenta de que tal vez su amor por la cerveza que le había conducido a equivocar. Pero en medio de las risas y el caos, una cosa era clara, la de Mateo y la de Tommy aventuras estaban lejos de terminar, y aún hubo más sorpresas que les esperan en una ciudad que nunca dormía.