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Capítulo 3: Atrapado en un tema de conversación de los peces

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Cuando el sol alcanzó su pico en el cielo, arrojando un resplandor cálido sobre el río, Adán, Thiago, y Matilda continuaron su expedición de pesca. Adam sharp ojos vio una muy irregular, y con un hábil movimiento de su ala, él la echó de su línea en el agua.

De repente, hubo un tirón de Adán de la línea, causando que éste se doble y se mecen. Con un triunfante graznar, Adam comenzó a tambalear en su captura, con ganas de ver lo que él había enganchado. Como los peces emergió del agua, Adán ojos se ampliaron con sorpresa.

– Wow, esto es una mentira! – exclamó Thiago, sus ojos brillantes por la emoción.

Pero antes de que Adam podría tirar el pescado en el cubo, se comenzó a hablar.

– Espere, por favor, no me puso allí! – se declaró el pescado en una sorprendentemente claro y articulado de voz.

Adam parpadeó en el asombro, sus plumas fruncido en la incredulidad.

– Hizo que los peces hablar? – él graznaban, convirtiendo a Thiago y Matilda para la confirmación.

Thiago y Matilda intercambiaron perplejo miradas antes de asintiendo con la cabeza en acuerdo.

– He oído demasiado, – dijo Thiago, su voz teñida de asombro.

El pez, cuyo nombre era Steve, continuó suplicando misericordia.

– Te prometo que significa que usted ningún daño, – dijo seriamente.

– Sólo quiero hablar.

Adán, todavía recuperándose de la conmoción de lo que se habla de pescado, con cuidado se acercó a Steve.

– ¿Qué quieres hablar? – él preguntó, su curiosidad se despertó.

Steve explicó que había sido concedido el don de la voz por un hechizo mágico y había pasado sus días nadando en el río, la observación de las criaturas que han vivido por encima de la superficie. Él siempre había deseado para conversar con ellos, pero nunca había tenido la oportunidad hasta ahora.

Intrigado por la historia de Steve, Adam decidió prescindir de él desde el cubo y en su lugar colocó suavemente de nuevo en el agua. – Eres bienvenido a nadar junto a nosotros y chat, – dijo Adam con una sonrisa amable.

Steve ojos se iluminaron con gratitud como él nadando en las profundidades del río, sus nuevos amigos, siguiéndole de cerca. Y como continuaron su expedición de pesca, Adán, Thiago, Matilda, y Steve compartieron historias y risas, agradecido por la inesperada amistad que había florecido en ese día soleado por el río.


Loro en un Viaje de Pesca

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