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Capítulo 5: el Juego de Cartas de Deseos
ОглавлениеEl sol empezó a ponerse en su deliciosa tarde por el río, Steve, el hablar de los peces, había un brillo travieso en sus ojos. – ¿Jugamos a un juego? – dijo, su voz llena de emoción.
Adán, Thiago, y Matilda se animó a la idea, con ganas de seguir su día lleno de diversión. – ¿Qué clase de juego? – preguntó Adam, su curiosidad se despertó.
Steve sonrió, revelando hileras de relucientes dientes.
– Vamos a jugar a las cartas de deseos! – exclamó.
– Quien pierde cada ronda tendrá a conceder un deseo para el ganador.
Los amigos intercambiaron miradas de diversiones, intrigado por la posibilidad de conceder deseos.
– Suena divertido! – Thiago intervino, su meneando la cola con entusiasmo.
Matilda, asintió con la cabeza, sus ojos brillando con anticipación.
– Lo hago! – ella declaró, con ganas de ver lo que desea ser concedida.
Con acuerdo unánime, los amigos se reunieron en un círculo en la orilla del río, cada uno con ganas de probar su suerte en el juego de los deseos. Steve producido una baraja de cartas de las profundidades del río, sus aletas brillantes en el desvanecimiento de la luz.
El juego comenzó, con el reparto de las cartas y las apuestas realizadas. La risa y la burla amistosa llenó el aire como los amigos compitieron el uno contra el otro, en la competitividad de los espíritus que les conduce hacia adelante.
Ronda tras ronda pasado, con fortunas cambiantes y deseos de ganar y concedido. Adán, Thiago, Matilda, y Steve se encontraron atrapados en la emoción del juego, su corazón de las carreras con anticipación.
Como la ronda final se acercaba al final, quedó claro que Thiago fue el vencedor final, su habilidad y suerte, inigualable por sus amigos. Con una triunfal sonrisa, miró a sus compañeros, listo para hacer su deseo.
Pero antes de Thiago pudiera pronunciar una palabra, Steve tenía un brillo travieso en sus ojos. – Ah, pero Thiago, – dijo con una sonrisa maliciosa, – hay una última vuelta de tuerca al juego.-
Los amigos se inclinó, sus picó la curiosidad.
– ¿Qué twist? – preguntó Adam, sus plumas alborotaba con anticipación.
Steve se rió entre dientes, su voz haciendo eco con la diversión.
– El perdedor de la ronda final debe tomar una zambullida en el río y ser sorprendido con una caña de pescar! – él declaró, sus aletas contracciones con emoción.
Con un coro de risas y de buen carácter protestas, Thiago accedió a regañadientes a los términos del juego. Con un dramático florecer, que se zambulló en el río con un chapoteo, de sus amigos, animándolo a partir de la orilla del río.